Buckingham esconde, se sabe. La historia da testimonio de ello. Y la cuestión de salud del Rey Carlos III se suma a esa agenda de temas sobre los que el Palacio habla poco y oculta mucho.
El rey no está bien. «Carlos empeora día a día. Aunque no se publican en ningún medio serio, corren rumores que el avance de su cáncer es imparable«, sostiene la reconocida periodista Pilar Eyre en un artículo de Lecturas (lecturas.com).
La preocupación es mucha, a pesar de que el monarca se empeña en demostrar lo contrario.
Así, estoico, el pasado lunes 27 de enero soportó el frío en el 80 aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau.
“Me comprometo a seguir con mis obligaciones el mayor tiempo posible”, juró al ascender al trono. Lo trata de cumplir a rajatabla, incluso a pesar del consejo de sus médicos.
Pero, como revela Eyre, las cosas no están bien. En este sentido, relató una anécdota: «Cuando el otro día le preguntaron en un acto ‘¿Cómo está?’, Carlos respondió con amargura, ‘todavía vivo'».
El actual rey recibió el diagnóstico a principios de 2024: tenía cáncer. Si bien con pocas precisiones, la noticia de inmediato dio la vuelta al mundo.
En aquel momento, su enfermedad coincidió, también, con el diagnóstico de Kate Middleton, su nuera, que se tuvo que atender por la misma enfermedad.
Pero a diferencia de lo que sucedió con la Princesa de Gales, de Carlos, se sabe aún menos: sólo que padece un cáncer agresivo y que seguirá sus cuidados en 2025.
«No sabemos aún el tipo de tumor que tiene ni cuál es su tratamiento concreto o su pronóstico, fuera de algunos partes muy poco comprometedores», detalla el artículo. Y, por supuesto, nunca se habló de remisión, como en el caso de Kate.
Tal como cuenta la experta en Casas Reales, en noviembre del 2024, durante el viaje que el esposo de la reina Camila hizo a Australia, los profesionales que cuidan su salud decidieron suspender once días el tratamiento, a pesar de que no estaban convencidos.
Como podía esperarse, «el resultado fue un retroceso en su estado que hizo saltar las alarmas», deja trascender Eyre.
En esta línea, Eyre compara la situación de Carlos III con la que vivió su abuelo, Jorge VI, padre de la reina Isabel II, para reforzar el hecho de que la Corona Británica prefiere “fingir que no pasa nada hasta el último momento”.
Sucede que pese a que Jorge VI tuvo un “cáncer muy agresivo” y murió pesando “50 kilos”, su fallecimiento se anunció de la siguiente manera: “El rey se acostó en perfecto estado de salud y murió de un infarto mientras dormía».
2024: un mal año para la monarquía británica
El 2024 fue un año plagado de problemas para la Casa Windsor. Es que además del duro diagnóstico que recibieron rey y Kate Middleton, los conflictos y las malas decisiones persiguieron al Príncipe Andrés.
Como si fuera poco, a esto se le sumó las constantes acciones legales que tomó Harry, el duque de Sussex, contra diferentes medios y que lo mantienen en portada.