20.3 C
Buenos Aires
jueves, febrero 6, 2025

La odisea de Antonio de la Rosa en el Polo Sur: «Me quedé tres días ciego»

Más Noticias

  • ROBERTO PALOMAR

Actualizado

Si hay alguien que no conoce los límites, ese es Antonio de la Rosa. El aventurero español volvió a hacer historia al completar en solitario los 1.200 km que separan la Bahía Hércules del Polo Sur Geográfico. Esquís, un trineo de 70 kilos y una voluntad de hierro fueron sus únicos compañeros en una travesía que lo puso al borde del agotamiento.

Un arranque salvaje

Desde el primer kilómetro, Antonio supo que no iba a ser fácil. Un ascenso inicial de más de 1.000 metros con un trineo cargado hasta arriba de provisiones le pasó factura, pero la Antártida tenía más pruebas para él: nieve profunda, temperaturas extremas y vientos de más de 50 km/h que convertían cada metro en una batalla. «El inicio fue especialmente duro, una verdadera prueba de resistencia desde el primer día», confiesa Antonio. «Tuve que ascender más de 1.000 metros de desnivel arrastrando un trineo de 70 kilos. Fue un golpe físico enorme». Pero no solo el peso fue un problema. Una acumulación de nieve inusual lo obligó a abrir huella constantemente con sus esquís, ralentizando su avance y aumentando el desgaste.

Completamente ciego

El momento más crítico llegó en plena tormenta y con una densa niebla que lo obligó a avanzar sin gafas de protección. ¿Consecuencia? Ceguera de las nieves. Tres días confinado en su tienda, completamente a oscuras y con la incertidumbre de si podría continuar. Pero Antonio no es de los que se rinden. «Cometí el error de seguir avanzando sin gafas de protección, y eso me pasó factura. Sentí una irritación brutal en los ojos, y al poco tiempo estaba completamente ciego«. Se trataba de fotoqueratitis, la temida «ceguera de las nieves», muy común también en las actividades de montaña.

Sentí una irritación brutal y al poco tiempo estaba ciego, sin poder hacer nada

Antonio de la Rosa, aventurero

«Me quedé tres días dentro de mi tienda, ciego, sin poder hacer nada. Pensé en pedir rescate. En algún momento llegué a creer que mi aventura terminaba allí«, confiesa. Pero la resistencia mental del aventurero volvió a marcar la diferencia. Gracias al asesoramiento de médicos especialistas consultados vía satélite y al uso de una crema antibiótica, pudo recuperarse y seguir adelante.

El expedicionario, aún con los ojos inflamados

El expedicionario, aún con los ojos inflamadosAntonio de la Rosa

Un infierno blanco que derrotó a otros expedicionarios

Si había dudas sobre la dureza de la expedición, los abandonos de grandes nombres del alpinismo lo confirmaron. La noruega Kristin Harila, récord mundial en los 14×8000, tuvo que retirarse. Lo mismo ocurrió con su compatriota Akteigland, que llegó con la ambición de batir el récord masculino, pero acabó rescatado. La Antártida no hace concesiones.

Salí a batir un récord pero no se dieron las condiciones y llevaba 10 kilos de peso que no utilicé

Antonio de la Rosa, aventurero

Antonio de la Rosa partió con un objetivo ambicioso: intentar batir el récord de 22 días establecido por el francés Vincent Colliard. «Salí a por ello, ya sabéis cómo soy. Los primeros cinco días llevaba un ritmo espectacular, pero la realidad es que para superar ese tiempo necesitas condiciones perfectas, y esta temporada fue durísima».

«Vincent tuvo suerte con la nieve y el viento, yo no. Además, cometí errores en la preparación, llevaba 10 kilos extra de equipo que no utilicé. Si las condiciones hubieran sido ideales, no habría estado lejos. Pero superar ese récord requiere una preparación extrema, un año perfecto y un poco de suerte».

30 kilómetros diarios y una llegada épica

Con jornadas de hasta 13 horas y picos de 45 km en un solo día, De la Rosa mantuvo un ritmo brutal. Finalmente, el 17 de enero, tras 39 días de una odisea que solo unos pocos en el mundo pueden completar, Antonio de la Rosa llegó al Polo Sur. Las condiciones no dieron tregua en toda la travesía. «Las tormentas antárticas son brutales. Vientos de 70 km/h, temperaturas de -45 °C con sensación térmica…». A esto se sumaban los sastruguis, formaciones de nieve y hielo que dificultaban aún más su avance. «Algunas crestas superaban el metro de altura. Esquivar esos obstáculos con un trineo de 70 kilos era un desafío constante». A pesar de todo, Antonio mantuvo un ritmo impresionante: «Mi objetivo era hacer 30 kilómetros diarios. Hubo días en los que llegué a 45 km, pero también jornadas en las que cada metro costaba una barbaridad».

De la Rosa aún no ha regresado. De hecho, justo en plena conversación, está a punto de embarcarse de nuevo a la Antártida para remar con un grupo de aventureros. Como si no hubiera tenido suficiente…

Redacción

Fuente: Leer artículo original

Desde Vive multimedio digital de comunicación y webs de ciudades claves de Argentina y el mundo; difundimos y potenciamos autores y otros medios indistintos de comunicación. Asimismo generamos nuestras propias creaciones e investigaciones periodísticas para el servicio de los lectores.

Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img

Te Puede Interesar...

Murieron dos de los heridos por la explosión de un gasoducto en Córdoba

Dos de las personas heridas como consecuencia de la explosión de un gasoducto en Villa María, Provincia de Córdoba,...
- Advertisement -spot_img

Más artículos como éste...

- Advertisement -spot_img