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miércoles, febrero 5, 2025

Piel de Lava y una escritura que sucede arriba del escenario

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Ella ofrece su personaje masculino con una sinceridad desconcertante. Pilar Gamboa crea a Carlos en sus particularidades como si investigara a todos los hombres con la espátula del drama y los reinventara. Entonces el público no puede evitar reírse como un modo de señalar su precisión y asimilarla. La risa es un aplauso sostenido y permanente. Ella abre el camino para que sus compañeras, que también construyen con eficacia a estos mineros amontonados en el tráiler de un yacimiento petrolífero, puedan hacer de esa masculinidad que ahora es apropiada por el cuerpo femenino, una zona a la que se accede sin esfuerzo. Si los actores suelen ir por el lado de la exageración al momento de asumir una caracterización femenina, Petróleo es una demostración de que la mujer, al tomar los movimientos y la voz de un hombre, lo hace con una sabiduría que, tal vez, se funda en esa capacidad de comprensión, en esa observación a la que durante tanto tiempo se vio obligada.

La obra que el grupo Piel de Lava estrenó en el año 2018 fue la culminación de la retrospectiva que Vivi Tellas programó en el Teatro Sarmiento. Un acierto con relación a su criterio como curadora ya que pudo percibir que el grupo estaba en un momento de pasaje hacia formas más complejas que continuaron tanto en la realización de la película La Flor, junto a Mariano Llinás como en la propuesta de Parlamento que actualmente tiene funciones en el teatro El Picadero.

Fue también el primer material que comenzó a partir de un texto y después se fue ampliando en el proceso de ensayos. Hasta ese momento el grupo Piel de Lava conformado por Pilar Gamboa, Laura Paredes, Elisa Carricajo y Valeria Correa producía sus obras íntegramente desde la actuación, la escritura surgía de las improvisaciones.

Cuatro en escena

Por supuesto que esta metodología sigue vigente en cada uno de sus materiales pero las primeras obras eran puramente actorales. En Colores Verdaderos (2003) Laura Paredes y Valeria Correa dirigieron a Pilar Gamboa y Elisa Carricajo hasta que se dieron cuenta que disfrutaban estar las cuatro en escena y así surgieron Neblina, Tren (2009) y Museo (2014) en la que Laura Fernández comenzó su colaboración en la dirección y la dramaturgia.

Piel de lava. Foto: archivo Clarín.Piel de lava. Foto: archivo Clarín.

Editorial Entropía reúne nuevamente este conjunto de textos, como ya lo había hecho en una edición del año 2015, pero ahora se suma Petróleo, la obra que le dio al grupo cierta masividad.

Poder acercarse a estos materiales en un libro, en un formato que no deja de aludir a su representación pero que en la lectura se convierte en otra experiencia, permite pensar la concepción de realismo del Grupo Piel de Lava.

En las cuatro primeras obras la impronta que generaba el ejercicio de la improvisación era palpable. Las actrices se conocieron en el taller de Alejandro Catalán y este director y actor, surgido en las clases de Ricardo Bartís (un espacio en el que también se formó Pilar Gamboa) es un artista que captura la noción de teatralidad emancipada del texto. Lo que construye la escena es el cuerpo de los actores y actrices.

El grupo Piel de Lava funciona como una interpretación y una apropiación de esa idea. Sus obras suceden arriba del escenario, la escritura surge de los cuerpos y de los modos de entenderse en escena.

En Museo la trama organizada en torno a una exposición compartía el espacio escénico con una pieza escultórica del grupo Mondongo, ese diálogo con otro colectivo perteneciente a las artes visuales permitía introducir un componente que se desarrolla aún más en Petróleo: La ficción teatral como un soporte para pensar las posibilidades de la actuación, del dispositivo teatral en sus condiciones de producción.

Parlamento de la compañía Piel de Lava, con Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes.Foto: archivo Clarín.Parlamento de la compañía Piel de Lava, con Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes.Foto: archivo Clarín.

Realismo social

Petróleo es una suerte de realismo social, de hecho no faltan las condiciones de opresión, la mirada del obrero que aquí se multiplica porque no responde a un a priori sino a una noción que se funda en la práctica. Las diferentes posiciones que cada uno asume frente a los conflictos inmediatos demuestran cierta vacilación al momento de reconocerse como una comunidad de trabajadores.

Pero al decidir que estas cuatro mujeres habiten la escena desde una masculinidad sobre la que se experimenta y discute, el género sobresale como la materia política por excelencia de esta época. Como esa zona que ha ganado una manera nueva de abordar tanto los problemas sindicales, las desigualdades de clase, como una estética en los hábitos que ya no puede entenderse desde los límites sino desde la ambigüedad.

Valeria Correa, Pilar Gamboa, Laura Paredes y Elisa Carricajo integrantes del grupo Valeria Correa, Pilar Gamboa, Laura Paredes y Elisa Carricajo integrantes del grupo «Piel Lava». Foto Guillermo Rodriguez Adami

Este procedimiento desplaza a la obra de un realismo mimético para darle un protagonismo a la actuación. Lo fundamental es que estas cuatro mujeres proponen pensar los géneros desde la acción y no desde una aseveración declamativa. Hacer de lo masculino un efecto de la actuación implica mostrar la construcción, volver extraño un comportamiento normalizado.

La experiencia ensambla la empatía y la posibilidad de distanciarse, de señalar la hechura de aquello que se acepta como masculino. La humanidad que las actrices producen en su trabajo solo podría lograrse desde esa valoración por los detalles que es el sostén ideológico de su dramaturgia.

En el texto impreso este dato funciona como el recuerdo de una representación que el lector pudo o no ver. La dramaturgia habla de una escritura inconclusa que debe completarse en escena, esto no impide que la publicación de obras teatrales despierte interés en un lector no profesional, capaz de redescubrir y acercarse al material de una forma más detallada o de realizar el ejercicio de ver y leer la obra como una manera de entender el armado de una puesta en escena.

Pero hay otro motivo por el que las obras de teatro se publican y es para alentar nuevas versiones, algo que en este caso parece imposible. Las obras del grupo Piel de Lava son impensables sin ellas. Esta certeza no clausura la posibilidad de que otras actrices (o actores) se animen a llevarlas a escena pero, tal vez, la opción más práctica sería tomar estos textos como materiales de entrenamiento y de estudio para ejercitarse en la trama de una escritura compartida.

Redacción

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