Los incendios forestales que se desataron sobre distintas zonas de la Patagonia desde mediados de diciembre del año pasado ya han arrasado con casi 20.000 hectáreas, según informaron desde el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SMNF). Estos focos ignífugos se distribuyen en las provincias de Chubut, Neuquén y Río Negro, siendo, actualmente, el más extenso el que afecta al Parque Nacional Nahuel Huapi, al sur de la ciudad de San Carlos de Bariloche.
El incendio más reciente se inició el pasado jueves 30 de enero en El Bolsón y ha avanzado tan furioso como velozmente como consecuencia de las intensas ráfagas de viento que azotan al lugar. Puntualmente, se originó en Los Manzanos, dentro del Parque Nahuel Huapi, presuntamente por un rayo que cayó durante una tormenta. La zona afectada es de muy difícil acceso por su densa vegetación, lo que complica enormemente las tareas de extinción por parte de bomberos voluntarios, brigadistas y expertos en el combate contra el fuego.
Incendios forestales: el fuego no se detiene
Según datos oficiale vertidos por el Comité de Emergencia, hasta las últimas horas de ayer, lunes 3 de febrero de 2025, ya habían sido consumidas por el fuego unas 10.000 hectáreas en Los Manzanos, dejando, además, el saldo de una persona fallecida, mientras que en el Cerro Santa Rita los incendios arrasaron con más de 700 hectáreas, y en El Bolsón se estima que ya son 2.723 las hectáreas afectadas por el avance del fuego.
Además. el fuego aún sigue activo en las zonas de El Manso Inferior, Hess y Lago Roca. Si bien las escasas y débiles lluvias que tuvieron lugar en el día de ayer y el descenso de las temperaturas han sido una leve ayuda, las condiciones aún no son suficientes para poder extinguir por completo el fuego desatado en esos lugares.
Al respecto, según el portal Meteored mientras para hoy, martes 4 de febrero, se espera que el clima sea favorable, con temperaturas moderadas y vientos leves, en tanto que, para mañana, miércoles 5 de febrero, podrían registrarse algunas lluvias en El Bolsón, lo cual sería muy alentador y positivo para el control del fuego. Sin embargo, la posibilidad de ráfagas de viento de hasta 70 km/h podrían complicar las tareas y dificultar el monitoreo de los focos activos.