Con mucha complicidad y mucha risa, Claribel Medina y Gabriel Sari recuerdan escenas de Tom, Dick y Harry, la comedia en la que Mariano Martínez, Bicho Gómez y Yayo Guridi interpretan a tres hermanos y donde cada noche, aseguran, “el público pasa de la risa a la carcajada”. Un vodevil que sobresale, como destaca Medina, “por la química entre sus protagonistas”.
La obra se presenta, hasta el 4 de marzo, de martes a domingos a las 22:00 en el Teatro América (Luro y Corrientes) y cuenta con la dirección de Nicolás Cabré: “Es un gran director, es conocedor de lo que le pasa al actor, y es muy calmo para expresar lo que quiere y da mucha tranquilidad. Viene con un camino tremendo como director”, asegura Medina en diálogo con El Marplatense.
Las actrices pasaron unos minutos por el renovado Teatro Tronador y quedaron impactadas. “Lo amamos. Yo lo conocía de antes, y la verdad que es alucinante lo que han hecho. Es un orgullo tremendo. Para Mar del Plata y para el país. Se concentraron en que sea un teatro como el Colón, el San Martín, como para que sea un teatro nacional”, destaca la actriz puertorriqueña.
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Las intérpretes se mostraron satisfechas con la recepción que tuvo la obra y especialmente con las nominaciones al Estrella de Mar. “Estamos felices, con todas las nominaciones. Fue la obra más nominada, la más premiada. Y tuvimos el lujo de las dos estar nominadas y la verdad que ya que gane la obra como Mejor Comedia es como total. Esperamos que nos vaya bien, que sea una gran temporada, pero superó nuestras expectativas”, asegura Sari.
Algo que para Medina no es menor, claro: “Uno cuando hace una obra no está pensando en una nominación. Sabemos del Estrellas de Mar y que son importantes. Pero eso no está en la cabeza porque no es el fin. Pero cuando llega esa caricia es maravilloso porque le pone la corona al producto que hiciste”.
-Vos reemplazaste a María Valenzuela, ¿qué le sumaste al personaje?
(Claribel Medina). No sabía lo que le podía aportar a mi personaje, porque cuando agarrás un toro (como decimos los actores), tenés que darle la tranquilidad a los que están en escena, darle ese ritmo, darle el tiempo que el personaje necesita. Tenía que darle una estructura de mucha seriedad y de ahí imponer un poco de miedo de alguna manera. Esas eran las características del personaje, con un grado de locura que cuando lo interiorizo le doy otras improntas, y lo llevo a un personaje que es estricto con ese grado de locura un poco mayor.
(Gabriela Sari). Yo trabajé con ella en Con amor a vos, así que sabía que venía Claribel a hacer unas grandiosas locuras. Le dio como un refresh y eso es diferente que cada uno le pone.
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-¿Y vos cómo te llevaste con el cambio de personaje dentro de la obra?
(GS). Uno está muy nervioso porque estás dos años escuchando un tono, y que después venga otra actriz con otro tono, otras maneras, hay mucha presión. En el primer ensayo que hicimos en Mar del Plata, Nico Cabré dijo “estás bárbara, te voy a marcar algunas cositas porque quiero que te ganes un premio”. Y cuando me nominaron pensé que tenía la bola mágica. La verdad que me tomó por sorpresa que me hayan nominado.
(CM). Ella no lo va a decir, pero es un personaje muy difícil, porque tiene cierta tranquilidad al principio que ella le da a su marido y los nervios del propio personaje se los va comiendo de a poquito. Esos nervios se convierten en el principal enemigo en el trayecto de la obra. Y lo que logró es que ella va con esa tranquilidad y que esos nervios, que al final de la obra tiene un crescendo y es desopilante.
En medio de la entrevista, Gabriel Sari recuerda una escena entre Yayo y Claribel Medina, donde el actor se tienta y no puede seguir hablando. “Son permisos que me tomé para improvisar unos bailes”, cuenta la actriz puertorriqueña sobre esos momentos en los que sorprende a su compañero sobre las tablas del Teatro América.
–¿Hay lugar para la improvisación o todo está ajustado desde el texto?
(CM). Cuando hacés una obra mucho tiempo, también te pasa que conocés el personaje y te da ese lugar a improvisar un poquito dentro del contexto de la obra. Lo que uno improvisa está como manejado por lo que ya el actor conoce del personaje. Esa improvisación que se permite es una reacción nueva del personaje.
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–¿Cómo es el trabajo con los tres protagonistas, que además tienen como estilos cómicos diferentes?
(GS). Ellos se adaptan a nosotras. A veces llegamos y les pateamos la puerta del camarín. Somos molestas (risas). La verdad que son divinos, son súper tranquis, tienen una complicidad entre ellos y en el grupo. Eso hace que la obra tenga esa mística, esa cofradía. Al principio decía “estos tres hermanos no me los puedo imaginar” y cuando los escuchás interactuar y los ves, wow, sí te los creés.
(CM). Vienen de palos distintos, pero hay magia entre los tres.
–¿Qué piensan que distingue a Tom, Dick y Harry de otros vodeviles?
(CM). El vodevil tiene elementos que se repiten en todos los vodeviles: la confusión de las puertas, de las mentiras, los equívocos y el timing exacto en el que entran los otros personajes. No hay nada distinto. El tema es qué le propone un autor o un actor. En este caso lo que tiene de inherente es la hermandad que lograron Yayo, Bicho y Mariano Martínez. Que vos comprás que son tres hermanos y que la mentira y el equívoco que nace entre ellos tres, se juega entre ellos tres. Los demás nos sumamos. Pero la magia de este espectáculo está entre esos tres hermanos.