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jueves, febrero 13, 2025

Julio Verne, el escritor que soñó el siglo XX

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Por Daniel Artola

El comentario es recurrente pero insoslayable: Julio Verne anticipó el siglo XX desde su mirada ubicada en la segunda mitad del siglo XIX. Su curiosidad desbordada lo llevó a investigar y estudiar sobre geografía, química, física. Si le sumamos su desbordante imaginación estamos delante de uno de los hombres más destacados de la humanidad.

Esa cualidad de anticiparse a los grandes inventos que vendrían más adelante en el hilo de la historia fue rebajada por el propio Verne. El autor de “La vuelta al mundo en 80 días” afirmaba que sus historias premonitorias se sustentaban en la información del momento. Porque Verne fue un gran lector de revistas científicas y de periódicos, en su mayoría norteamericanos. Según el filósofo, el escritor se interesó mucho en la Guerra de la Sesesión estadounidense, que fue la plataforma de prueba de inventos como el submarino. “Ahí no hubo fantasía”, acota, pero Verne proyectó con acierto desarrollos de esos aparatos y hasta sirvió de inspiración para la creación de un modelo de cañón o la forma de propulsión de un cohete esbozada en “De la Tierra a la Luna”. Además, el escritor utilizó las fórmulas de cálculo para determinar que el mejor lugar para lanzar su “nave espacial” era La Florida, Estados Unidos, como sucedió un siglo después.

El agua, la tierra, y el aire fueron los elementos que utilizó el novelista para basar sus historias plagadas de aventuras, personajes inolvidables y observaciones científicas adelantadas a su tiempo. Para algunos Verne fue el mejor difusor de la geografía con los planos que acompañaban sus libros y esa idea del movimiento tan propia del siglo XIX. Para el profesor en filosofía y comunicador colombiano Memo Ájel “la persona que no quiera ser boba debe leer a Verne”. En ese sentido subraya que meterse en su mundo sirve para aprender a hacer preguntas. “Las respuestas pueden ser cuestionadas, pero nadie cuestiona las preguntas”, afirma Ájel.

Julio Verne fue un escritor muy popular, y es el segundo más traducido luego de Ágatha Christie, pero siempre sufrió el ninguneo de la elite literaria de la Academia Francesa. Lamentó que no haya sido invitado a ingresar como miembro de la institución. “Se lo quiso rebajar a un escritor juvenil, pero es mucho más que eso”. Según Ájel, Verne es el tributario de tres siglos de evolución de la humanidad. “El siglo XVII es el lugar de la razón, el siglo XVIII, de la química y el siglo XIX es el momento de la geografía y los viajes”, ejemplifica.

En términos literarios El Quijote de Cervantes cierra el tiempo de la superstición y con las obras de Verne se pone en marcha la búsqueda de la razón, de la explicación del mundo sustentada en la ciencia, pero con pluma de un apasionado novelista.

Una vida difícil

Julio Verne estudió abogacía por mandato familiar,se casó con Honorine Hebe du Fraysse de Viane, pero su matrimonio fue infeliz. Tuvo un hijo, llamado Michel, y el vínculo fue complicado. Para colmo, un sobrino lo atacó con un arma de fuero y el disparo le dejó una renguera para siempre. Este episodio violento afectó su ánimo, pero nunca dejó de escribir. Y tampoco de viajar. Esos lugares le sirvieron como escenario de sus novelas, aunque también escribió sobre sitios que nunca había conocido con un detalle para el asombro.

El autor de “La vuelta al mundo en 80 días” (¿se anticipó a la globalización?) falleció en la ciudad francesa de Amiens el 24 de marzo de 1905, con su salud deteriorada. Su ánimo había quedado maltrecho tras la muerte de su madre y de su editor Pierre- Jules Hetzel. Se recuerda que el dueño de la editorial rechazó el borrador de “Paris en el siglo XX” , de 1863,  por considerarla demasiado pesimista. El libro hablaba de un hombre rodeado de rascacielos, trenes de alta velocidad, y una red de comunicaciones (¿internet?) que no puede ser feliz. Según los biógrafos, Verne pasó de un entusiasmo juvenil por ciencia en el desarrollo de descubrimiento para el bien del hombre a un cierto escepticismo o desencanto con el paso del tiempo.

La Argentina en una novela

Tras la muerte del autor francés, su hijo publicó novelas que habían quedado en los cajones. En algunos casos las terminó para que fueran publicada. Entre esos títulos apareció “El faro del fin del mundo”. La novela, de 1901, trascurre en la Isla de los Estados, en la Patagonia argentina, por donde viven piratas que ven amenazada su seguridad con la instalación de un faro y la llegada de tres cuidadores.

“Leer a Verne es una forma de enfrenta a la sociedad autista que quiere el sistema”, concluye Ánjel.

Redacción

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