20.6 C
Buenos Aires
martes, febrero 11, 2025

Murió Mario Margulis, el gran sociólogo experto en juventud, cultura de la noche y amistad

Más Noticias

“Y sí, también sí… más seguía siempre la muerte, solo que cocinada, o hecha escudo, o hecha yelmo o hecha pétalos de ala por encima de las vinchas… Una ofensiva más jugada o más sesgada, era, pues, la novedad de esos honores?”. El verso es del poeta entrerriano Juan L. Ortiz y estaba marcado en el ejemplar de una amiga escritora con la que me encontré justo después de enterarme de que había muerto Mario Margulis, mi profe, mi mentor y mi amigo más grande. A sus 92 años la novedad fue su muerte, siempre inoportuna, pero no sus honores. Margulis fue Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires, investigador del Instituto Gino Germani y titular de la Cátedra Sociología de la Cultura de la Carrera de Sociología en la Facultad de Ciencias Sociales, de la que también fue el Decano reorganizador, con el regreso de la democracia.

Mario Margulis fue titular de la Cátedra Sociología de la Cultura de la Carrera de Sociología de la UBA. Mario Margulis fue titular de la Cátedra Sociología de la Cultura de la Carrera de Sociología de la UBA.

Mario había estado exiliado junto a su familia en tierras mexicanas, donde trabajó en el Instituto Nacional de Antropología e Historia y en el Colegio de México. Cuando volvió a Argentina se lanzó a un proyecto académico sin antecedentes en el país: fundar una sociología de la cultura que conversara con otras disciplinas como la antropología y la semiología. Sus libros La cultura de la noche; La segregación negada o La juventud es más que una palabra (en los que también participaron sus equipos de investigación), entre tantos otros, formaron a varias generaciones y siguen siendo bibliografía obligatoria en más de una casa de estudios.

Mario Margulis y su amada familia: Elfi, su esposa; las hijas Ana y Paula, su yerno Ángel y los nietos Julieta y Matías.Mario Margulis y su amada familia: Elfi, su esposa; las hijas Ana y Paula, su yerno Ángel y los nietos Julieta y Matías.

En 2010, a sus 77 años, publicó su último libro como único autor titulado Sociología de la Cultura: conceptos y problemas, que un poco escribió a pedido de los miembros de su cátedra, que insistimos en que dejara por escrito algunas ideas que solo había volcado en sus clases. Margulis nunca tuvo ansiedad por publicar. Marcelo Urresti, su discípulo, coautor de muchos de sus artículos y actual titular de Sociología de la Cultura en la UBA, escribió un texto preciso y precioso que circuló en la facultad a propósito de la muerte de Margulis, donde lo relata así: “Como le gustaba recordar a Mario en conversaciones informales (en las que hablaba de los 60) las aulas, la vida política de la facultad, favorecía la acción, el debate estratégico y una agenda donde se leía para clarificar la actividad política. Unas ciencias sociales comprometidas con la realidad histórica se alejaban de las formas escolares de la escritura y la publicación”.

Sociología de la cultura Mario MargulisSociología de la cultura Mario Margulis

Comencé como ayudante de su materia en 2002, cuando todavía era estudiante. Más de veinte años después sigo siendo parte de esa cátedra por la que pasaron infinidad de alumnos pero me recuerdo del otro lado, fumando en algún pupitre de la primera fila tomando apuntes en los teóricos de Margulis, de una generosidad apabullante. Pocos profesores tenían vínculos tan horizontales con las generaciones más jóvenes. Aunque uno tuviera 20 años y él una carrera enorme que lo precedía, Mario te escuchaba. Permitía el disenso, la repregunta, el debate honesto. Su vida estaba en las aulas, en el instituto de investigación, en los pasillos de la facultad (su casa, estratégicamente, quedaba a dos cuadras) y no hubo congreso, manifestación o evento en el que no te lo cruzaras: parecía estar en todas partes. Tenía una inquietud inagotable por estar al tanto de lo nuevo, por las subculturas juveniles, por lo que los jóvenes traían como verdades reveladas.

La cultura de la noche Mario MargulisLa cultura de la noche Mario Margulis

Con lo único que no transó fue con el celular. A Mario se lo llamaba a su teléfono de línea -el único número que me sé de memoria- y nunca se hablaba “un ratito”. Nuestras conversaciones duraban como mínimo una hora porque siempre había algo más para comentar, una novela que nos había gustado a ambos,un nuevo pensador de moda al que considerar un chanta, un chisme de la facultad, un tema sobre el que él estaba leyendo porque quería escribir al respecto. Como todos los lectores que se precien, nos prestamos libros que nunca nos devolvimos ni reclamamos. Él se quedó con varios de mi biblioteca de Andrea Camilleri (era fan de su comisario Montalbano) y yo con su Vida y destino de Vasili Grossman y alguno de Antonio Gramsci, que intuyo tenía repetido. También hubo regalos manifiestos que atesoro, como Modernidad y Holocausto de Zygmunt Bauman, que releí años más tarde de nuevo con él como profe de un seminario de doctorado.

Por él leí por primera vez a autores como Primo Levi, Mijaíl Bajtín, Carlo Ginzburg y por supuesto a Pierre Bourdieu, cuya obra llegó gracias a Margulis a las aulas argentinas, con quien después se animaría a discutir en varios de sus textos.

Pierre Bourdieu en Barcelona,30-3-2000. EFE/Julian MartinPierre Bourdieu en Barcelona,30-3-2000. EFE/Julian Martin

Como director de mi tesis doctoral, además de sus ideas, su rigurosidad y su lectura hiper atenta, me legó un modo de corregir que aún hoy conservo con quienes ahora me toca dirigir: marcar en rojo lo que se sugiere sacar y en azul lo que conviene agregar. Parece una tontería, pero es parte de un espíritu didáctico que también fue su legado: nunca tachar ni borrar lo que dice el otro sino oficiar de guía, sin anteponer la autoridad a las ideas.

Juventud, cultura, sexualidad Mario MargulisJuventud, cultura, sexualidad Mario Margulis

Además de aspectos del feminismo que yo defendía de manera encendida y él trataba de encajar con esfuerzo generacional e hidalguía, quizás nuestras discusiones más apasionadas fueron por un personaje que nada tenía que ver con lo académico: Martín Palermo, mi mayor ídolo del fútbol, que pese a ser el máximo goleador de Boca, él seguía considerando un “pata dura”. Margulis fue un bostero de ley, de los que recuerdan formaciones de décadas pasadas y putean a directores técnicos de poco coraje. Durante años fui a ver los partidos a su casa junto a uno de sus mejores amigos, Emilio Cafassi. Elfi, compañera de Mario de toda la vida, nos recibía con empanadas caseras y chocolates de su autoría. Cariñoso pero siempre comedido, yo aprovechaba los goles de Boca para abrazarlo, para celebrar con una excusa lo mucho que lo quería. Cada vez que iba a la Bombonera y volvía con un canto nuevo de la hinchada, se lo cantaba a voz en cuello y su mirada incrédula terminaba en risotada. El humor siempre lo acompañaba.

Carlo Ginzburg en Buenos Aires. Foto: Guillermo Rodríguez Adami Carlo Ginzburg en Buenos Aires. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

Mario fue un intelectual enorme, un marxista crítico que formó a un sinnúmero de alumnos, profesores e investigadores, un escritor que, a diferencia de muchos, no necesitó hacerse el críptico porque su vocación docente estuvo por encima de cualquier rebusque de estilo. Lo único que detestaba de la vida académica eran los formularios cada vez más burocráticos que le hacía completar el Conicet.

Margulis a fines del siglo XX.Margulis a fines del siglo XX.

En nuestra última conversación hablamos del libro El informe de Remedios Zafra y bromeamos con que alguna vez teníamos que entregar un proyecto de investigación parecido al que propone la académica española, que dijera algo así como “Voy a leer mucho, pensar, hacer entrevistas, discutir con colegas y escribir. Fin”. Lo que no llegué a contarle es que el cuatrimestre pasado, un alumno me entregó un trabajo en el que citaba un texto suyo apócrifo, que fue mi confirmación de que había sido escrito con demasiada ayuda de la inteligencia artificial. Hacia el final de su vida, hasta la IA inventaba textos en su nombre. Creo que le hubiera hecho gracia.

Eugenia Zicavo es Doctora en Ciencias Sociales. Socióloga. Periodista. Docente e investigadora en la (UBA y en UNTREF. Conduce el programa de televisión Bibliómanos por TV Pública y el ciclo radial Marcar como Leído por Futurock. Es autora, entre otros, del libro de Este Boca es mío.


Sobre la firma

Eugenia Zicavo

Bio completa

Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas especializados

QUIERO RECIBIRLO

Newsletter Clarin

Redacción

Fuente: Leer artículo original

Desde Vive multimedio digital de comunicación y webs de ciudades claves de Argentina y el mundo; difundimos y potenciamos autores y otros medios indistintos de comunicación. Asimismo generamos nuestras propias creaciones e investigaciones periodísticas para el servicio de los lectores.

Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img

Te Puede Interesar...

Un empresario cordobés murió tras ser atropellado por un auto en Miami

Gonzalo Torres Ragot, un empresario cordobés que desde el año 2020 vivía en Miami, murió tras ser atropellado por...
- Advertisement -spot_img

Más artículos como éste...

- Advertisement -spot_img