“El 16 de diciembre estaba abriendo un negocio nuevo. Como en todo proyecto me gusta estar a la par de las chicas que trabajan conmigo, levanté un cajón y sentí algo raro. Pensé que no era nada porque justo hace un año me había hecho las lolas. Al otro día le conté a mis allegados y todos me mandaron a hacerme los estudios”. De esa forma Pitty La Numeróloga se remonta al día en el que comenzó a descubrir que tenía cáncer de mama, su segunda batalla contra esta enfermedad ya que en 2023 le extrajeron el útero.
La escena, aquel día en los días previos a las Fiestas, continuó de la siguiente forma: “Llamé a mi ginecóloga y rápidamente fui a un centro. En un circuito de dos horas tenía una batería de estudios. Esto fue un viernes. El lunes me tocó la biopsia. Cuando me la hacían, las enfermeras me abrazaban. Yo no entendía nada. ¿Cómo me abrazan por un simple estudio? Ahí me preguntaron si tengo un mastólogo. Hasta me pareció una falta de respeto”.
“Llegué a casa, me cambié y quise retomar mi agenda. Solo pasó una hora y media desde que salí del sanatorio, cuando me sonó el teléfono: habían encontrado algo que no era bueno. ‘Lamento decírtelo por teléfono’, fue la frase”, rememora en una cálida y extensa charla con Revista GENTE.
-¿Cómo reaccionaste?
-Estaba en la calle. Me puse a llorar como loca contra un poste de luz. Ese momento se me vino el mundo abajo. Nunca fumé, no me drogué, nunca pasé por una situación extrema, me cuido, entreno y como sano. Tengo un gran cambio interno de limpieza y transformación de los últimos años. Por eso fue un shock.
-Sumado a que todo fue de un día a otro.
-Sí. A los pocos días ya me estaban operando. Me sacaron dos tumores. Uno era más complicado que el otro. Luego empecé un circuito de quimioterapia. Obvio que es un protocolo opcional. Yo decidí hacerlo porque en mis pensamientos están mis chicos. Cuando uno se enferma, a la enfermedad hay que enfrentarla como a un enemigo. Y uno tiene que conectar para saber dónde está la raíz y combatir ahí.
-¿Y vos conectaste?
-Todavía siento que es una canción que escucho por detrás y que me hace ruido todo el tiempo. No soy la misma persona del 16 de diciembre y no soy la misma persona que hace tres días. Para mí la enfermedad era una hace tres días, pero hoy es otra porque ya pasé la primera quimio y fueron un infierno esos tres días en una cama sin poder levantarme. Sentía que las piernas me temblaban, no me paraba la diarrea, se me trababa la lengua al hablar y tenía muchos miedos. Es la famosa película de terror, pero es un proceso que necesitás. Siento que estoy prestando el cuerpo.
-¿Qué otras sensaciones experimentaste?
-Tengo el defecto de ser una negadora serial y sentir que esto no me pertenece. Algo está pasando en mí. Camino por la calle y veo doble o escucho cosas. Cuando era niña mis papás me llevaban a médicos porque escuchaba cosas y sentía cosas. Ahora eso me pasa de forma exagerada.
-¿Sos de las que se pregunta “por qué”?
-Obvio. En el médico empecé a gritar como una loca. Le dije que hice todo bien, que no podía creer lo que me pasaba. Después de tantos años de llevar a papá a diálisis, pensé que iba a poder ser feliz. Pero después me di cuenta de que en la vida uno todo el tiempo está en aprendizaje. Empecé un período de introspección para saber por qué. Si tengo que hacer una cuenta de mi vida, todo fue bueno. Desde las cosas que me costaron, y me hicieron crecer hasta todo lo que me gané. Estos días para mí son cruciales. Lo que experimento me hace ponerme en un lugar en el que me tengo que replantear a dónde va mi vida.
-¿Tenés claro hacia dónde?
-Al menos sí, que esto es lo último que se va de la vieja Pitty. Todavía tengo mucho para revisar. Es la vida misma que te lleva desde la risa al llanto. Hoy me pongo en un lugar intermedio en el que voy a buscar sortear esto para que mis seres queridos puedan entender lo que me pasó y seguir adelante.
-¿Cómo fue contárselo a tus hijos?
-Siempre fui con la verdad. Ellos tienen otra cabeza y otra mirada de las cosas. No les importa una mamá pelada. Me enseñan a ser mejor persona. Tengo tres hijos, dos de mi panza y uno de mi corazón, y una compañera de vida que es mi mano derecha y es como una hija. No es un momento triste, ellos entienden que es una más y que le tengo que dar batalla.
-¿Cómo fue la primera quimio?
-Tuve como un ataque de pánico cuando me pusieron la aguja. Fue fuerte ver a las mujeres del interior que van solas a internarse porque no tienen plata para que las acompañe y contenga un familiar.
-¿Qué famoso de los que se puso en contacto para acompañarte en este momento te sorprendió?
-Fede Bal, que me mandó un audio que decía: “Después de que me paso todo lo que me pasó te puedo decir que vas a ver el lado hermoso de la vida que se viene. No vas a hacer más cosas por compromiso: no escribís a gente que no te suma y no te preocupás por pelotudeces”. Ese lado de la vida me da a entender que no hace falta correr detrás de nada. Después, no puedo dejar de mencionar a Majo Martino que me va guiando en cada uno de los pasos. Sólo tengo palabras de agradecimiento para ella, porque me escucha y acompaña.
Pitty La Numeróloga le habla a las mujeres
«El mensaje que quiero dejar es que la enfermedad es un enemigo que tenés que captar para poner en su lugar y sacarlo de tu vida. Si entendés eso, todos los días vas a ir matándolo. En la cabeza hay mucha información, por lo que los miedos te desbordan», afirma a Revista GENTE.
“De acá en adelante todo va a ser más relajado, con más disfrute y con la premisa de dejar de darle pelota al alrededor. Soy una mina con mucha carga de cosas distintas. Ella siempre puede. Y ahí me sobreexijo. En algún momento reventás. Lo que creo es que que no hay que dejar las cosas para después. Tengo pensado hacer encuentros con mujeres y contar mi historia en un libro”, afirma.
“El 17 de mayo terminaría mi guerra, con las quimios, y después quince días de rayos. Tengo la fe de que no voy a necesitarlos. Todo depende de mi organismo. Creo que lo voy a sortear bien. Si lo tengo que hacer, lo haré”, sostiene.
-¿Cómo te tomó esta segunda lucha?
-Peor. Porque la primera vez no le di la importancia que tenía.
-En ese momento hicimos una nota, cuando la operación era reciente, y me dio la sensación de que era algo que tenías como anulado.
-Fue así. ¿Y sabes que pasó? El Universo, cuando tenés algo que aprender, te hace volver a eso. Se trata de volver al punto de partida. ¿Cuál es tu prioridad? ¿Qué equilibrio tenés?
-Cómo mujer, ¿de qué forma llevas el proceso que se viene relacionado a la caída del cabello?
-Lo estoy resolviendo internamente. No sé si me lo voy a dejar para que se me vaya cayendo o si me voy a pelar. No estoy tan cómoda ahora con esto de no poder lavarme la cabeza libremente por el tratamiento y tampoco tengo ganas de tener una peluca. Por ahí en tres o cuatro quimios voy a tener el resultado puntual de cómo voy a estar. Por ahora sólo vengo evaluando qué hacer. Soy coqueta, me da angustia no tener el pelo y hoy lo estoy pensando.
La experiencia mística de Pitty La Numeróloga
“Estoy teniendo situaciones que me dan tranquilidad. Es raro. El otro día atendí a diez personas. Y después de esa jornada tuve un sueño tremendo: mi papá murió hace un año, y no lo soñé nunca. Después de tanta medicación, quedé fundida, me dormí y aparecí en un lugar. Era como la cancha de Vélez. Yo quería entrar por el molinete, no podía y le hablaba a la gente y era como que no me escuchaba. Ahí pensé enseguida en qué hacer y lo vi a mi papá de joven pasando vestido de blanco. Grité ‘papá’, pero no me vio y siguió caminando. Son todas señales”, revela.
Y completa: “Yo hice mis números y cada seis años tengo ciclos: a los 11 nació mi hermana, a los 17 enfermó mi papá, a los 23 me independicé, a los 29 me casé, a los 35 tuve un hijo, a los 41 me hice mi casa y a los 47 me fui a China. Yo pensé que era eso… pero terminó siendo esto. Cuando estaba caminando por ese país sentí algo fuerte que me decía disfrutá de esto porque algo va a pasar. 4 + 7 da 11, que es el número maestro y dice que una enfermedad te viene a sanar. Los 48 los empecé con este tema”.
Fotos: Alejandro Carra
Maquilló: Daniel Britzi
Retoque digital: Darío Alvarellos.
