Ernesto Ballesteros (Buenos Aires, 1963) tenía 4 años cuando lo operaron de estrabismo. Tuvo los ojos hinchados durante dos días y le prohibieron tocárselos. Era verano, el papá le sacó la cama al balcón y le habló de las estrellas que no existen pero cuya luz se sigue viendo.
“Fue tan solo una noche, antes de dormirme, pero no me la olvido más, y bueno, ¡me interesó la astronomía! La magia de lo que está lejos”, contó el artista en una nota con Clarín sobre su muestra actual en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA).
La expo se titula Químicamente impuro y según el curador Rodrigo Alonso, se debe a que, desde la década de 1980, Ballesteros creó variado y con medios diversos; historietas, dibujos, pinturas, fotos, astrofotografías, objetos, instalaciones y performances. Mezclas. Lo oscuro claro. Lo lejano cerca. Lo lógico tan divertido, bello.
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Con trazos a ojos cerrados y creaciones grupales, entre abstracciones y juegos, el artista proyectó carreras de lápices, campeonatos de avioncitos y una madeja de la extensión de la circunferencia de la Tierra. Inventó eclipses. Y trató de contar las estrellas y mostrar las que brillan menos.
Imposible pero real
Las distancias entre nosotros y el universo, entre nosotros y los demás y con nosotros mismos –además de las que median entre el arte y la ciencia o la realidad y los sueños, por ejemplo– son centrales en la obra de Ballesteros
El artista te puede hacer sonreír con máquinas y cifras supuestamente inútiles (¿es inútil eso que te saca una sonrisa o te llena de dudas?) Pero te hipnotiza al experimentar con lo visible cercano y lo invisible lejano. Esos trabajos que son formas de recrear eso le pasó a él cuando el papá le habló de lo que no podía ver pero vio igual. Lo imposible real.
Claro que si hay luces, hay sombras. Después de que el padre de Ballesteros murió, en 1997, él abrió en su obra preguntas sobre aquello que solemos tratar de poner bien lejos, de ocultar: la muerte. El final. La certeza de lo incierto.
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Jugar a las bolitas
En 2023 Ernesto Ballesteros expuso Ahora me doy cuenta de que era un autorretrato en la galería Ruth Benzacar. Un fragmento de la presentación, escrita por Marcela Sinclair a modo de escenas, decía: “Cuando juega al tinenti se arma corrillo alrededor porque tiene unas piedritas que parecen embrujadas: se quedan unos microsegundos flotando en el aire. Se discute en el grado si es realmente una habilidad de la muñeca del lanzador o si se trata de la composición química de las canicas, que trajo de las sierras de Córdoba a la vuelta del verano”. ¿El universo cabe en la palma de la mano?
“El estudio de las partículas más pequeñas, al mismo tiempo que incluye la matemática pura, tiene mucho de intuitivo. Los científicos dicen que cuando tratan de explicarlo con palabras, se mueven en el lenguaje del mismo modo que los poetas”, señaló Ballesteros en otra entrevista. Bueno, lo mismo pasa con sus piezas.
Vayan al MACBA, hasta el 4 de marzo la muestra sigue abierta.
JS