Tomndonos una licencia con el vocabulario, este ttulo bien podra ser el nuevo slogan de la oposicin, replicando de paso al ya habitu oficialista «Roma no paga traidores». O por lo menos sera un buen resumen de la estrategia comunicacional que se empieza a vislumbrar en diferentes sectores contrarios al Gobierno.
No es casualidad que, por ejemplo, Victoria de Masi, periodista autora de «Karina-La Hermana. El Jefe. La Soberana» haya declarado que «Karina hasta le corta la comida a Javier Milei». Tiene esto algo que ver con la criptomoneda LIBRA? Hay relacin entre el infame «crudo» de una entrevista presidencial y la forma en que el presidente se desenvuelve a la hora de comer? No. O aparentemente no.
Como veremos, la oposicin vio una luz discursiva al final del tnel. A partir de la primera crisis autoinfligida del Gobierno, se tratar de instalar la idea de que el Presidente no es parte de la mesa a la hora de comer.
En el da de ayer, lejos de las casualidades, un Horacio Rodrguez Larreta con nfulas chicaneras normalmente ajenas a su persona, cruzaba a Javier Milei en X dejando una interesante frase: «Le voy a preguntar a tu jefa el precio de las audiencias con vos y voy a verte donde quieras». Una cosa es que uno diga quin es el Jefe y otra muy distinta es que afuera te empiecen a endilgar de esta forma que tenes un jefe.
El ex mandatario de la Ciudad muestra a la hermana presidencial como una especie de Rasputn que no solo administra las barreras de entrada al entorno del Ejecutivo, sino que lo controla. Y no es difcil imaginar en quin recaer la tarea de «levantar murallas» en su entorno, como expres Milei en su ltima aparicin televisiva; aparicin televisiva donde el problema de fondo no es la intervencin de Santiago Caputo (en la cual ni siquiera se logra escuchar exactamente qu le dice al Presidente).
Qu tiene de malo, en un principio, que el asesor del Presidente lo asesore? El pblico sensible con la libertad de expresin dir que justamente esta fue coartada. Pocos sern los que juzguen los dichos del Presidente sobre la ayuda que pedira a Mariano Cneo Libarona, movimiento tcnicamente desprolijo. El verdadero traspi que puede llegar a cundir en el largo plazo en la opinin pblica es ver al Presidente asesorado de forma tan pblica y abierta, recalculando a plena vista en su palabra.
Por algo el reputado Mago del Kremlin, como cualquier asesor poltico, asesoraba por el momento tras bambalinas, aunque todos ya lo supieran (hasta en redes sociales solo existen las irnicas «cuentas atribuidas a Santiago Caputo»). Lo visto en la entrevista va en contra de la imagen fuerte y decidida del Hombre Gris «parravicinico», eje de campaa, gestin y futuro de Javier Milei.
Caputo en parte lo sabe. Por algo, como Joni Viale dej claro en su descargo pblico en el da despus, el consultor decidi, en un original giro, recibir todos los golpes. La supuesta presentacin de su renuncia y el rechazo concatenado de esta por parte del Presidente (que quede bien claro esto ltimo!) apunta a afirmar la imagen de Milei como la del mariscal con el bastn de mando.
Caputo grit «Ave Miller» presentando una renuncia a un cargo de monotributista contratado por el Gobierno. Una mente fra dira que Milei no sigui los manuales al no buscar un chivo expiatorio, real o no, por su actuacin con LIBRA y atribuirse toda responsabilidad en la difusin, como l subraya.
Para el problema de la entrevista, el chivo ya se encontr a l mismo y, desde Casa Rosada, quizs esperen que esto tape la posible idea de que un enigmtico y joven americano, ahora sin paradero conocido en los EE.UU., haya sido capaz de utilizar a gusto y piacere al Presidente. Y esto es lo que la oposicin en parte puede llegar a fogonear. Lo que es seguro es que nadie en el Gobierno quiere un nuevo Fernando de la Ra que no encuentre la salida en Videomatch. O lo que Cristina Fernndez de Kirchner describi como «pattico», «plido», «balbuceante» y «contradictorio» en X.
El oficialismo responder probablemente con lo que ya tiene acostumbrado a la opinin pblica, y de impecables resultados hasta el momento: el bombardeo de saturacin de informacin. Noticia tras noticia, ttulos y ms ttulos que se diluyen entre s y dejan, mientras tanto, surcar las olas tranquilamente en Balcarce 50. Es la confrontacin con Larreta ya una muestra de esto? Las sesiones en el Congreso de esta semana y el viaje del Presidente a EE.UU. pueden aportar ms ingredientes a la ensalada de informacin que el Gobierno estara necesitando.
Mientras tanto, como se dijo, a la oposicin se le abri una nueva puerta comunicativa, que podemos resumirla burdamente en la palabra que titula la nota. Argentina puede hasta perdonar la corrupcin, pero pocas veces, por no decir ninguna, lo ha hecho con la incompetencia personal, la poca «viveza criolla» o el ser usado por otros. Desde Arturo Illia convertido en tortuga hasta «Alberttere» las penas han sido siempre altas. Salvo unos pocos cuadros de la oposicin que torpemente siguen queriendo desprestigiar a Milei por ser «un tipo raro», la mayora ya es consciente de que esa estrategia no sirve (y las ltimas elecciones deberan ser prueba suficiente de ello). Quizs el ejemplo ms certero de esta transicin discursiva la encontremos en una de las ltimas declaraciones de Myriam Bregman en X: «Milei ya tiene ms jefes que perros». O si seguimos con las referencias gastronmicas, tambin escribi «un len desdentado enseando a masticar». Dos declaraciones que suenan a pena con malicia.
«Hemos visto un presidente descuidado». Mauricio Macri fue el ms stil. Pero que el presidente est descuidado recala otra vez en la idea que el PRO ha querido instalar con poco xito hasta el momento: que el Gobierno necesita cuadros experimentados y profesionales en todo mbito, hasta en el entorno presidencial ahora. Quin los puede dar? El PRO. Diagnstico y medicina, negocio perfecto.
El expresidente amarillo tratar con esto pisar fuerte en una negociacin de alianzas de cara a las prximas estaciones. Pero qu tanto puede ayudar a un PRO que est sufriendo una fuga de segundas y terceras lneas hacia la otra parte negociante y se encuentra desnutrido de fuertes lderes?
Las encuestas demuestran cierto crecimiento de la imagen negativa del Presidente tras estos das de vorgine (la mayora de los nuevos crticos seran los que ya lo valoraban regularmente).
Pero la dinmica comunicativa de la Argentina, la estrategia gubernamental y el mundo de hoy en da con regmenes de atencin cada vez ms acotados pueden ayudar a diluirlo todo.
Si la madre de todas las batallas, la economa, sigue manteniendo su rumbo, esta tarea se vuelve an ms fcil. Al fin y al cabo, las condiciones socio-econmicas del pas poco van a reclamar sobre los hechos concretos de este fin de semana si el Presidente puede seguir jactndose de estar en camino a cumplir su principal promesa de campaa, con una oposicin que no sabe todava cmo contestar en lo econmico.
Pero esta puede llegar a instalar la idea de la incompetencia personal como un marco conceptual independiente a lo sucedido concretamente con la criptomoneda o el manejo meditico. Cabe notar que en esta nota nunca hablamos sobre la legalidad o no de la criptomoneda, o si existi o no la censura periodstica. Estamos hablando de la intencin de asociar una palabra al nombre Milei, por actos que parecen ms banales. O la idea de ella. Una intencin que, como pocas veces, puede unir en diferentes grados a Larreta, Cristina, Bregman y Macri. Si esto se puede concretar, en el corto plazo, sectores de izquierda estaran paradjicamente dando una mano a Macri en sus negociaciones.
Como deja al descubierto una ltima encuesta de Zuban Crdoba, 70% de encuestados cree que hay que controlar ms las cosas que hace Milei en el gobierno del pas. Incluso lo afirma poco ms del 40% de sus votantes en el ballotage. Y si uno quiere controlar ms los actos, sin dejar de lado las ideas, no llama a CFK o Bregman, sino a Macri. El voto blando de Milei en disputa, nada ms ni nada menos.
Para el largo plazo, hablamos de una idea que, de instalarse, podra ser efectiva como lo fue otras veces. Y de algo necesita vivir un discurso opositor que todava no encuentra buenas cosechas. Pero, que toda la oposicin marche detrs de la misma consigna, con las variantes que puede darle cada partido, no hace ms que reafirmar otra idea, ya exitosa: La Casta.
