
Foto: captura de pantalla
Humberto De Vargas es uno de los referentes más populares de la televisión nacional y es de esos invitados que siempre deja una declaración jugosa y polémica en los programas que visita. El jueves en Vamo Arriba (Canal 4) no fue la excepción. El carismático conductor, cantante y actor se remontó a sus años de éxito en Argentina, y sorprendió a todos al revelar las razones por las cuales decidió volver a Uruguay cuando estaba en la cresta de la ola.
«Si tengo que resumirlo en pocas palabras, fueron dos motivos fundamentales: mujeres hermosas y drogas», confesó sin tapujos, y explicó cómo esos excesos lo llevaron a tomar esa decisión.
Durante la década del 90, entre 1990 y 1994, Humberto estaba bajo la representación de Pepe Parada, un reconocido empresario que lo «vendía» en todos los boliches. Tenía un programa en vivo de cinco horas cada sábado, en el que presentaba a artistas de renombre como Valeria Lynch, Charly García y Fito Páez, debido a que los productores eran Héctor Caballero y Rubén Larrosa.
«Entonces vos convivías con esos monstruos durante cinco horas en un programa que iba de una de la tarde a seis de la tarde en Canal 13«, relató. Pero el asunto no terminaba en el estudio. Su jornada seguía en distintos boliches, siempre acompañado por Pepe Parada, que lo llevaba de gira en su camioneta por distintas VIP del Cono Urbano bonaerense.
«Hasta que un día se entera de que yo canto. Y me dice: ‘Yorugua, ¿cómo que cantás y no me dijiste nada? ¿Tenés un disco grabado?’ ‘Tengo dos, Pepe’. ‘Ah, vas a empezar a cantar en todos lados'», recordó Humberto, quien terminó realizando una serie de shows que le permitieron aumentar su patrimonio. «Con ese trabajo extra me compré una casa en Carrasco, en Avenida Italia, entre Córcega y Dublín», agregó.
Los motivos que alejaron a Humberto de Vargas de los medios argentinos
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Leonardo Maine/Archivo El Pais
En ese momento, la vida de Humberto estuvo marcada por la presencia constante de «mujeres hermosísimas» que, como parte del show, se acercaban a sacarse fotos con él. «Estaban ahí, en las VIP, vestían esa zona como parte del staff de locales que recibían entre seis y ocho mil personas. Y era ‘fotito, fotito’, ‘sentate acá en la falda, ponete de esta manera, de esta otra'», relató Humberto, describiendo cómo estas mujeres formaban parte del espectáculo.
El desgaste físico y emocional no tardó en llegar. Humberto recordó una ocasión en la que su cuerpo ya no resistía el ritmo frenético: «Alguien dentro de esa camioneta, no voy a decir quién, me dijo: ‘Mirá, nos quedan tantos boliches, te estás durmiendo, levantate’. Y me dio algo. Y yo dije: ‘No, no, esto no'», confesó. Aunque admitió que «hasta el whisky la llevaba», reconoció que las drogas le parecían «muy peligrosas».
Pero algo más lo impulsó a tomar la decisión de volver a Uruguay. En ese contexto, su compañero de conducción, Daniel Dátola, le presentó a la vedette Alejandra Pradón, quien aún no había alcanzado la fama mediática que conseguiría con el tiempo. «Cuando yo me vi de ‘novio’ de Alejandra Pradón, dije: ‘No’. Yo en Uruguay era La revista Estelar, tenía otra imagen, otra cosa. Dije, me parece que no», se sinceró Humberto.
Al finalizar el ciclo musical en Canal 13, le ofrecieron hacer la conducción de 360 Todo para ver, con la opción de irse a Mar del Plata a hacer temporada. Sin embargo, Humberto decidió rechazar la oferta y se reunió con el gerente general del canal para explicar sus razones: «Le dije que por una cuestión de salud, él lo entendió y llamaron a Julián Weich, que era el conductor de un programa infantil», cerró Humberto su relato.