El aproximadamente medio millar de policías antidisturbios que integran la brigada móvil de los Mossos d’Esquadra han iniciado un proceso de readaptación en sus funciones para convertirse en un área más polivalente e integrarse de lleno en los dispositivos de seguridad ciudadana. La prueba piloto arrancará en la ciudad de Barcelona, donde la mitad de los equipos de guardia y sin tareas adjudicadas para ese día de orden público (cada equipo es una furgoneta con un mínimo de seis policías) realizará labores de patrullaje en puntos previamente seleccionados con los mandos de la región de Barcelona y en los que hay presencia destacada de multirreincidentes habituales.
El viraje de la Brimo a un área más flexible al servicio de lo que la actual dirección política de los Mossos define como “los problemas de la gente” se produce en un momento de relativa paz social . Una época de calma en las calles, sin grandes protestas conflictivas ni movilizaciones que requieran una actuación permanente de los antidisturbios. Un periodo de sosiego tras años consecutivos especialmente duros de una violencia intensa que tuvo su punto álgido en las manifestaciones contra la sentencia del procés . Sin olvidar algunos desalojos especialmente complejos, como los del Kubo y la Ruïna en la Bonanova en noviembre del 2023.
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Unidades móviles de los Mossos patrullando en el Raval en una fotografía tomada en agosto del 2019
Ana Jiménez
Este actual periodo de tranquilidad en las calles llevó a los responsables de la comisaría general de intervención a plantear un cambio de liderazgo al frente la Brimo, consensuado con el que hasta ahora era su máximo responsable, el inspector Fran Alcaide, que en los próximos días se incorporará a la comisaría de El Prat de Llobregat para dirigirla.
El nuevo proyecto de esa Brimo más polivalente y flexible, “sin perder ni un ápice su ADN de orden público”, advierten varios mandos consultados por La Vanguardia , lo liderará el inspector Amador Segura, que en la región policial de Barcelona ha comandado hasta ahora el Arro, el área de recursos operativos especializada en seguridad ciudadana.
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Ese cambio de chip en lo que respecta a las atribuciones y la manera de actuar en la calle no se consigue de un día para otro. Será un proceso progresivo del que ya se han ido viendo ejemplos en los últimos meses. Por ejemplo, en Girona, cuando los graves incidentes que protagonizó una familia del barrio de la Font de la Pólvora al asesinar a tiros a dos vecinos y herir a menores forzó una presencia diaria de las furgonetas de la Brimo en los accesos al barrio.
Recientemente, la jefatura ordenó el patrullaje de los antidisturbios en otro punto conflictivo, en este caso del área metropolitana de Barcelona, la Mina de Sant Adrià de Besòs, donde trabajan de forma permanente tras el último grave incidente con armas de fuego.
El cambio de chip en el día a día coincide con un relevo pactado al frente de la jefatura de la brigada móvil
Ese patrullaje puntual pasará a ser rutinario, sin obviar las funciones derivadas de la formación y la especialidad de estos agentes, que tienen que ver, además del orden público, con la prevención del terrorismo o la seguridad en grandes acontecimientos como los partidos de fútbol de riesgo, por citar algunas tareas. Siempre que no haya encargos asignados de su especialidad y sin mermar las horas de formación, los antidisturbios se dedicarán a la seguridad ciudadana donde sean más necesarios.
El inspector Amador Segura desembarca en la Brimo tras liderar precisamente el viraje de la Arro de Barcelona hasta convertirse en una herramienta más de los mandos de la región en prácticamente todos los dispositivos de seguridad ciudadana. Un bagaje que sus nuevos mandos han valorado para dirigir un área especial, con un elevado sentimiento de pertenencia y en la que su antecesor, el inspector Alcaide, ejerció un liderazgo carismático y muy respetado.
La brigada móvil no perderá su ADN de especialista en el orden público
Los responsables de la región de Barcelona ya tienen a punto el listado con los emplazamientos donde la presencia de la Brimo será recibida como agua de mayo. Su trabajo no será solo de patrullaje preventivo, sino que los mossos serán activos en las labores, por ejemplo, de identificar algunos de los sospechosos habituales que forman parte de esos 400 delincuentes que el año pasado protagonizaron casi un 19% de los delitos conocidos en la capital catalana.
“El principal problema que tiene Barcelona es la multirreincidencia. En doblegar esas cifras y ayudar a mejorar la percepción de seguridad colaborará activamente la Brimo”, indican los mismos interlocutores.
La Brimo es solo la punta del iceberg de un ambicioso plan en el que trabaja discretamente la jefatura de los Mossos para involucrar prácticamente a toda la organización policial en la batalla contra los multirreincidentes.
El dragón de las 50 pulsaciones
El diminuto y compartido despacho del hasta ahora jefe de la brigada móvil, el inspector Fran Alcaide, contrasta con las amplias dependencias de los mandos que lideran al medio centenar de antidisturbios de la policía catalana. Solo hay dos fotos. En una, un recorte de periódico de Emilio Morenatti, una veintena de mossos forman una melé para blindar el acceso al vestíbulo de la estación de França durante una protesta en favor del pueblo palestino. “Esa imagen recoge todos los valores de un dragón: unión, compañerismo, cohesión, fraternidad, sentido de pertenencia…”, explica. En la otra fotografía, Alcaide posa con otros dos mandos y el comisario Xavier Gámez en uno de sus últimos servicios antes de saber que tenía ELA. El inspector, alias Finito , lleva más de 25 años en la Brimo. “No he hecho otra cosa”. Entró en la unidad por vocación y lo suyo siempre ha sido el orden público, donde ha ocupado todas las categorías, empezando por abajo hasta llegar a mandar a un grupo de hombres y mujeres que lo respetan. Dos largas décadas con algunos periodos de una intensidad insoportable, en los que siempre ha mantenido la calma. Es una de sus virtudes, en los momentos más tensos Alcaide no supera las 50 pulsaciones. Muchas veces denunciado, nunca condenado, admite errores y se felicita por la “transformación” a mejor que han protagonizado los antidisturbios de los Mossos. “Hemos evolucionado al ritmo que la sociedad catalana nos ha requerido. Somos una organización fiscalizada, transparente y que rinde cuentas”, dice orgulloso. Admite el vértigo que sintió cuando le propusieron dar un paso al lado. “Nunca he trabajado en una comisaría. Tengo el corazón roto, pero cuando vi a mi hija emocionarse de alegría al plantearle la posibilidad de dejar la Brimo entendí lo mucho que habían sufrido todos estos años”. No duda en asegurar que el día más difícil fue en el aeropuerto, tras la sentencia. “Si no desconvocan, no se qué habría pasado”.