Cuando el bisabuelo de Pietro Allegri y Marta Correngia construyeron el Colón, frente a la catedral de Barcelona, había pocos hoteles en la ciudad. Corría el año 1951 y cuenta la familia que Antonio Lamaro y su esposa quisieron alojarse en el Ritz pero no había habitación con baño disponible. Ella se indignó. Y él… Él dijo que levantaría un hotel con baño en todas las habitaciones. Y así fue como esta familia de constructores de Milán abrió el hotel Colón. “Luego se convirtió en el juguete de mi abuela”, cuenta su nieto. Un juguete que mantuvo prácticamente intacto durante décadas hasta que la cuarta generación de la familia inició una remodelación integral que ahora ha culminado. El Colón ya es el hotel Lamaro, el nuevo cinco estrellas de la zona cero turística de Barcelona.
Aquí –el establecimiento ha pasado de 150 a 125 habitaciones– se han alojado Sofía Loren, Jean Paul Sartre, Jane Fonda, Ernest Hemingway, Arata Isozaki, Francis Ford Coppola o Santiago Calatrava, entre otros ilustres. En una ocasión, la abuela cedió su habitación de la cuarta planta para una clienta muy especial, la mujer de Picasso. Para otros, como Joan Miró, el lugar fue su casa en Barcelona durante la década de los sesenta y principios de los 70, la época de mayor esplendor del establecimiento en una Ciutat Vella con apenas hoteles. Nada que ver con lo que es hoy.
Los nietos del fundador del establecimiento recuperan el nombre de la familia, Lamaro,
Mientras el lujoso hotel Colón cumplía años sin apenas cambios, la competencia abría aquí y allá. Y aunque tuvieron oportunidad, los descendientes no lo vendieron. Al contrario, apostaron por ponerlo al día y revalorizar su singularidad: las vistas. Sin renunciar a la historia del hotel decidieron cerrar una época para iniciar una nueva etapa subidos al carro de las cinco estrellas de Barcelona. Y para darle un nuevo sello a su apuesta decidieron también cambiar de nombre e imprimir el Lamaro familiar.
El hotel, totalmente renovado, ocupa un lugar privilegiado en el barrio Gòtic de Barcelona
Llibert Teixido
Comenzaron las obras en 2019. Y, al poco, llegó la covid. “No teníamos previsto cerrar el hotel mientras duraran las obras pero la pandemia lo hizo todo más difícil”, reconoce Pietro Allegri. Comenzaron por la primera planta (con nuevo hall, y restaurante) y la terraza de la azotea abierta a todo el público y donde las mesas más próximas a la barandilla, frente a la fachada de la catedral, son las más solicitadas.
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Renovaron la segunda planta, la cuarta, quinta y sexta y han terminado con la tercera y una inversión que supera los 8 millones de euros. Algunos muebles de madera originales y muy seleccionados dan una pista de la particular historia del hotel. Sin embargo, las cortinas y tapicerías floreadas de la abuela y las moquetas han desaparecido y, en su lugar, una decoración sobria y elegante, con tonalidades distintas para cada planta y habitaciones más amplías son algunos de los elementos que explican la quinta estrella de establecimiento. Otra transformación, invisible pero no menos importante, ha sido la renovación total de las instalaciones de luz, agua y climatización para garantizar el confort de un público ahora mucho más exigente.
Una de las habitaciones con vistas
Llibert Teixido
El 70% de sus clientes son cruceristas estadounidenses. Las habitaciones oscilan entre los 200 euros y los casi 800 para las pocas que quedan durante la semana del Mobile. Con el Lamaro en marcha, los hermanos Pietro y Marta focalizan ahora la inversión en su otro hotel, el Regencia Colón. Iniciaron la reforma integral en junio de 2023 para reconvertir sus 50 habitaciones de tres estrellas en otro cinco estrellas de Ciutat Vella.
