Mediante un comunicado, la entidad científica señaló que debido a las explosiones o por efecto de la gravedad, parte del material acumulado podría colapsar y generar flujos piroclásticos de largo alcance hacia el suroeste, sur y sureste.
En estos momentos eleva columnas de gases con una tonalidad grisácea a una altura de 900 metros sobre el nivel del cráter, las cuales son desplazadas hacia el suroeste debido a la dirección del viento, describió.
El pasado jueves el director del Insivumeh, Edwin Rojas, reiteró el llamado de su institución, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, el Instituto Guatemalteco de Turismo y otras autoridades de abstenerse de subir el coloso o acercarse a un radio menor de 20 kilómetros.
El funcionario comentó en conferencia de prensa que Guatemala es un país megadiverso y tal condición debe ser afrontada con responsabilidad.
Explicó que el complejo Santa María-Santiaguito está dentro de cinco categorías, en la de muy alta peligrosidad, por cuanto en cualquier momento puede generar un fenómeno con problemas para las personas que lo visitan.
De los cuatro domos (Caliente, La Mitad, El Monje y El Brujo), el primero, el más alto a dos mil 500 metros sobre el nivel del mar, es uno de los potencialmente activos y bastante explosivos, mencionó Rojas.
Desde 1922 –contó- tenemos registros de esas actividades y principalmente impactó en los municipios de El Palmar, Zunil, San Martín Sacatepéquez, y Quetzaltenango, departamento del mismo nombre.
Además, San Felipe y San Sebastián, en Retalhuleu, y Pueblo Nuevo en Suchitepéquez, con un área de influencia que abarca un radio de aproximadamente 30 kilómetros y dentro, según el censo de población, existen al menos 1,2 millones de personas.
Este complejo volcánico registró eventos en los años 1929, 1990, 2014 y 2016, que de alguna manera lo marcaron, aseveró el director.
El Insivumeh destaca 43 colosos en la cadena volcánica de Guatemala y entre ellos El Santiaguito más peligroso que el de Fuego y el Pacaya. jha/znc