Recrear la vida de músicos del Rock & Pop, pero con el visto bueno del interesado, puede ser seguramente atractivo si el personaje permite contar su historia sin banalidades, dejando de lado veleidades y permitiendo que se retraten sus momentos más sublimes, pero también los más conflictivos. Si no, una biopic puede resultar pasteurizada. Bueno, en Better Man tenemos a Robbie Williams interpretado por un mono creado por CGI.
Los fans del británico -los más fans- saben que Williams lo ha dicho mil veces: arriba de un escenario se siente como un mono, un personaje que actúa para la aprobación del público.
OK.
Entendido.
Robbie como un mono: llamativo, pero repetitivo
El asunto es que el efecto puede derivar en algo llamativo, atractivo y cualquier otro adjetivo terminado en ivo, pero si la película dura más de 130 minutos, termina por ser repetitivo.
Better Man es como las rockolas en las que uno elige un tema dentro de un catálogo. Está claro, clarísimo que si hay algo bueno en los 134 minutos son precisamente los momentos musicales. Bueno, como el cine aún no es interactivo, al espectador le tocan las canciones y los hits en el orden que se le ocurrió al director y coguionista Michael Gracey, incluidas las del grupo Take That, la Boy Band de donde surgió Robbie.
Lo mejor son los momentos musicales
Y precisamente cuando le toca el momento a Rock DJ (2000) presenciamos la mejor secuencia de todo el filme, con la banda recorriendo las calles del SoHo londinense, con efectos visuales para mantener cierta continuidad, pero los encuadres, la coreografía, todo es como un espejismo dentro de un filme que termina apabullando y agotando al espectador.
Williams ya es un monito de chico, cuando su padre lo abandona.¿Por qué? Porque la idea de retratar a Williams como un mono generado por computadora (capturado físicamente por Jonno Davies y el propio Williams como adulto) es genial, pero llega un punto en que uno desea que Williams sea Williams y no el monito en la pantalla.
Una vida con problemas de familia y de drogas
La vida de Robbie no ha sido sencilla, desde el acoso cuando es pequeño pasando por su mala relación con su padre, de ambiciones artísticas desmedidas, que abandonó a la familia para perseguir su propio sueño de músico, y que regresa con su hijo cuando éste es famoso.
Los problemas de Robbie con las drogas están, y están mostrados de una manera tan cruda como los de Elton John en Rocketman (de la que Gracey fue productor ejecutivo) y no tan solapados como los excesos de Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody.
Lo mejor de la película del director de «El último showman» son los números musicales. Después…El director (está con La versión con actores de Enredados, de Disney) inició su carrera artística en el cine realizando efectos visuales, lo que sumado a que debutó como director de largometraje con el musical El gran Showman, con Hugh Jackman, más lo de la producción de Rocketman, todo cierra si se pensó en Better Man con el monito, las canciones y los conflictos incluidos.
Pero no, no todo cierra bien, la mezcla de musical con la historia argumental y el monito no terminan de maridar bien, y el cóctel no es del todo insípido, pero bastante desabrido en más de un momento.
“Better Man: La historia de Robbie Williams”
Regular
Drama / Biografía. Reino Unido /Estados Unidos, 2024. Título original: «Better Man». 136′, SAM 16. De: Michael Gracey. Con: Robbie Williams, Jonno Davies, Steve Pemberton, Alison Steadman. Salas: Hoyts Abasto, Dot y Unicenter, Cinemark Palermo, Cinépolis Recoleta y Pilar, Showcase Belgrano.
