Frente a los palcos repletos de militancia contrastaron las bancas semivacías del recinto en la 143° asamblea legislativa de apertura de sesiones ordinarias, la segunda de la gestión de Javier Milei. Hubo poco más de 130 legisladores, entre diputados y senadores, y seis de los 24 gobernadores. La Corte Suprema, en cambio, estuvo completa: el flamante juez nombrado por decreto Manuel García Mansilla dio el presente, mientras que Ariel Lijo -que todavía no asumió- prefirió no acudir.
Desde la Casa Rosada dijeron y repitieron que Lijo estaba invitado. Antes del arranque de la ceremonia desde el oficialismo parlamentario ya dejaban trascender que no creían que viniera. Lo cierto es que su nombre no figuraba en los cartelitos colocados para reservar las sillas. El de García Mansilla sí. De hecho, entusiasmado con su debut como juez supremo fue el más puntual, el primero en llegar.
En la bandeja de los gobernadores finalmente hubo seis de los 24 mandatarios: Martín Llaryora, de Córdoba; Leandro Zdero de Chaco; Claudio Poggi de San Luis; Maximiliano Pullaro de Santa Fe; e Ignacio Torres de Chubut y el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri.
Como contó Clarín, Axel Kicillof tomó la decisión antes de la sugerencia de intervención de la provincia que Milei lanzó en redes. El año pasado sí había estado. El resto argumentó cuestiones de agenda: tenían que abrir sus legislaturas u otros compromisos locales.
Observando la cantidad de legisladores presentes, si se hubiese tratado de una sesión, se habría caído por falta de quórum. Hubo poco más 110 diputados de los 257 totales y 21 senadores de los 72.
Como contó Clarín, los 34 senadores y 98 diputados de Unión por la Patria estuvieron ausentes. La Izquierda tampoco estuvo aunque pegó carteles en sus bancas que rezaban «Milei estafa y discrimina».
El PRO y La Libertad Avanza aportaron asistencia casi completa, el resto de las bancadas tuvieron ausencias y algunas, como la de Democracia para Siempre, mandó solo una delegación de cinco.
A Milei, el recinto sin la oposición más dura lejos de molestarle pareció resultarle más cómodo. De hecho se animó en varias oportunidades a salirse de la lectura del discurso para hacer agregados.
Repercusiones
La ceremonia transcurrió con calma y fue bastante fría comparada con otros años hasta el final donde el cruce entre Facundo Manes y Santiago Caputo y el reto de Milei a Villarruel le imprimieron tensión.
La oposición apenas aplaudió algún pasaje, como la baja de inflación, y se limitó el resto del tiempo a observar sin gestos.
Minutos después de que terminara los jefes de bloque hicieron sus lecturas. «Fue un discurso fiel al estilo del Presidente.
«No dijo nada, no anunció nada concreto, salvo el envío de un acuerdo con el FMI que no es nada nuevo porque es lo obvio que tiene que hacer. Me pareció un repliegue hacia los suyos», afirmó a Clarín Juan López, de la Coalición Cívica.
Dió una visión clara de la situación del país y los enormes logros alcanzados durante este primer año. • Fue claro en anunciar los diferentes objetivos y proyectos de ley que necesita el Poder Ejecutivo para continuar gobernando el país. Desde el PRO estamos de acuerdo en muchos de los proyectos que se anunciaron», apuntó Cristian Ritondo, del PRO.
Rodrigo De Loredo lanzó: «En el discurso el presidente ratificó el rumbo económico, cosa que compartimos. No dio mayores precisiones hacia adelante, más allá de lo que ya conocemos. No hubo referencias concretas a educación, salud y jubilaciones, que son temas fundamentales».