23.8 C
Buenos Aires
lunes, marzo 3, 2025

Un teatro bar que se convirtió en un club de amigos y marcó una época en Mar del Plata

Más Noticias

Gastronomía, música, teatro y diversión: con esa premisa tres amigos se propusieron crear el primer teatro bar a gran escala en Mar del Plata en la icónica calle Güemes, que en 1998 ya asomaba como un gran centro comercial. 

La Subasta Teatro Bar se gestó en el 98. Era ejecutivo en una empresa de cable, hubo una reestructuración y me encontré en agosto, a los 38 años, con la necesidad de reinventarme. Me encontré con dos amigos, Oscar Alionca y Fernando Piovano, que tenían un local sobre la calle Güemes que estaba en desuso, increíblemente cerrado, eso había sido un colegio, el colegio Pedro Luro, y Fernando me dio las llaves y me dijo: hacé lo que se te ocurra”, recuerda en diálogo con 0223 Pablo Pérez Iglesias, productor teatral y principal propulsor del teatro que marcó una época en las temporadas de la ciudad. 

El teatro es un negocio y Pablo Pérez Iglesias siempre lo tuvo claro, por eso, cuando comenzó a pergeñar el funcionamiento de «La Subasta”, lo pensó como teatro bar “por un tema de costos, era más barato hacer un bar con escenario que montar un teatro”, reconoce. Pero la propuesta, innovadora y rentable, necesitaba una figura del ambiente artístico que la apadrine y respalde de cara a una temporada inminente. 

“Al primero que fui a buscar fue a Diego Torres, en esa época él vivía parte del año en Mar del Plata, tenía su casa en el Bosque pero no se quería enganchar porque el si bien vivía acá, iba y venía constantemente”, dice. La negativa del intérprete de “Color Esperanza» no detuvo al productor, que entonces  habló con Darío Grandinetti, su gran amigo, que por entonces pasaba junto a su familia mucho tiempo en la ciudad y la propuesta fue divertirse. “Buscamos una tercera pata que fue el arquitecto Luis Guernía y armamos la sociedad”, sintetiza.

Lo que siguió fue darle forma al proyecto y delinear la programación que tendría el espacio más allá del gusto personal de cada uno de los integrantes de la sociedad. “Darío tuvo mucho que ver en esto de bajar línea de qué traer y hacia dónde ir”, reconoce mientras agrega que la encargada de bautizar el proyecto fue Marisa Mondino, pareja del actor. “Marisa nos dijo ‘lo que quieren hacer es una subasta de arte, pónganle la subasta’ y ahí quedó, nos pareció simpático”, recuerda con una sonrisa .

Para diciembre de 1998, el teatro abrió sus puertas con un formato de mosaico que era innovador en ese momento. “Se instaló y empezó a funcionar como un club. Siempre había una mesa para sentarse y charlar pavadas, pero el teatro era lo central. No era solo el momento del show. En el 98, cuando abrió, tenía un formato de mosaico, que para la época fue novedoso, hoy es más normal. Pero ibas el martes a las 8 y veías una cosa y a las 11 había otra propuesta completamente diferente y así pasaban Casero, Posca, Peña o Baglietto, Vitale y Kusturica”, rememora.

De aquellas primeras temporadas fueron parte además Norma Aleandro, Horacio Guarany, China Zorrilla, Mauricio Dayub, Diego Torres y Jorge Drexler, entre otros artistas. 

“Drexler arrancó la primer gira en Argentina en La Subasta y Paul Williams también. Pasó Pedro Guerra, Luis Salinas, Raúl Lavié…. tanta gente pasó por La Subasta”., dice Pérez Iglesias con un dejo de nostalgia mientras destaca que además de los unipersonales como “Mamá está presa” o “Mugre”, podían verse allí obras de la talla de “El Cartero” o “Una bestia en la luna”. “Esa idea tuvo una madre que fue La Coronella en el 88, en Alem entre Roca y Peña, donde pasaba algo similar en una escala más chica”, dice.

Las presentaciones que se daban en La Subasta dejaron momentos imborrables, como la fiesta gitana que trajo Emir Kusturica con su banda. “El cantante serbio saltaba entre las mesas y Kusturica estaba con una camiseta de Boca tocando con un habano en la boca. Era una fiesta”, recuerda Pérez Iglesias.

La Subasta soportó los embates de la crisis del 2001 y estuvo entre las principales opciones de ocio de marplatenses y turistas hasta el 2005.  “Darío se fue a España, la sociedad fue mutando y llegó un momento que sentí que el formato se estaba agotando y que el espacio se estaba sosteniendo con la gastronomía. Intentamos varias cosas, pero a mí lo que me gusta es vender entradas y dijimos basta”, explica.

Fue entonces que el Teatro bar cerró sus puertas para dar paso al Teatro Güemes. “Cuando cerramos La Subasta, Carlos Rottemberg me dijo desarrollá algo lindo, dale continuidad a la actividad en el teatro y ahí apareció la idea del teatro Güemes”, indicó.

“La Subasta significó mucho en mi vida profesional. A veces extraño tener paredes porque las paredes te dan un rumbo y te afianzan y a veces cuando estas solo de gira extrañás tener una casa”, cerró.

Redacción

Fuente: Leer artículo original

Desde Vive multimedio digital de comunicación y webs de ciudades claves de Argentina y el mundo; difundimos y potenciamos autores y otros medios indistintos de comunicación. Asimismo generamos nuestras propias creaciones e investigaciones periodísticas para el servicio de los lectores.

Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img

Te Puede Interesar...

Midieron cuánto más pagan ahora los jubilados de su bolsillo por los remedios tras los cambios del PAMI

Cuando se habla de la situación de los jubilados, generalmente se alude a la caída de los haberes en...
- Advertisement -spot_img

Más artículos como éste...

- Advertisement -spot_img