Cada cinco años, los países firmantes del Acuerdo de París sobre el cambio climático deben presentar planes de acción que aumenten su nivel de ambición para cumplir su objetivo: detener el aumento medio de la temperatura mundial en 2°C por encima de los niveles preindustriales, si no en 1,5°C. Los planes vigentes, que abarcan objetivos a cumplir para 2030, solo bastan para frenar el calentamiento en algún punto entre 2,6°C y 3,1 °C.
Este año, las partes tienen la oportunidad de mejorar esta trayectoria, ya que presentan nuevos planes a las Naciones Unidas. Estos planes se conocen como contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) y la nueva tanda mirará más lejos, hasta 2035. El plazo de presentación finalizó en febrero, pero hasta ahora solo 21 de 195 partes lo han hecho. De América Latina, Brasil, Uruguay y Ecuador están incluidos.
América Latina representa menos del 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, pero es muy vulnerable a los efectos del cambio climático. Responder a estos efectos y seguir reduciendo las emisiones es un reto, teniendo en cuenta que la región recibe una media del 17% del total del monto de financiación internacional para el clima al año.
A pesar de sus actuales planes de NDC, las emisiones en México y Brasil ―los dos mayores emisores de la región― están en aumento, como también lo están en Argentina, Colombia, Chile y Paraguay. Estas emisiones se controlan mediante informes de transparencia bienales, un mecanismo del Acuerdo de París que obliga a las partes a actualizar la información sobre sus emisiones.
“Las emisiones de la región siguen creciendo y no hay desacoplamiento del crecimiento económico”, afirma Alejandra López, que dirige el área de diplomacia climática en Transforma, una ONG con foco en el clima. “Las NDC son una oportunidad para repensar los modelos de desarrollo. Los países tendrán que plantearse las medidas que tomarán para ser neutros en carbono”.
El proceso de los nuevos objetivos
Elaborar un plan climático nacional no es sencillo. Aunque suele estar dirigido por el área de medioambiente de un gobierno, todos los ministerios están implicados, ya que los compromisos que se incluyan les afectarán directa o indirectamente. También requiere conseguir la financiación necesaria para poner en práctica los planes.
Las NDC reflejan las realidades de un país, y cada una es diferente. Por tanto, los gobiernos pueden elegir cómo presentan sus compromisos. Aunque no son compromisos jurídicamente vinculantes, las NDC suelen ir asociadas a leyes: por ejemplo, la Ley Marco de Cambio Climático de Chile y la Política de Cambio Climático de Uruguay.
Los dos primeros países latinoamericanos en presentar sus nuevas NDC, Brasil y Uruguay, lo hicieron en 2024. Brasil presentó sus NDC durante la conferencia de la ONU sobre cambio climático de 2024, COP29. Como país anfitrión de la COP30 que tendrá lugar el próximo noviembre, las NDC de Brasil fueron especialmente esperadas y analizadas.
Brasil: “Malo, pero no terrible”
Brasil espera reducir sus emisiones entre un 59% y un 67% para 2035, en comparación con los niveles de 2005. En sus anteriores NDC, presentadas en 2016, el país se comprometió a reducir sus emisiones en un 37% para 2025, y en un 43% para 2030. Según los últimos datos disponibles de Brasil, sus emisiones netas totales en 2022 se habían reducido un 20,4% en comparación con los niveles de 2005. En la COP29, el vicepresidente de Brasil, Gerardo Alckmin, describió las nuevas NDC como “ambiciosas pero realistas”.
Dialogue Earth habló con Claudio Angelo, coordinador de política internacional del Observatório do Clima, una ONG brasileña dedicada al clima. En su opinión, el hecho de que Brasil haya presentado sus objetivos de reducción de emisiones en una franja delata que podría haber hecho más: “El objetivo es malo, pero no terrible. No está alineado con el objetivo de 1,5°C”.
Las NDC proponen “seguir trabajando hacia la deforestación cero”, pero no incluyen el objetivo anunciado anteriormente por el presidente Lula da Silva de alcanzar la deforestación cero en 2030. La deforestación en la Amazonía brasileña se redujo un 7% en 2024 con respecto a 2023.
También llama a la “adopción de modelos de producción agrícola y ganadera sostenibles”, y pide a los países desarrollados que lideren la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles.
Vacas pastando en un campo de Gaúcha do Norte, estado de Mato Grosso, Brasil. Los nuevos planes climáticos del país incorporan la adopción de modelos de producción ganadera sostenibles (Imagen: Flávia Milhorance / Dialogue Earth).
La adaptación también ocupa un lugar central en las NDC. Brasil revisará su actual plan nacional de adaptación e impulsará la creación de planes de adaptación locales y sectoriales este año.
Brasil propone un plan de transformación verde con varios instrumentos financieros para financiar sus NDC, como reformas fiscales, bonos verdes soberanos y mercados de carbono.
Uruguay: Sin cambios con la “misma excusa”
El objetivo de reducción de emisiones de las nuevas NDC de Uruguay, presentadas el pasado diciembre por la anterior administración nacional, no ha cambiado: se compromete a limitar las emisiones anuales de dióxido de carbono a 9.267.000 toneladas para 2035, las de metano a 818.000 toneladas y las de óxido nitroso a 32.000 toneladas. El gobierno ha afirmado que el objetivo de sus anteriores NDC era “muy ambicioso” y que no sería conveniente aumentarlo.
Martina Casas, bióloga y activista ambiental uruguaya, no está de acuerdo: “Esto habla mal de la gente que maneja la política. No se puede decir que como ya era ambicioso se siga igual. Es la misma excusa de siempre: somos un país pequeño y contaminamos poco. El gobierno tampoco está cumpliendo los objetivos ya presentados, y los planes futuros de buscar petróleo en alta mar no son compatibles con las NDC”.
Las NDC de Uruguay proponen promover la electrificación del transporte y la eficiencia energética, y “valorar la conveniencia” de utilizar gas natural. Uruguay ya obtiene hasta el 98% de su electricidad de fuentes renovables. El país también tiene previsto aumentar su superficie de plantaciones forestales en un 20%, mantener su actual cobertura de bosques autóctonos, mejorar el secuestro de carbono en sus suelos agrícolas y desplegar tecnología que reduzca las emisiones de metano en los vertederos de residuos.
Al igual que Brasil, las NDC de Uruguay también tienen un fuerte componente de adaptación. Los compromisos del país para 2035 incluyen la implementación de herramientas para prevenir y gestionar los riesgos de sequía, la aprobación de diez planes de gestión de cuencas hidrográficas y acuíferos, planes de gestión para todas las áreas protegidas y la generación de informes anuales de pérdidas y daños.
El proyecto Ganadería y Clima, llevado a cabo por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y el Ministerio de Medio Ambiente de Uruguay, trabaja con familias productoras para fortalecer la ganadería en pasturas (Imagen: ©FAO, Flickr, CC BY-NC-SA)
Ecuador: Reducciones “incondicionales”
Ecuador también ha presentado su nuevo plan climático. Se compromete a reducir el 7% de sus emisiones en 2035 sobre la base de los niveles de 2010 “incondicionalmente”. Esto se combina con otro recorte “condicional” del 8% en todos los sectores de la economía (las NDC anteriores contenían objetivos diferentes para cada sector), que, según afirman, depende de la financiación internacional.
En su anterior plan de NDC, que expira en 2025, Ecuador se comprometió a reducir las emisiones en un 9% en los sectores de la energía, la industria, los residuos y la agricultura. También se comprometió a lograr una reducción adicional del 4% mediante cambios en el uso del suelo, como la forestación y la gestión forestal. En total, el gobierno estima haber reducido sus emisiones en un 5% mediante sus primeras NDC.
Karina Barrera, ex subsecretaria de Cambio Climático de Ecuador, afirma que los nuevos objetivos son más ambiciosos, a pesar de las limitaciones financieras. “Sin embargo, es difícil decir que la meta está alineada con el objetivo de 1,5°C”, añade. “Lo que el país está haciendo entra dentro de sus capacidades y responsabilidades comunes pero diferenciadas. Seguimos luchando contra otras carencias de desarrollo, otras prioridades de la región”.
Ecuador afirma que fomentará las energías renovables, desarrollará la movilidad sostenible y reducirá las emisiones de los procesos industriales, como la producción de cemento. También pondrá en marcha sistemas de producción agrícola “sostenibles y de bajas emisiones”, aumentará las zonas sometidas a medidas de conservación y promoverá la captura de metano en los vertederos.
Las NDC establecen sectores prioritarios para la adaptación ―patrimonio natural, patrimonio hídrico, salud, asentamientos humanos, sectores productivos y soberanía alimentaria― con medidas detalladas para cada sector. También se incluye un borrador de marco conceptual para pérdidas y daños, y consideraciones de género, edad y cultura.
Chile: Proyecto en consulta
Chile también ha presentado sus nuevas NDC, pero aún es un borrador y se encuentra en fase de consulta ciudadana. La versión final no se publicará hasta dentro de dos meses.
En el borrador de Chile, el gobierno reitera sus objetivos existentes para 2030: no emitir más de 1.100 millones de toneladas de CO2 equivalente entre 2020 y 2030 , alcanzar el pico de emisiones de gases de efecto invernadero en 2025 y llegar a unas emisiones anuales de 95.000.000 de toneladas en 2030. Además, añade el nuevo compromiso de que las emisiones totales no superen los 490.000.000 de toneladas entre 2031 y 2035, y que las emisiones anuales se reduzcan a 91.000.000 de toneladas en 2035.
Vicente Sepúlveda, investigador del Centro de Energía de la Universidad de Chile y colaborador de las nuevas NDC, califica estas ambiciones de “realistas”. Pero también afirma que varios de los supuestos de Chile, como la expansión del hidrógeno verde y la electromovilidad, siguen siendo cuestionables.
Carolina Palma, coordinadora de incidencia política de la ONG chilena de justicia ambiental FIMA, está de acuerdo: “Estamos siendo más ambiciosos de lo que podemos cumplir. Chile ya se había comprometido a que todos los coches vendidos fueran de cero emisiones en 2035, pero no veo grandes cambios para conseguirlo. Además, el plan de descarbonización [anunciado recientemente] para el cierre de las centrales eléctricas de carbón es bastante erróneo”.
Las NDC piden la elaboración de planes sectoriales de reducción de emisiones, que deben incorporar medidas para proteger el empleo en actividades vulnerables al cambio climático. Además, menciona el establecimiento de un objetivo de eficiencia energética, la potenciación de la valorización de los residuos orgánicos y la promoción de un cambio hacia un transporte por carretera, ferroviario y marítimo de bajas emisiones.
El presidente chileno Gabriel Boric participó en la presentación del primer autobús de hidrógeno fabricado en Chile el pasado diciembre. Uno de los nuevos objetivos del país es el cambio hacia un transporte con bajas emisiones (Imagen: Alex Ibañez / Dirección de Prensa, Presidencia de la República de Chile)
En cuanto a la adaptación, el plan exige un inventario nacional de los efectos del cambio climático, incluidas las pérdidas y los daños. Destaca la reducción “significativa” de la escasez de agua y el aumento de la resiliencia del sector sanitario. Para 2035, el 50% de las nuevas infraestructuras públicas tendrán en cuenta el cambio climático en la fase de diseño. También se promete plantar 10.000 hectáreas de bosques autóctonos al año a partir de 2031.
Las NDC de Chile también incluyen un componente oceánico. El país se ha comprometido a ampliar su superficie de ecosistemas terrestres y acuáticos protegidos en al menos 1 millón de hectáreas para 2030. Para 2035, contará con un plan de gestión para el 50% de sus zonas marinas protegidas. Actualmente, más del 40% del territorio marítimo de Chile está bajo alguna categoría de protección.
Los próximos pasos
Colombia, México y Panamá están elaborando sus nuevos planes climáticos, pero López afirma que no estarán listos en un futuro inmediato. El de Argentina no está previsto hasta mediados de este año, según declaraciones realizadas en la conferencia de la ONU sobre biodiversidad COP16 de 2024 por su ex subsecretaria de Ambiente, Ana Lamas.
Para Enrique Maurtua Konstantinidis, consultor senior de política climática, la gran mayoría de las NDC latinoamericanas que se presentarán este año serán conservadoras: “Aunque algunas aumentarán la ambición, no serán los grandes compromisos que a uno le gustaría. Los gobiernos serán prudentes. Eso no quiere decir que si las sumamos todas, no vayamos a estar un poco más cerca del objetivo de los 2°C, lo que sería una señal positiva”.
La COP30 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) se celebrará en Brasil del 10 al 21 de noviembre. Se espera que el mayor número posible de NDC esté listo antes de esa fecha, para facilitar el balance. Mientras que la COP29 se consideró una conferencia centrada en la financiación ―que concluyó con un nuevo objetivo de financiación del clima muy criticado―, la COP30 será una conferencia centrada en la implementación .
Durante una visita a Brasil en febrero, el Secretario Ejecutivo de la CMNUCC, Simon Stiell, declaró: “La gran mayoría de los países han indicado que presentarán nuevos planes este año”. Añadió que tiene sentido que las partes se tomen más tiempo con sus NDC, “para asegurarse de que estos planes son de primera calidad, esbozando adecuadamente cómo contribuirán a este esfuerzo”.
Este artículo forma parte de COMUNIDAD PLANETA, un proyecto periodístico dirigido por Periodistas por el Planeta, del que Dialogue Earth es miembro.