Diorama siempre permaneció en la plaza Bonsuccès, 3. Pero a lo largo de más de setenta años logró encajar toda una serie de estilos de lo más variados; se explica, quizá y en parte, por el aforo generoso y la centralidad.
Fue inaugurado el 27 de septiembre de 1902 al calor de los formidables festejos de la Mercè que habían cobrado de pronto una espectacularidad notable. El aprovechamiento de aquella celebración popular se reveló acertado.
El gran escenógrafo Alarma incorporó al espectáculo técnicas novedosas que tuvieron gran éxito
Y es que se ofrecía un espectáculo no sólo novedoso sino también moderno, inspirado en una serie de ingenios técnicos que seducían al público al ofrecer un desfile de efectos sorpresa.
La publicidad anunciaba: “Cuatro cuadros corpóreos y perspectivos animados con figuras en movimiento”. En este caso no suponía ni mucho menos una exageración.

Fragmento del escenario creado bajo inspiración modernista por Salvador Alarma
Desconocido / Imagen cedida por el Arxiu Fotogràfic de Barcelona
Se basaba en la innovación propuesta por el sabio francés divulgador de la fotografía Louis Daguerre mediante la intervención externa en una pintura sobre un fondo de seda, combinada con otros elementos sobre todo iluminados con ingenio para obtener inesperados efectos ópticos.
Pues bien, el renombrado artista local Salvador Alarma, maestro en el arte de la escenografía, se las compuso para introducir aquellos hallazgos a la escena teatral, que tanto dominaba. Fue un éxito al resultar que el espectáculo tan entretenido aportaba una calidad artística indudable. No fue el primer Diorama barcelonés, pero sin duda el mejor. Pese a ello no resistió el empuje avasallador de la gran novedad: el cine.
Ya en 1903 se transformó en Gran Cinematógrafo, al ser dedicado a la proyección de películas. Eran mudas y exigían la colaboración. Si se trataba de un documental, actuaba a pie de pantalla una especie de guía para informar sobre cuanto desfilaba por la pantalla. Cuentan que en una ocasión recitaba con lentitud: Moscou de dia… Moscou de nit… Moscou nevat…. Y un chistoso gritó: Mos cou l’orella de tant sentir-vos!
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El discurrir del tiempo obligó a introducir cambios para adaptarse, como el sonoro en 1932. Después de la guerra incivil, entró en una acentuada decadencia. En 1973 se inició una nueva etapa que fracasó y ahondó la crisis, para caer a renglón seguido en la vulgaridad de sala X. El cierre del Diorama estaba ya a la vuelta de la esquina.
CUADERNO BARCELONÉS
Bajar de Montjuïc
La esencial asignatura pendiente sigue siendo Montjuïc. Cobra actualidad la firme reivindicación expresada en el último magazine de Arquitectes per l’Arquitectura sobre Montjuïc, calaix de sastre con textos de Estanislau Roca, Joan Busquets y Joan Clos. Es cierto que padeció las consecuencias históricas de haber sido merecidamente odiada, pero no es menos cierto que en los últimos tiempos ha sufrido las consecuencias de un maltrato insoportable. Parece hoy increíble la negativa que en la época olímpica esgrimió Convergència contra la reclamada aportación de tres estaciones de metro. Es lógico que haya acuerdo ahora en exigir acabar con ciertas carencias como la mejora del transporte público, la transformación de la Marina del Prat Vermell y transformar los cercanos pabellones feriales. Un planteamiento de orden psicológico, aunque estimo esencial, es ofrecer a los visitantes una subida a la cima sin colas, cómoda y barata; solo de esta suerte aceptarán entonces optar por un descenso placentero que les permitirá descubrir y gozar de cuanto la montaña oculta en sus vertientes.