En Río Negro, Patagonia, un equipo de científicos tuvo un hallazgo sin precedentes. Se trata de una fauna de 75 millones de años que permite ampliar el conocimiento sobre la prehistoria de la Patagonia. Y además, permite entender mejor los cambios ambientales que transformaron la región a lo largo del tiempo.
El hallazgo estuvo a cargo de un equipo internacional de paleontología que logró desenterrar los restos de una fauna prehistórica completamente desconocida en el norte de la Patagonia -incluyendo una nueva especie de dinosaurio-, en una zona donde nunca antes se habían hallado fósiles de esta magnitud.
Hace 75 millones de años, la región era un ecosistema de ríos, lagunas y bosques en los que convivían reptiles gigantes, peces de agua dulce y moluscos exóticos. Ahora, un equipo de científicos logró reconstruir esa escena perdida en el tiempo gracias al hallazgo de una fauna completamente nueva en cercanías de General Roca, provincia de Río Negro.
“Nunca habíamos podido encontrar una fauna de esta edad en la región. Siempre encontrábamos animales o dinosaurios aislados. Ahora hallamos caracoles, peces, animales, un montón de elementos del ecosistema en su totalidad”, destacó Federico Agnolín en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
Entre los fósiles encontrados se destacan los restos de un nuevo dinosaurio herbívoro, abundantes moluscos, tortugas gigantes y peces de especies hoy extintas o ausentes en la región.
Encontraron también un nuevo dinosaurio herbívoro: Chadititan calvoi
Uno de los hallazgos más relevantes en esta fauna prehistórica es el de una nueva especie de dinosaurio herbívoro, bautizado Chadititan calvoi. Este saurópodo titanosaurio tenía cuello largo y estructura robusta y no superaba los 10 metros de longitud en su adultez. Según aseguran los investigadores, era relativamente pequeño en comparación con otros titanosaurios.
Su nombre hace referencia a su lugar de hallazgo, las inmediaciones del Salitral Moreno. También rinde homenaje al paleontólogo Jorge Calvo, especialista en dinosaurios patagónicos recientemente fallecido.
El equipo identificó los restos de al menos siete individuos del Chadititan, lo que sugiere que estos dinosaurios vivían en grupos y compartían su hábitat con otras criaturas. Entre ellas, se encontró la garra afilada de un abelisaurio, un depredador de unos seis metros de largo emparentado con el famoso Carnotaurus, que probablemente fuera el mayor carnívoro de su ecosistema.

Tortugas y peces, otro de los hallazgos clave en Patagonia
El hallazgo de esta fauna prehistórica también incluye cientos de placas de caparazón de tortugas de agua dulce, que representan más del 90 por ciento de los restos recuperados. Estos reptiles, similares a los actuales habitantes de los ríos del norte argentino, eran dominantes en los ecosistemas acuáticos de la época. Una de las especies identificadas es Yaminuechelys, una tortuga de gran tamaño cuyo caparazón alcanzaba los 80 centímetros de longitud.
Los científicos también descubrieron restos de peces prehistóricos inusuales para la región, como pejelagartos (familia Lepisosteidae) y peces pulmonados, similares a los que hoy se encuentran en Australia y Sudamérica tropical. “Este dato refuerza la idea de que el ecosistema patagónico en ese período tenía una fauna más próxima a la de climas cálidos y húmedos. Es decir, diferente de la Patagonia árida actual”, explicó Agnolín, uno de los autores de la publicación.

Identificaron también al menos seis especies de moluscos
Uno de los aspectos más sorprendentes del hallazgo es la diversidad de moluscos, organismos con un registro fósil fragmentario debido a su caparazón frágil. Los investigadores identificaron al menos seis especies. Dentro de esta se incluye una aún sin nombre, emparentada con Aperostoma inca, un caracol terrestre que hoy solo se encuentra en las selvas nubladas del norte argentino, a más de dos mil kilómetros de distancia.
“Estos descubrimientos nos muestran que la Patagonia, en aquel entonces, tenía una biodiversidad muy distinta a la actual. Encontramos grupos de organismos que hoy no habitan la región, lo que indica un cambio drástico en el ecosistema con el paso del tiempo”, explicaron los investigadores.
Los fósiles revelan que esta fauna prosperó en un ambiente de agua dulce que, con el tiempo, fue desapareciendo. Las lagunas se secaron y dieron paso a un paisaje cada vez más árido.

*Con información de Agencia CTyS-UNLaM.