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miércoles, marzo 12, 2025

Latinoamérica pierde apoyo ante erupciones por recortes de EE. UU.

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[CIUDAD DE MÉXICO] Especialistas en vulcanología advierten que sin el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) que se destinaba al monitoreo volcánico y la prevención de erupciones, millones de personas en toda la región serán más vulnerables ante estas emergencias.

América Latina es una de las regiones con mayor actividad volcánica del mundo, con cerca de 300 volcanes activos situados a lo largo del Anillo de Fuego que va desde México a Chile. Algunos estudios reportan que son casi 7 millones las personas de la región que viven a menos de 10 kilómetros de un volcán activo.

Pero desde 1986, cuando se creó el Programa de Asistencia para Desastres Volcánicos (VDAP, por sus siglas en inglés), cofinanciado por el Servicio Geológico de los Estados Unidos y USAID, se inició una etapa de cooperación internacional que permitió aumentar las capacidades globales para mitigar los peligros volcánicos.

Desde entonces, VDAP ha ayudado a monitorear la actividad de distintos volcanes en América Latina; ha donado equipos de monitoreo, apoyado en la creación de mapas de riesgos en zonas cercanas a los volcanes y aportado metodologías de predicción de erupciones.

Esta vigilancia volcánica ha contribuido a que los países puedan conocer mejor sus volcanes y evitar tragedias por erupciones, como ocurrió en 2008 con el Nevado del Huila, en Colombia, donde el monitoreo permitió alertar a las autoridades con más de una semana de antelación y evacuar a más de 5 mil personas que estaban expuestas a cenizas y flujos de lodo, conocidos como lahares.

Mapa con la ubicación de los volcanes (triángulos rojos) en los que el Programa de Asistencia para Desastres Volcánicos (VDAP) ha respondido desde 1986 en todo el mundo. Crédito de la imagen: VDAP.

Sin embargo, con el anuncio del presidente Trump, en enero de 2025, de rescindir masivamente los apoyos de USAID a una serie de proyectos en todo el mundo, el Programa dejará de aportar la colaboración que solía dar a la región.

“La cooperación que teníamos gracias USAID nos permitía implementar un monitoreo volcánico en tiempo real y conocer con antelación los síntomas precursores de una erupción para alertar a las autoridades y a la población”, dijo a SciDev.Net Jersy Marino, geólogo especializado en vulcanología e investigador en el Instituto Geológico Minero Metalúrgico (INGEMMET) de Perú.

De acuerdo con Marino, implementar un sistema de monitoreo en un volcán puede costar entre US$ 2 y 4 millones, sólo en equipos. A eso hay que sumar costos operativos: desde el transporte y la instalación de esos instrumentos hasta la implementación de las redes para que esos datos lleguen a un centro de monitoreo.

“Es carísimo porque no es sólo un sismógrafo o un GPS o un medidor de gases, es un sistema sofisticado que necesita mantenimiento y, con el tiempo, renovación”, agregó.

Parte del reto de monitorear volcanes en la región es la combinación de la actividad volcánica con la población en riesgo.

“Latinoamérica es muy especial porque tenemos volcanismo activo en gran parte del margen occidental, y muchos países tienen población expuesta a los productos del volcán”, dijo a SciDev.Net Pablo Forte, investigador en el Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica, en Buenos Aires.

“Además -agregó Forte- los volcanes de un país afectan a otro. Si hay una erupción en Chile, por los vientos habrá consecuencias para Argentina, por eso la cooperación entre países es tan importante”.

“Entender la dinámica de los volcanes en Perú, Chile o México para los norteamericanos también es muy importante, porque pueden entender mejor sus propios volcanes”.

Jersy Marino, geólogo especializado en vulcanología e investigador en el Instituto Geológico Minero Metalúrgico del Perú

Para Marino, es poco probable que la región pueda costear esa vigilancia volcánica. “Es una inversión bastante fuerte y obviamente países como Argentina o Perú, o como Guatemala y El Salvador, donde hay volcanes, pero los recursos económicos para la investigarlos son bastante limitados, pues van a tener un impacto mayor”, dijo.

Sin embargo, Forte considera que este cambio pone los reflectores en América Latina. “Tampoco se le puede achacar toda la responsabilidad a USAID; es un factor de ayuda externo, hiper justificado, pero nuestros Estados nación tendrían que saber responder y satisfacer las necesidades de nuestra población”, precisó.

De acuerdo con el geofísico Andy Lockhart, quien trabajó en VDAP durante 36 años, USAID pagaba la mitad de los salarios del equipo del VDAP, formado por entre 5 y 10 personas; además sufragaba las misiones del VDAP en el extranjero y los equipos de vigilancia volcánica donados a los países en desarrollo.

“Creo que ayudar a los demás simplemente es de buenos vecinos”, escribió Lockhart en sus redes sociales días después del anuncio de Trump.

Cenizas del volcán Ubinas, en su erupción del 2014, cubriendo el pueblo del mismo nombre, en la región Moquegua, sur del Perú. Crédito de la imagen: cortesía de Jersy Marino (INGEMMET, Perú)

La falta de cooperación afecta a la ciencia

Otro de los apoyos que ofrecía VDAP a través de USAID era el financiamiento para becas, congresos y capacitaciones. Así lo destacó Lizzette A. Rodríguez, profesora y directora del Departamento de Geología de la Universidad de Puerto Rico.

“Los talleres, congresos, cursos, apoyo en el campo, etcétera, definitivamente han sido pieza clave para el continuo desarrollo de los observatorios vulcanológicos y otras instituciones que estudian nuestros volcanes”, dijo Rodríguez a SciDev.Net.

Puede sonar poco, pero Forte considera que estos recursos han servido para algo esencial: formar profesionales latinoamericanos en vulcanología y fortalecer los 17 observatorios que actualmente monitorean la actividad volcánica en 10 países de la región, y que en menos de dos décadas pasaron de monitorear 57 a 135 volcanes activos.

“Nuestros países pueden enfrentar solos las crisis volcánicas, pero el apoyo es clave para lograrlo”, dijo Forte.

Los especialistas coinciden en que, además de la población en riesgo, la investigación científica internacional será una de las más afectadas con esta reducción de apoyos por parte de Estados Unidos.

“Entender la dinámica de los volcanes en Perú, Chile o México para los norteamericanos también es muy importante, porque pueden entender mejor sus propios volcanes”, aseguró Marino. [Sin estos fondos] “hay una pérdida mutua, porque la investigación enseña a ambos, a los del norte y a los del sur”.

Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net

Redacción

Fuente: Leer artículo original

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