Una de las claves para vencer es ser capaz de marcar el ritmo los máximos minutos posibles. Y aunque también sucede en el fútbol, afortunadamente en ocasiones en este deporte esa norma no se cumple sorprendentemente. Un equipo, con su entrega en defensa más algo de fortuna, puede salir vencedor cuando ha vivido a remolque. La máxima sería que debes tratar de llevar el máximo tiempo posible la iniciativa y cuando no suceda sepas sufrir sin consecuencias negativas.
Llevar la iniciativa hace que los jugadores vayan creciendo viendo que el planteamiento y las prestaciones son las adecuadas. Hasta ahora esa sensación venía determinada por la posesión. Pero parece que la modernidad en el fútbol está variando estos conceptos. Este martes el Barcelona fue un claro ejemplo de ello.

Hansi Flick da instrucciones durante el encuentro entre el Barça y el Benfica
Alejandro García / EFE
El equipo de Flick arrancó imprimiendo verticalidad y mucho ritmo y se relamió
Con la ventaja de un gol cualquier planteamiento de poseer el balón para instalarse en campo contrario lo podíamos relacionar con eliminatoria superada. Pero el Barcelona inició el encuentro con ganas de verticalidad, imprimiendo mucho ritmo. Y se relamió cuando observó que los portugueses se apuntaban a la fiesta. Los que hemos vivido mucho el concepto antiguo a veces da la sensación de que no haría falta tanto riesgo. Pero el transcurrir del encuentro te hace ver que quizás el riesgo está en obsesionarte por lo contrario. Entonces si perdemos la referencia de la posesión del balón como termómetro de llevar la iniciativa, deberemos buscar otros valores que lo demuestren. No solo correr en vertical te va a otorgar la victoria.
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El primer valor son los metros recorridos y la intensidad con la que se recorren. Raphinha es un maestro en esa acción o por ejemplo Pedri ya me hizo perder el oremus y recorrió 13,6 km. En un recital de ofrecimientos, asistencias y robos de balón. Otro baremo podría ser el de los pases verticales que permiten superar una línea rival. De manera que el receptor del balón se encuentra con la posibilidad de asistir a un compañero, yendo a buscar a los componentes del rival que juegan a la misma altura para atraerlos, fijarlos y en ese momento dar el pase. Otra variante son las conducciones ya sean en vertical o en diagonal que superan una línea rival. Un ejemplo lo tenemos co Pedri o Balde. Es un formato de uno contra uno a campo abierto. Luego está la capacidad de unos contra uno en las bandas. Cada vez que un extremo recibe debería intentar progresar por su banda o buscar una diagonal hacia los centrales. Esas acciones las hace de maravilla Lamine Yamal y más cuando Koundé llega a su altura y fija al lateral. Y el último concepto es la llegada de los jugadores de segunda línea.