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Fundado el 26 de junio de 1891, la Unión Cívica Radical, mostró siempre tener su propio carácter, debido a que sus militantes “no son de arriar” por sus dirigentes, ya que cada radical tiene conceptos propios de lo que quieren, pretenden o desean para la Nación. La UCR siempre se ha debatido y ha estado marcada por constantes luchas internas, ideológicas o estratégicas, que han debilitado al partido en momentos clave de la historia argentina.
El radicalismo es un partido que ha crecido y sobrevivido en la crisis, pero también ha sufrido fracturas internas que han erosionado su capacidad de liderazgo y muchos dirigentes lo abandonaron para formar otras agrupaciones políticas. No nos olvidemos que el peronismo se conformó con el apoyo del Partido Laborista de Cipriano Reyes y FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), fue una agrupación política argentina, fundada el 29 de junio de 1935, que actuó dentro de la esfera de influencia de la Unión Cívica Radical.
La fractura que facilitó el golpe militar de 1930
Una de las primeras divisiones importantes se produjo entre personalistas y antipersonalistas (1924-1931). Esta fractura facilitó el golpe militar de 1930 que derrocó a Yrigoyen en su segundo mandato, mostrando incapacidad para mantener la unidad en momentos críticos. Tras la muerte del expresidente Hipólito Yrigoyen, el partido se dividió entre quienes defendían su legado y aquellos que lo consideraban una figura autoritaria.
Tras la caída de Perón en 1955 y tras el llamado a elecciones en 1958 nuevamente la UCR se partió entre dos sectores: UCR Intransigente (UCRI), liderada por Arturo Frondizi que abogaba por ideas desarrollistas, y UCR del Pueblo (UCRP), encabezada por Ricardo Balbín, con un enfoque más clásico y antiperonista. Esa división, lejos de consolidar un proyecto opositor fuerte, profundizó las debilidades internas del partido.
Tras la llegada de Raúl Alfonsín en 1983 a la presidencia, el surgimiento de la Junta Coordinadora Nacional, un grupo de jóvenes con ambiciones políticas, marcó otro episodio de tensiones. Diferencias entre la nueva generación que deseaban desplazar y reemplazar a los dirigentes tradicionales complicó la gestión y muchos se atreven a decir que fueron los grandes responsables de la caída de Alfonsín y sembró discordias que aún perduran.
“Pero para hacer esta buena política se necesita grandes móviles, se necesita fe, honradez, nobles ideales; se necesita, en una palabra, patriotismo” (Leandro N. Alem).
Las peleas internas que minaron al radicalismo
Fernando De La Rúa (1999-2001), surgido de la Alianza con el FREPASO, es otro ejemplo de cómo las peleas internas minaron al radicalismo y donde muchos radicales, aliados con el peronista Eduardo Duhalde, llegaron a pedirle la renuncia a De La Rúa.
A pesar que hoy las encuestas, a nivel nacional, marcan claramente una muy baja intención de votos, producto de dirigencias nacionales y provinciales que no cautivan a nadie y deben en algunas provincias esconderse en frente electorales a cambio de cargos en tercera o cuarta línea. Sin embargo, la Unión Cívica Radical conserva liderazgos locales fuertes en provincias Carlos Sadir (Jujuy), Gustavo Valdés (Corrientes), Alfredo Cornejo (Mendoza), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Leandro Zdero (Chaco). Además, la UCR mantiene presencia significativa en muchos municipios provinciales y 28 municipios del interior bonaerense, donde sigue siendo un actor más que relevante.
Si la crisis interna del radicalismo persiste, se abre una ventana de ser fagocitados para otras fuerzas políticas, la conclusión a esto es más que obvia, en las últimas elecciones presidenciales del casi 57% que saca Milei, muchos fueron votos de radicales, aunque también es cierto que algunos fueron a integrar el 44% de Massa.
Un partido histórico
La UCR, un partido con valores, con principios de dignidad y honradez y que sin lugar a dudas fue fundamental en la construcción de la historia democrática argentina, hoy parece atrapada en la decadencia de su dirigencia poco reconocida y muchas veces ya obsoleta. La pregunta del millón sería ¿podrá reinventarse o si será absorbida por otras fuerzas o lo que es peor va camino a su extinción?
Como tantas veces en su historia, el radicalismo: o encuentra el camino hacia la renovación, o quedará relegada e incapaz de adaptarse a las demandas de toda una nueva generación que aún hoy no comprendemos totalmente.
Por Jorge Reinoso Rivera
Periodista