Las grandes revoluciones energéticas han cambiado la historia de la humanidad. Primero fue el carbón, luego el petróleo, la energía nuclear y más recientemente la eólica y la solar. Pero ahora, América Latina podría estar a las puertas de un descubrimiento que podría alterar el rumbo del sector energético: el poder oculto del océano.
Argentina, un país con vastos recursos naturales, ha puesto su mirada en un tesoro sin explotar que yace en sus costas: la energía generada por las olas. Un equipo de investigadores trabaja en una innovadora tecnología capaz de convertir el incesante vaivén del mar en electricidad, un avance que podría cambiar la matriz energética de la región.
El mar, la fuente de energía que América Latina nunca aprovechó

América Latina ha dependido históricamente de la explotación de recursos terrestres como hidrocarburos, gas, cobre y litio. Sin embargo, la energía oculta en el océano ha sido, hasta ahora, un tesoro ignorado.
La energía undimotriz, generada por el movimiento de las olas, es un recurso renovable que podría superar en densidad y eficiencia a la energía solar y eólica. A diferencia de otras fuentes de energía limpia, las olas no dependen de la luz del sol ni de la intensidad del viento: se generan constantemente, día y noche, en todas las estaciones del año.
El proyecto liderado por investigadores de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) en Argentina busca aprovechar esta ventaja con una tecnología innovadora que captará la energía del océano en las costas de Mar del Plata y Necochea.
El ingeniero Alejandro Haim, responsable del proyecto, explica que su sistema se basa en boyas flotantes capaces de transformar el movimiento del mar en electricidad de manera continua y sostenible.
El primer convertidor de energía undimotriz en América Latina

El desarrollo argentino consiste en dos boyas unidas a un núcleo central, donde un mecanismo interno convierte la energía del mar en un movimiento giratorio continuo, transformándola en electricidad utilizable.
Las ventajas de esta tecnología son impresionantes:
- Energía constante y predecible: A diferencia del sol y el viento, las olas nunca dejan de moverse.
- Mayor densidad energética: La energía de las olas es 10 a 30 veces más densa que la solar y 5 veces más densa que la eólica.
- Bajo impacto ambiental: No genera emisiones ni contamina los ecosistemas marinos.
- Independencia energética: Podría reducir la dependencia de combustibles fósiles en América Latina.
¿El océano podría alimentar a toda América Latina?
Si bien la energía undimotriz aún es un campo en desarrollo, su potencial es innegable. Argentina está tomando la delantera, pero otras naciones de la región con costas extensas podrían sumarse a esta carrera energética.
El Atlántico y el Pacífico albergan una fuente de energía inagotable, esperando ser aprovechada. Si este proyecto tiene éxito, podríamos estar viendo el inicio de una nueva era, donde el océano no solo sea un espacio de comercio y biodiversidad, sino también el motor energético del futuro de América Latina.
La pregunta ya no es si la energía del mar puede ser aprovechada, sino cuándo daremos el salto para desatar su verdadero poder. ¿Será esta la clave para que América Latina lidere la transición hacia una energía 100% limpia?