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lunes, marzo 17, 2025

Matt Dawson no tenía razón: en el rugby fracasan los que no saben pensar

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Lo que se dijo sobre el partido habla más sobre el declarante que sobre el juego. “Gracias Italia por arruinar este test match”, escribió en la red social Twitter (hoy X) Matt Dawson, ex medio scrum del seleccionado y comentarista de TV inglesa. Al hombre que dio el pase para el drop más recordado de la historia del país que le puso reglas a este juego le molestó que la propuesta táctica de Italia para emparejar las fuerzas de Inglaterra se basara en no proponer un solo ruck a lo largo de casi todo el partido. Tan simple como eso. El tuit y la historia datan de 2017. Pero no pierden vigencia.

Pongo en tema por si no se recuerda cómo eran las reglas hace tan solo ocho años. El ruck, esa formación espontánea que permite la conservación de la pelota después de un tackle pero también la disputa y posible recuperación de la defensa, hasta 2017 se constituía de una forma diferente a la de 2025. Esta formación es un mini corte en la fluidez del juego. En la jerga del rugby, cuando un equipo juega mucho al contacto para avanzar provocando rucks se dice que la continuidad es indirecta. Por el contrario, un equipo que avanza en el terreno con pases tanto antes como dentro de la defensa y sin tener rucks que lo frenen decimos que tiene continuidad directa. La continuidad directa es el sueño del 95% de los amantes del juego (me permito dejar un margen del 5% para quien opine lo contrario). Históricamente los equipos ingleses se caracterizaron por la continuidad indirecta sólida y efectiva, aunque poco vistosa. Y el ejemplo de continuidad directa es la Francia de los ‘70, ‘80 y ‘90 (recordar aquel try en 1994 de toda la cancha el día del debut de Jonah Lomu y la última vez que los All Blacks perdieron en Eden Park).

Un portador de pelota, al ser tackleado, tiene la obligación de liberarla una vez en el suelo. El tackleador, por su parte, debe liberar al portador una vez que caen al suelo. Hasta ahí eso es solo un tackle, y sigue siéndolo por el momento. El ruck estaba definido, entonces, por un apoyo del ataque y otro de la defensa disputando la posesión de la pelota en contacto entre sí. No había ruck si la defensa decidía no involucrarse en esa disputa. Todos lo sabíamos ¿o no? Lo que nadie había considerado es lo que no está dicho en aquel enunciado. Es decir, no involucrarse y provocar un ruck significaba que no existía el offside. Sin offside hay una posibilidad muy clara de rodear al medio scrum (que en ese test match entre Inglaterra e Italia fue Dany Care), y no dejarle distribuir el juego. La consecuencia de un 9 que no puede pasar, no puede correr y prácticamente tampoco puede patear es un equipo que no puede avanzar, ni generar juego con sus delanteros. ¿Cuál era la fortaleza histórica de los ingleses? Si, la generación de juego con continuidad indirecta, es decir con ruck, con sus enormes y poderosos forwards, que hacen retroceder defensas para luego de algunas fases lanzar a sus backs.

Se dice que tu fortaleza puede ser tu mayor debilidad.

El juego de rugby, como la mayoría de los deportes de equipo y con pelota, son invitaciones a desarrollar un pensamiento estratégico. Es importante destacar la diferencia entre táctica y estrategia. Hay una confusión muy grande con las dos palabras. La estrategia es el fin, es el impacto que se busca conseguir. Es la historia que querés contar. Las tácticas son los medios para hacerlo. Táctica es cualquier movimiento que sucede en el juego: que hacés en el lineout, en el scrum, cualquier jugada de lanzamiento de juego, incluso el uso de las patadas son tácticas. Todas esas tácticas responden (o deberían hacerlo) a una estrategia que tienen que ver con el impacto deseado basado en un estudio de las oportunidades y debilidades del rival, y por supuesto las fortalezas propias. Pero no todas las tácticas responden a una estrategia clara. De hecho, la mayoría de los equipos fracasan porque no saben pensar los partidos estratégicamente. Pensamos en tácticas, pero no en estrategias. Una buena táctica puede ser muy mala para una estrategia. Y una táctica sencilla y sin demasiado brillo puede ser la herramienta de una estrategia brillante. Lo importante es saber que buscás con eso que estás haciendo. La estrategia es Poesía y la Táctica es el Pico y la Pala.

Una escena en el medio de un ruck en un partido del último Mundial entre Sudáfrica e IrlandaANTONIN THUILLIER – AFP

Pensar estratégicamente es ver mas allá del juego. Es tener una visión del futuro.

Construir un juego inteligente tiene que ver con reconocer las fortalezas, pero también las limitaciones. Hay cierta idea de que jugar bien es hacerlo en forma vistosa. Claro, ¿quién no quiere que el equipo propio se pase la pelota como lo hacen los franceses y los neozelandeses? No todos pueden jugar a ese juego. Y reconocerlo no solo es sano, es inteligente y tiene que ver con la riqueza que propone el juego de rugby.

Entre los entrenadores de Italia aquel día de 2017 estaba Brendan Venter, ex Springbok y una de las mentes mas creativas del deporte. Conocer las reglas pero sobre todo estudiar exactamente el significado de las palabras fue el hueco que vio Venter para plantear aquella táctica de no presentar oposición en la situación de tackle y por lo tanto generar una situación donde no había offside. Era una táctica que respondía a una estrategia: debilitar y limitar las opciones del ataque poderoso de Inglaterra. Lo que no pudo Italia fue hacer de esa estrategia una que consiguiera la victoria. Sin embargo, la incomodidad de los jugadores, pero también del status quo que criticó severamente esas tácticas, más por pereza para pensar el juego de otra manera que otra cosa, llevó a que World Rugby modificara inmediatamente la regla. Al año siguiente la regla estableció que un ruck se forma cuando hay una situación de tackle y un jugador en apoyo que protege el balón por encima sin apoyar las manos en el suelo.

El juego no empeoró, ni se hizo mas aburrido, por más que algunos insistan en decir que el rugby moderno es estructurado. Lo interesante del juego no es romantizar un pasado de cabelleras volando en el viento. Por suerte, el rugby es un sistema vivo. Es una conversación continua de preguntas y respuestas, mayormente abiertas. Muchas de esas son preguntas incómodas que generan tensión. Las reglas son límites. Los límites están para ayudarnos a pensar creativamente, aunque sea con un escenario aparentemente tan simple como la situación del ruck.

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Redacción

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