Nuevo iniciativa para ayudar a personas sin hogar a encontrar al menos una habitación donde al menos no les engañen y se aprovechen de ellas. La comisión de derechos sociales del Ayuntamiento de Barcelona dio este martes luz verde a una restructuración de los servicios asistenciales del Consistorio en principio destinada a hacer frente a las nuevas manifestaciones de la pobreza y fomentar la autonomía de la gente que la sufre.
La idea consiste básicamente en proporcionar ayudas económicas, acompañamiento y asesoría a personas que manifiesten de manera clara su voluntad de dejar de vivir en las calles y que en verdad cuenten con los recursos personales necesarios para lograrlo. Son personas cuyos principales escollos son la precariedad laboral, la dureza del mercado inmobiliario, el desconocimiento de la ciudad…
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Hablamos en el fondo de las nuevas manifestaciones de la pobreza y de la necesidad, de gente que pierde un empleo donde le pagaban en negro sin ningún tipo de contrato y que de repente no puede pagar la habitación en el piso compartido donde vivía, de jóvenes migrantes que acaban de llegar a la ciudad y que no saben cómo desenvolverse, de familias dedicadas a la chatarra que viven en naves industriales, asentamientos, locales… En definitiva, de una cada vez más amplia variedad de grises, sobre todo desde que sobrevino la pandemia.
Hasta ahora los servicios sociales municipales de Barcelona trabajaron en función la situación del beneficiario, y a partir de ahora lo harán según la fase vital en que se encuentren. Porque no es lo mismo atender a una persona con problemas de alcoholismo que en realidad no quiere dejar de vivir en la calle que a un veinteañero senegalés recién llegado a Barcelona y bien dispuesto a progresar pese a que desconoce cómo funciona aquí el mercado de la vivienda.
Nueva articulación
El nuevo servicio fusiona el Servei d’Inserció Social y el Servei d’Intervenció Social de Famílias amb Menors
Esta reorientación se articula mediante la fusión del Servei d’Inserció Social (Sis) y del Sevei d’Intervenció Social de Famílias amb Menors (Sisfam) en un nuevo organismo llamado Servei d’Orientació o Atenció Social al Sensellarismo (Soass). Su equipo estará formado por 61 profesionales, lo que supone un incremento de 18 personas respecto a la situación anterior.
Fuentes municipales añaden que los servicios sociales municipales no dejarán de atender a nadie, pero que esta nueva perspectiva les permitirá acercarse mucho más a quiénes viven de manera intermitente en la calle, a quienes alternan los cajeros automáticos con las casas de amigos y conocidos, a quienes desconocen los círculos informales donde se ofrecen habitaciones de alquiler…
Las fuentes del Ayuntamiento detallan que el montante de las ayudas económicas dependerá de la situación de cada beneficiario, y que el acompañamiento y la asesoría consistirán principalmente en una guía para que no les engañen. Porque ante estas personas, cuando se acercan al mercado inmobiliario convencional, se encuentran con un muro. Y en el mundo de la precariedad la picaresca resulta en muchas ocasiones especialmente cruel.