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miércoles, marzo 19, 2025

Cómo funcionaba en Córdoba la “cueva” de dólares, euros y préstamos | Sucesos | La Voz del Interior

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En plena city de la ciudad de Córdoba, el cartel del local rezaba claro: “Afincor SA-Asesoría financiera Córdoba. Préstamos personales”. Los presidentes de dos financieras recibieron un revés judicial en las últimas horas por su supuesta implicancia en operaciones de cambio ilegales y colocación de préstamos.

Así surge del reciente fallo de la Sala A de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba, que confirmó los procesamientos –sin prisión preventiva– de Walter Rubén de la Costa y Gustavo Narciso Fariña como presuntos autores del delito de intermediación financiera no autorizada y defraudación por administración fraudulenta.

La “cueva” en la city cordobesa

La causa comenzó a partir del allanamiento ordenado en 2009 por la entonces jueza federal N° 3 de Córdoba capital, Cristina Garzón de Lascano, tras una denuncia del Banco Central de la República Argentina (BCRA). El operativo se realizó en la firma Afincor SA, ubicada en los locales 32 y 33 de Galería de la Merced, en 25 de Mayo 147, a metros de la tradicional zona bancaria.

Los investigadores establecieron que Afincor (a cargo de De la Costa) habría funcionado en esos locales desde su constitución (en 2002). Una segunda firma, Afincor Bursátil SA (de Fariña, constituida en 2006), se habría acoplado en el local 32 (también figuraba con domicilio fiscal en Rivadavia 150) y en 2012 se habría trasladado a los locales 21 y 22.

Los pesquisas observaron que, al momento del allanamiento, los locales 32 y 33 estaban fusionados en uno y habrían servido como base para el funcionamiento de la “cueva”. La confianza que ciertos inversores desarrollaron hacia el presidente de Afincor, De la Costa, y hacia Fariña (Afincor Bursátil) habría permitido a los imputados fondearse.

Uno de los varios denunciantes sostuvo que en 2007 comenzó a canalizar los fondos de sus empresas en las dos Afincor por la relación personal de muchos años que tenía esencialmente con “uno de los socios” de las firmas sospechosas, De la Costa, porque este había sido compañero de colegio de su hijo. Pero reconoció también haber tenido trato con el “otro socio” de De la Costa, Fariña.

El damnificado reveló que realizó depósitos en Afincor porque estaba convencido de que la empresa estaba autorizada por el BCRA para operar lícitamente, lo que –según dijo– De la Costa le habría garantizado.

El juez de la causa, Miguel Hugo Vaca Narvaja. (Pedro Castillo / Archivo)
El juez de la causa, Miguel Hugo Vaca Narvaja. (Pedro Castillo / Archivo)

Otra denunciante señaló que conocía a los imputados porque ambos eran sobrinos de una amiga, y que por esa confianza llegó a la empresa.

Dijo que De la Costa le explicó la modalidad de contratación y que, específicamente, le aclaró que se encontraban habilitados por el BCRA para efectuar ese tipo de actividades. Pero denunció que De la Costa se negó a devolverle su dinero porque, presuntamente, el financista alegó insolvencia.

Un tercer denunciante declaró que comenzó a operar con la firma porque De la Costa era sobrino de una persona vecina y amiga de su madre, y que confió en la aparente solvencia y legalidad de una empresa habilitada.

De hecho, en la web de Afincor Bursátil (de Fariña), aún activa, se menciona: “Somos agente productor de agente de negociación (sic) bajo matrícula N° 478 de la Comisión Nacional de Valores”. Pero según la instrucción, Fariña no contaba con habilitación del BCRA para realizar operaciones de intermediación financiera.

Vinculación de las empresas

Si bien Afincor y Afincor Bursátil fueron constituidas legalmente como personas jurídicas diferentes, habrían tenido una “íntima vinculación”, según surge de las escuchas telefónicas, de acuerdo con lo sostenido por el camarista Abel Sánchez Torres.

Así es que, como se mencionó, Afincor Bursátil tenía domicilio en Rivadavia 150, pero su alternativo en 25 de Mayo 147 (en la galería). No sólo las habría unido el espacio físico, sino la operatividad.

En una de las intervenciones telefónicas, un presunto empleado de Afincor Bursátil indicó a un cliente (que había consultado por operaciones de cambio de valores) que iba a comunicarlo con el personal de la financiera (Afincor), ya que sabía que compraba y vendía cheques: “Te comunico por interno”.

“Ambas sociedades compartían su actividad y hasta el número telefónico y, en los hechos, funcionaban como dos sectores de una misma empresa. No puede dejar de destacarse que si un empleado del lugar conocía de la operatoria, según sus propios dichos, no resulta creíble que el propio Fariña, socio de De la Costa en Afincor Bursátil, haya desconocido las operaciones ilícitas que se realizaban en Afincor, conforme alega su defensa”, resaltó el camarista.

Incluso, De la Costa habría solicitado U$S 5 mil a su “socio” Fariña con la promesa que se los devolvería en 30 minutos, lo que para la Cámara –integrada también por Eduardo Ávalos y Graciela Montesi– “evidencia” la confianza entre ambos a pesar de que el segundo no tuviera, en lo formal, un vínculo societario o directivo con Afincor.

Maximiliano Hairabedian, el fiscal de la causa. (Pedro Castillo / Archivo)
Maximiliano Hairabedian, el fiscal de la causa. (Pedro Castillo / Archivo)

De este modo –según la investigación del fiscal N° 3, Maximiliano Hairabedian–, Fariña habría participado activamente en múltiples operaciones, a tenor de lo secuestrado: 163 pagarés firmados por él que totalizarían $ 4.044.187, U$S 1.258.813 y € 525.908. Como “socio” de Fariña, De la Costa habría participado de las maniobras para inducir a los inversores a realizar negocios con la falsa creencia de que operaban legalmente.

Los investigadores secuestraron en los locales 579 pagarés, suscriptos entre abril de 2005 y noviembre de 2009. “Se advierte que Afincor SA habría obtenido recursos de terceros y, asimismo, habría otorgado sumas a plazo a terceras personas”, según el BCRA.

“Más allá de la alerta que podrían haber generado los beneficios económicos ofrecidos, no puede atribuirse a los depositantes un obrar negligente, en tanto amparándose en una firma legamente constituida y autorizada para operar en Bolsa, como así también con base en recomendaciones personales, (los imputados) habrían generado una falsa confianza que les permitió hacerse de los depósitos que a la postre no fueron restituidos”, puntualizó Sánchez Torres.

El primer denunciante contó que en 2019 intentó retirar U$S 50 mil de Afincor, pero De la Costa le manifestó que no podía hacer frente al monto, por lo que le realizó distintas promesas que incumplió. Los imputados, remarcó el camarista, “montaron una estructura que generó falsas expectativas y, aprovechando su apariencia de licitud y posibilidad de respaldo, se hizo de depósitos de terceros que nunca fueron restituidos”.

El presunto dolo se habría extendido a las operaciones posteriores que los financistas habrían realizado, ya que, a pesar de no poder asumir sus compromisos anteriores con los ahorristas, continuaron recibiendo depósitos. “Continuaron con el ardid o engaño con el que venían actuando desde años atrás”, agregó el vocal.

A través del testimonio de los denunciantes, el fiscal estableció que los imputados también otorgaron préstamos: desde una pareja que concurrió a la “cueva” a pagar la cuota de su préstamo hasta el cartel del local: “Afincor SA-Asesoría financiera Córdoba. Préstamos personales”.

Gendarmería detectó que en las instalaciones no sólo se realiza la “compraventa de dólares; también préstamos personales”.

Redacción

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