El presidente de la CONMEBOL, el paraguayo Alejandro Domínguez, desató una polémica mundial tras intentar hacer una gracia elogiando a los clubes brasileños de fútbol y salirle una frase con unas marcadas connotaciones racistas. «La Copa Libertadores sin clubes de Brasil sería como Tarzán sin Chita«, afirmó en una reciente entrevista, generando una ola de críticas en Brasil y en el mundo del fútbol.
La desafortunada expresión surgió cuando Domínguez intentaba resaltar la importancia de los equipos brasileños en la máxima competición sudamericana. Sin embargo, la referencia a la mona Chita fue interpretada como una falta de respeto y un comentario con tintes racistas, avivando una reacción inmediata por parte de clubes, jugadores, aficionados y, por supuesto, políticos.
En Brasil, varios dirigentes y futbolistas expresaron su indignación, exigiendo una rectificación. El presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ednaldo Rodrígues, calificó la frase de «lamentable e inaceptable«. Figuras del deporte como Cafú y Romario criticaron duramente al dirigente, pidiendo más respeto hacia el fútbol brasileño y sus jugadores.
La controversia se ha extendido a nivel internacional, con medios de comunicación de diversos países analizando las implicaciones de la comparación. En Argentina, la prensa se hizo eco de la situación, mientras que en Europa algunos medios subrayaron la torpeza del comentario en un contexto de lucha contra la discriminación en el deporte.
Rápidas disculpas
Ante la creciente presión, Domínguez optó por disculparse. «En relación con mis recientes declaraciones, quiero expresar mis disculpas. La expresión que utilicé es una frase popular y jamás tuve la intención de menospreciar ni descalificar a nadie (…). Reafirmo mi compromiso de seguir trabajando por un fútbol más justo, unido y libre de discriminación», se disculpó en portugués a través de X.com. A pesar de sus explicaciones, el incidente ha dejado huella y ha reabierto el debate sobre el lenguaje en el fútbol y la responsabilidad de sus dirigentes.
El episodio se suma a otros recientes casos en los que el racismo ha sido protagonista en el fútbol sudamericano. Con la Copa Libertadores a punto de comenzar, la CONMEBOL se enfrenta a un desafío extra: recuperar la confianza de un público que exige mayor sensibilidad y compromiso en la lucha contra la discriminación en el deporte.