Las comunidades de San Anselmo, La Estrella y La Gracia, en la provincia de Salta, quedaron bajo las aguas del río Pilcomayo. Algunas viviendas están sumergidas totalmente, lo que provoca una situación crítica para los habitantes de San Anselmo.
Los residentes improvisaron refugios, pero nuevamente fueron desplazados por el río, sin poder salvar ningún bien material. En este contexto, José Luis Robles, director del Colegio Secundario de Misión La Paz, comentó a Cadena 3 sobre la desesperación de los afectados.
Robles señaló que una exalumna, angustiada, solicitó ayuda: “1.500 a 2.000 familias que están ahí, ellos ya tienen agua. Solicitan a alguien que los vaya a evacuar, porque están preocupadísimos”.
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La situación de incomunicación agrava el panorama, ya que los habitantes se encuentran aislados. “Están, ya igual que nosotros, hace rato, incomunicados”, añadió Robles, reflejando la preocupación de la comunidad.
La angustia se siente en las voces de quienes residen en las vertientes y largueros, quienes claman por asistencia inmediata ante la inminente amenaza que representa el desborde del río.
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Más de 1.500 familias se encuentran aisladas en la región. Desde la comunidad wichí, se reportó la falta de asistencia básica. «Estamos sin asistencia básica, pedimos alimentos porque la ayuda no llega a todos», expresaron los habitantes. Esta situación crítica llevó a personas como Martín «Tincho» Herrera, de Santa Victoria Este, a organizarse y buscar alimentos para los más necesitados.
Herrera comentó: «Caminamos por el agua aparente casi cinco kilómetros para llevar agua mineral y alimentos a la comunidad Monte Carmelo. En el camino, me salió una canción de Jorge Rojas que refleja lo que estamos viviendo».
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Las comunidades afectadas solicitaron urgentemente ayuda. «La Nación y la Provincia deben hacer llegar la asistencia a toda esta gente que está atravesando un mal momento», enfatizó Herrera, quien junto a sus amigos se presenta como voluntario cada vez que se requiere apoyo.
La situación se agudiza, y muchas familias se ven obligadas a resguardarse bajo plásticos mientras intentan salvar lo poco que les queda.
Informe de Elisa Zamora.