En ese entonces la tierra colorada no contaba con casos ni muertes a causa del virus, quizás por ello se vivió como un día más hasta que se establecieron los controles de las fuerzas de seguridad
jueves 20 de marzo de 2025 | 12:07hs.
Hace cinco años comenzaba a regir el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (Aspo) que el expresidente Alberto Fernández anunciaba por Cadena Nacional el día anterior y que se extendería en principio hasta el 31 de marzo. El país ya contaba casos y muertes, sin embargo, en Misiones todavía no habían ocurrido ninguna de las dos cosas.
Quizás por eso, al menos en la tierra colorada, algunos no siguieron la consigna del “quedate en casa” y salieron ese primer día a hacer sus quehaceres como habitualmente y a disfrutar del aire libre.
Los relatos de la edición del 21 de marzo del 2020 de este matutino relatan que “el primer día de la cuarentena obligatoria se vivió con un ritmo bastante normal en la capital misionera. Muchos autos, motos y gente deambulando por las calles fueron la postal de una jornada que parecía iba a ser atípica. Sin embargo eso no sucedió hasta entrada la tarde, cuando se empezaron a ver más controles y hasta detenciones en las distintas localidades de la provincia”.
El Territorio recorrió la ciudad ese primer día y lo que vio fue un acatamiento dispar y que muchos tomaron a este primer día como uno más. En Villa Cabello, uno de los barrios más populosos de la ciudad, hubo locales de ropas abiertas, largas filas en los cajeros automáticos, vecinos tomando mate en las plazas o caminando bajo el sol.
“Salí porque necesitaba algunas cosas en la casa y no me quedó otra opción”, había contado Emilia Núñez, una vecina que aguardaba en la fila para ingresar al supermercado a hacer compras.
Delia Vera, otra de las que esperaba para entrar había indicado que se trasladó desde la chacra 112 hasta la 150 y relatado que tuvieron que cambiar varios hábitos en su casa “el alcohol en gel y la lavandina ya se volvieron costumbre”.
Por su parte, Alejandra y Celia se lamentaron porque “hay mucha gente egoísta que sigue saliendo a la calle como si nada”. “En casa usamos mucho alcohol, todavía no barbijos pero si es necesario más adelante lo haremos” dijero y había calificado a las medidas del gobierno como “muy buenas y necesarias, era lo que esperábamos”.
Verdulerías, carnicerías y panaderías también tuvieron filas fuera de sus locales y permitían el ingreso de a dos personas, pero previamente personal del comercio colocaba alcohol en gel en las manos de los clientes.
Incluso las farmacias siguen teniendo alta demanda de clientes que “llevan mucho alcohol, guantes y paracetamol”, habían dicho desde uno de los locales consultados.
En tanto desde una parada de taxis los trabajadores del volante habían señalado a este medio: “Hay muy poco movimiento, menos de lo que ya había, pero todavía algo se puede trabajar”.
En el interior de la provincia, varias localidades como Candelaria, bloquearon los ingresos a los pueblos como medida preventiva dejando entrar solamente a los residentes. En la antigua capital de Misiones la Municipalidad había descargado tierra en grandes cantidades en otros puntos como ser ingreso al Parque Ecológico El Puma y cementerio.
En Eldorado, en tanto, se preparaban para hacerle frente a un posible escenario complicado. El director del Hospital Samic de Eldorado, Rodrigo Durán, había solicitado la colaboración de la comunidad local para sumar medidas de prevención y solicitó a los vecinos que presten camas de una plaza, colchones para destinarlo a las personas con posibles casos de coronavirus. El pedido fue escuchado de inmediato por los eldoradenses quines en poco tiempo donaron unas 100 camas con colchones.
Los demorados del primer día
La presencia policial se hizo presente por la tarde en calles y avenidas controlando que todo el que estuviera transitando fuera personal esencial. Y si bien la razón primera de todas estas medidas recaía en evitar la propagación del virus y su consecuente desastre para la salud, también se pudieron ver ciertas injusticias colaterales. Changarines bajados del transporte urbano porque no tenían el “papelito” que acredite que podían estar en la vía pública, y cómo, si ellos se ganan la vida en el día a día y fueron uno de los principales perjudicados con el encierro. Se vieron padres que llevaban alimento a sus hijos a los que se les labró un acta y así, varios casos más.
Desde entonces el escenario que se presentaba ya no sería el mismo porque las avenidas que generalmente estaban llenas de autos y colectivos, mermaron considerablemente su marcha; las paradas de colectivo antes llenas de usuarios se vieron casi vacías, en los supermercados se implementaron maneras de evitar la aglomeración de personas dentro y un mecanismo de distancias por fuera de los locales donde la gente hacía fila.
Es así que un total de 136 demorados se registraron durante las primeras 20 horas del aislamiento obligatorio en Misiones. Del centenar de demorados, 40 de ellos fueron producto de distintos procedimientos realizados en la ciudad de Posadas.
Entre ellos, por ejemplo, hubo personas que fueron demoradas mientras realizaban running o ciclismo, además de jóvenes y menores de edad que no pudieron justificar su permanencia en la calle.
Se relataba ese día que iban a ser más de 150 uniformados policiales que, en conjunto con integrantes de la Policía Federal Argentina (PFA), Gendarmería Nacional Argentina (GNA), Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y Prefectura Naval Argentina (PNA), iban a recorrer de punta a punta la ciudad supervisando el cumplimiento de las medidas de aislamiento y conciencitizando a la población por altoparlantes.