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miércoles, marzo 26, 2025

El día internacional del síndrome de down y el ejemplo de Santiago Santos en Salta

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Cada 21 de marzo se celebra el día internacional del síndrome de down, una fecha que busca aumentar la conciencia pública sobre los derechos y la dignidad de las personas con esta condición genética, también conocida como trisomía 21. La jornada, instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2011, tiene como objetivo resaltar la importancia de la inclusión y sensibilizar a la sociedad sobre los derechos fundamentales de estas personas, que deben ser tratados con respeto y tener acceso a la educación, el trabajo, el deporte, y la recreación. Sin embargo, en la Argentina, aún existen importantes desafíos por superar, especialmente en el ámbito laboral, donde se incumple sistemáticamente la ley de cupo laboral para personas con discapacidad.

Cada 21 de marzo se celebra el día internacional del síndrome de down, una fecha que busca aumentar la conciencia pública sobre los derechos y la dignidad de las personas con esta condición genética, también conocida como trisomía 21. La jornada, instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2011, tiene como objetivo resaltar la importancia de la inclusión y sensibilizar a la sociedad sobre los derechos fundamentales de estas personas, que deben ser tratados con respeto y tener acceso a la educación, el trabajo, el deporte, y la recreación. Sin embargo, en la Argentina, aún existen importantes desafíos por superar, especialmente en el ámbito laboral, donde se incumple sistemáticamente la ley de cupo laboral para personas con discapacidad.

En diálogo con El Tribuno, Irma Argañaraz, directora de la Asociación Colibrí, resaltó tanto los avances como las dificultades que enfrentan las personas con síndrome de Down en su inclusión social y laboral. «Con esta fecha, se busca aumentar la conciencia pública sobre la dignidad de las personas con discapacidad y recordar que son sujetos de derecho, con acceso a la educación, al trabajo, al deporte y a la recreación, como cualquier otra persona», explicó Argañaraz.

El incumplimiento de la ley de cupo laboral

A pesar de que Argentina firmó la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y ratificó la ley 16.378, que establece que el 4% de los empleos en el sector público deben ser ocupados por personas con discapacidad, en la práctica esta norma se incumple con frecuencia. La falta de oportunidades laborales adecuadas sigue siendo una de las principales barreras que enfrentan las personas con síndrome de Down y otras discapacidades.

Argañaraz hizo especial hincapié en que, a pesar de las leyes y las políticas públicas existentes, en muchos casos el acceso al empleo sigue siendo un reto enorme para quienes buscan integrarse al mercado laboral. «Hay mucho por cambiar como sociedad y como Estado. Si bien existe la ley de cupo laboral, la realidad es que las oportunidades laborales son limitadas. Son muy pocos los lugares que realmente brindan empleos para personas con discapacidad, y la mayoría de ellos no respetan la ley en su totalidad», señaló la directora de la Asociación Colibrí.

La historia de Santiago Santos

A pesar de las barreras que aún existen, historias como la de Santiago Santos, un joven con síndrome de Down que trabaja en una conocida heladería de Salta, demuestran que la inclusión laboral es posible cuando se les da la oportunidad. Santiago forma parte de un proyecto de pasantías laborales en Grido, una cadena de heladerías muy popular en la ciudad.

Santiago, que comenzó a trabajar en febrero, tiene una pasantía paga en el local de Grido de la calle Córdoba, uno de los más concurridos en Salta. La experiencia ha sido tan exitosa que la empresa lo considera un miembro valioso de su equipo. «Santiago es un joven extremadamente capacitado y comprometido con su trabajo. Su desempeño ha sorprendido tanto a sus empleadores como a sus compañeros de trabajo», comentó emocionada Irma Argañaraz.

El trabajo de Santiago consiste principalmente en la preparación de las bochas de helado y en la atención al cliente. Su habilidad para llevar a cabo sus tareas de forma eficiente ha sido destacada por todos. «Santiago tiene una gran capacidad para realizar su trabajo. De hecho, cuando fui a visitarlo al local, pedí que me atendiera él, y lo hizo de manera perfecta. Pesa las bochas con precisión y las arma de forma prolija, siguiendo todos los pasos correctamente. Todo el proceso, desde la selección del sabor hasta el armado del helado, lo hace con una dedicación admirable», relató Argañaraz.

Uno de los momentos más emocionantes fue cuando Santiago tuvo que pesar las bochas de helado. «La primera vez que lo observé, él pesó una bocha que debía pesar 500 gramos, y efectivamente, alcanzó los 496 gramos, lo que demuestra su atención al detalle y su destreza para realizar el trabajo correctamente», comentó Irma, visiblemente emocionada.

Lo más destacado de la experiencia de Santiago es que no solo ha logrado destacar por su habilidad y dedicación, sino que también ha logrado integrarse perfectamente al equipo de trabajo. «Sus compañeros lo recibieron con los brazos abiertos y están tan sorprendidos como nosotros con su capacidad para adaptarse a las demandas del trabajo», señaló Irma.

Un cambio de mentalidad para lograr la inclusión

A pesar del éxito de historias como la de Santiago, Irma Argañaraz destacó que aún falta mucho por hacer en términos de inclusión. «La clave de la verdadera inclusión laboral está en cambiar la mentalidad de los empleadores. Necesitamos más empresas que confíen en las capacidades de las personas con discapacidad y que no vean sus limitaciones, sino sus fortalezas», afirmó.

Además, la falta de capacitación en las instituciones educativas también es un obstáculo para lograr una inclusión efectiva. «Las escuelas deben ser más inclusivas, y los docentes deben estar preparados para atender a las diversidades presentes en sus aulas. Necesitamos formar a los educadores en las diferentes condiciones que pueden presentar los estudiantes, ya sea síndrome de Down, ceguera, sordera u otras condiciones», agregó.

El apoyo familiar y social: clave para la autonomía

Argañaraz también subrayó que el apoyo de las familias es fundamental para el desarrollo y la autonomía de las personas con síndrome de Down. «El entorno familiar tiene un papel fundamental en el proceso de inclusión. Las familias deben ser contenedoras y brindarles la oportunidad de participar en todas las actividades que deseen. Sin este apoyo, es muy difícil que puedan alcanzar su máximo potencial», afirmó.

En este sentido, la Asociación Colibrí realiza un trabajo de acompañamiento a jóvenes como Santiago, que reciben formación laboral a través de talleres no formales, brindados por el Ministerio de Educación. «En nuestra institución tenemos un proyecto de formación en gastronomía, y algunos de nuestros alumnos han logrado insertarse laboralmente con gran éxito, como Santiago», precisó.

Concientización social: medias diferentes, un símbolo de la diversidad

Como parte de las actividades conmemorativas del Día Internacional del Síndrome de Down, se organizó una campaña en Salta para concientizar sobre la importancia de la inclusión. «Este año, la campaña se centró en el lema ‘Todos iguales, todos diferentes’. Este mensaje se representó con medias diferentes, un símbolo de que, aunque somos todos humanos, cada uno tiene su propia singularidad», explicó Argañaraz.

Además, se celebra con un acto simbólico en el monumento 20 de febrero, que será iluminado de verde en honor a la fecha. «Es una forma de visibilizar la lucha por los derechos de las personas con discapacidad, y de recordar que aún queda mucho por hacer», concluyó la directora de la Asociación Colibrí.

El día internacional del Síndrome de Down es una fecha para reflexionar sobre los avances y los retos pendientes en la inclusión de las personas con discapacidad. A pesar de las dificultades, como la falta de cumplimiento de la ley de cupo laboral y la escasa preparación en muchas instituciones educativas, hay historias como la de Santiago Santos, que nos recuerdan que la inclusión laboral no solo es posible, sino que puede ser un motor de cambio para toda la sociedad.

Para que este tipo de historias se multipliquen, es necesario un compromiso colectivo de todos los sectores: el Estado, las empresas, las instituciones educativas y, por supuesto, las familias. Solo a través de un esfuerzo conjunto podremos garantizar los derechos de las personas con síndrome de Down y lograr una sociedad verdaderamente inclusiva y respetuosa de la diversidad.

Redacción

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