
La fiebre amarilla es una enfermedad viral hemorrágica aguda, que está presente de forma constante (endémica) en áreas tropicales de África y América Central y Sudamérica. Se la llama fiebre amarilla por la ictericia que suele afectar a algunos pacientes.
La fiebre amarilla se transmite a través de la picadura de ciertas especies de mosquitos. Es una enfermedad de alto impacto y alta amenaza, con riesgo de propagación internacional, y representa una amenaza para la seguridad sanitaria global. Los casos de fiebre amarilla pueden ser difíciles de distinguir de otras fiebres hemorrágicas virales como el hantavirus o el dengue. Las personas de mayor edad y los niños tienen mayor riesgo de presentar una enfermedad grave.
Los casos moderados causan fiebre, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, mientras que los casos graves pueden causar trastornos renales, hepáticos y cardíacos fatales. No hay un tratamiento específico para su tratamiento, salvo controlar los síntomas y limitar las complicaciones.
¿Qué es la fiebre amarilla?
Grandes epidemias de fiebre amarilla han ocurrido y pueden ocurrir cuando personas infectadas introducen el virus en áreas densamente pobladas con alta densidad de mosquitos y donde la mayoría de las personas carecen o tienen poca inmunidad debido a la ausencia de políticas públicas de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados de la especie Aedes aegypti transmiten el virus de persona a persona.

Por este motivo es recomendable, si vas a viajar a áreas de riesgo, estar debidamente informados y protegidos contra la enfermedad mediante la vacunación, que es la medida preventiva más importante contra la fiebre amarilla. La vacuna contra la fiebre amarilla se ha utilizado durante décadas y es segura, asequible y altamente efectiva.
La vacuna proporciona inmunidad efectiva dentro de los 10 días para el 80-100 % de las personas vacunadas, y dentro de los 30 días para más del 99 % de las personas vacunadas.
Por ello, en 2017 se lanzó la Estrategia para Eliminar las Epidemias de Fiebre Amarilla (EYE). Esta iniciativa sin precedentes, cuenta con más de 50 socios involucrados, y beneficia a 40 países en África y las Américas para prevenir, detectar y responder a casos sospechosos y brotes de fiebre amarilla. Uno de sus objetivos es lograr para 2026, que más de 1,000 millones de personas estén protegidas contra la enfermedad.
Países con casos confirmados
La OPS informa que, en 2024, los casos de fiebre amarilla se registraron principalmente a lo largo de la región amazónica de Bolivia, Brasil, Colombia, Guyana y Perú. Sin embargo, en 2025 se ha observado un repunte preocupante de la enfermedad, con nuevos casos registrados fuera de las tradicionales zonas amazónicas, como en el estado de São Paulo, en Brasil (a unos 2.000 km al sur de la Amazonia), y el departamento de Tolima, en Colombia.
Dado el ️ de casos de #FiebreAmarilla, los países deben fortalecer el manejo clínico para la detección temprana y el tratamiento oportuno. Los viajeros ️️ que vayan a áreas de riesgo deben estar debidamente informados y protegidos contra la enfermedad.https://t.co/tU2AcAhlBw pic.twitter.com/y5lLNvysJs
— PAHO/WHO Emergencies-OPS/OMS Emergencias (@PAHOemergencies) March 27, 2025
A continuación, se presenta la última situación epidemiológica de fiebre amarilla reportada por la OPS, en los países latinoamericanos y por orden alfabético:
- Bolivia: un caso fatal confirmado de fiebre amarilla, un hombre de 44 años con antecedente de diabetes no controlada y sin registro de antecedente vacunal para fiebre amarilla.
- Brasil: hasta el momento se han notificado 81 casos confirmados de fiebre amarilla, incluyendo 31 casos fatales (tasa de letalidad 38,3 %). En el estado de São Paulo se registraron 34 casos, 19 fatales; el estado de Pará con 41 casos, incluyendo siete casos fatales; el estado de Minas Gerais con 5 casos, cuatro de ellos fatales, y Tocantins con un caso fatal. Los casos se encuentran en edades entre los 2 y 75 años, y de ellos solo uno presentó antecedente vacunal contra fiebre amarilla. Todos los casos tuvieron antecedentes de exposición en áreas silvestres y/o boscosas, debido a actividades laborales o recreacionales.

- Colombia: se han registrado un total de 31 casos confirmados de fiebre amarilla, incluyendo 13 defunciones. De todos los casos, 1 residente de Caquetá (fallecido), un caso de Putumayo y de Tolima 29 casos, 12 de ellos fallecidos. Los casos corresponden a personas con edad entre 13 y 83 años, y todos los casos tuvieron antecedente de exposición en zonas de riesgo para fiebre amarilla, en el contexto de actividades laborales que incluyeron agricultura, y no tenían antecedentes documentados de vacunación contra la fiebre amarilla.
- Perú: 18 casos confirmados, incluyendo ocho casos fallecidos. Un caso fatal en el departamento de Huánuco; seis casos en el departamento de San Martín, dos de ellos fatales; y el departamento de Amazonas, doce casos, cinco de ellos fatales. Todos los casos corresponden a hombres de entre 18 y 83 años, con antecedentes de exposición en áreas silvestres y/o boscosas debido a actividades laborales agrícolas y el 72 % no estuvo vacunado.
Historia de la fiebre amarilla en Latinoamérica
La fiebre amarilla no es una enfermedad nueva para América Latina. En 1871 fue la última gran epidemia de fiebre amarilla en la ciudad de Buenos Aires, ocasionando la muerte de aproximadamente el 8% de su población en ese entonces. Por entonces, los médicos atribuían la causa de muchas epidemias a lo que llamaban miasmas, emanaciones fétidas de aguas impuras que se suponía flotaban en el ambiente. En 1881 la enfermedad es descrita en detalle como una zoonosis, y por ello el número de brotes disminuyó sensiblemente.

Sin embargo, desde 1970 la enfermedad ha resurgido en diversas ocasiones, convirtiéndose en un problema recurrente de salud pública. La enfermedad es endémica en 13 países y territorios de la región, pero desde 2014, el virus ha comenzado a salir de los límites de la Amazonia. Esta expansión de la enfermedad puede deberse a varios factores, entre ellos el cambio en la interacción entre monos, mosquitos y humanos sumados al cambio climático, podrían estar detrás de este fenómeno. A pesar de los avances en la vacunación, la fiebre amarilla sigue siendo una amenaza latente que afecta a más de 200.000 personas a nivel global por año y exige una respuesta coordinada y urgente.

Por ello es por lo que la OPS ha subrayado la importancia de mantener una vigilancia epidemiológica activa, particularmente en áreas cercanas a las zonas afectadas, y recomienda fortalecer el manejo clínico de los pacientes graves, mejorando la detección temprana y el seguimiento especializado. Y llama a las autoridades para que revisen y actualicen sus inventarios nacionales de vacunas para garantizar que los países puedan responder de manera rápida y eficiente ante posibles brotes.
Referencia de la noticia:
Alerta Epidemiológica: Fiebre amarilla en la Región de las Américas – Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud , 26 de marzo de 2025