La eliminación de barreras fitosanitarias en La Pampa y Buenos Aires podría comprometer el estatus sanitario de la Patagonia y poner en peligro exportaciones millonarias de frutas a mercados internacionales.
El levantamiento de los controles fitosanitarios de Senasa en La Adela, 25 de Mayo (La Pampa) y Bahía Blanca (Buenos Aires) encendió las alarmas en el sector frutícola y entre los trabajadores de ATE, que denuncian que la decisión pone en riesgo el estatus sanitario de la Patagonia.
Según confirmó Walter Wertmuller, delegado de ATE en Senasa, la eliminación de estas barreras sin un aval normativo expone la región a la proliferación de la mosca de los frutos, afectando la condición de zona libre de plagas, un requisito clave para la exportación a mercados como China, Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Brasil.
“El Gobierno está rifando más de 20 años de trabajo acumulado. Esta medida se tomó sin consultar a los productores patagónicos y en contra de las recomendaciones de organismos internacionales. Desde ATE no vamos a permitir que destruyan el prestigio de Senasa”, afirmó Wertmuller.
Los controles fitosanitarios incluyen sistemas de tramperas que previenen la propagación de plagas. Con la unificación de estas barreras con las zoosanitarias en Río Colorado y Catriel (Río Negro), se genera un vacío de control que podría impactar directamente en el cordón de chacras al sur de Buenos Aires y La Pampa.
La decisión responde a un intento de optimización de recursos impulsado por el Gobierno Nacional, pero desde ATE advierten que podría tener consecuencias devastadoras para la producción frutícola. En tanto, los gobiernos provinciales de la Patagonia no han presentado alternativas de financiamiento para sostener los controles de manera independiente.
El sector frutícola de la región, clave para la economía y el empleo, queda en una situación de incertidumbre ante la posible pérdida de mercados y el debilitamiento del sistema de protección sanitaria.