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Una publicación en las redes sociales del diario La Gaceta reflejó el contraste entre Tucumán y Santiago del Estero, dos provincias con historias deportivas distintas, pero con presentes que caminan en direcciones opuestas.
De «imposible» a polo deportivo nacional
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Hace apenas una década, pensar en Santiago del Estero como epicentro de grandes eventos deportivos internacionales parecía un delirio. Sin embargo, la realidad actual dice otra cosa. Con el Estadio Único Madre de Ciudades y el Autódromo de Las Termas de Río Hondo como estandartes, la provincia logró posicionarse como un punto clave dentro del calendario deportivo argentino.
No se trata de casualidades: Santiago entendió al deporte como una herramienta de desarrollo económico y social. A través de una fuerte inversión estatal, una visión estratégica del turismo deportivo, y relaciones políticas bien gestionadas, la provincia se transformó en sede frecuente de competencias nacionales e internacionales de primer nivel.
Una fórmula que funciona
El posteo de La Gaceta remarca que el modelo santiagueño tiene componentes claros: continuidad, organización y planificación. Así, el deporte deja de ser solo espectáculo para convertirse en política pública. Los resultados están a la vista: eventos masivos, afluencia de turistas, promoción territorial y una marca consolidada a nivel país.
Tucumán: tradición sin proyección
Mientras tanto, Tucumán con mayor tradición competitiva y una base histórica en infraestructura observa desde la vereda de enfrente. La falta de una estrategia clara, la escasa coordinación entre áreas clave y la desconexión entre dirigentes deportivos y tomadores de decisiones políticas provocaron una parálisis evidente.
«La falta de infraestructura moderna, la ausencia de un plan turístico-deportivo y la desconexión entre los actores involucrados hacen que la provincia haya quedado relegada», destaca el posteo. Los grandes eventos llegan de forma aislada, sin continuidad, y el potencial queda sin explotar.
En tiempos donde el deporte puede ser mucho más que una competencia una puerta al desarrollo económico, turístico y cultural, Tucumán parece mirar para otro lado. Mientras tanto, Santiago se luce, crece y se consolida.
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