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sábado, abril 19, 2025

El Ford Fiesta heredado y la historia de un padre

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Papá nunca me preguntaba por la salud, el dinero o el amor. Por mi hija o su nieta. La conversación siempre empezaba con cuatro palabras de rigor, expresadas con particular entusiasmo, a mitad de camino entre la pregunta y la exclamación: ¿Cómo anda la máquina?”. Así comienza Estoy enamorado de mi auto, el más reciente y personal libro de Fernando García.

Periodista de amplia trayectoria cuyos intereses van del rock a las artes visuales con la cultura pop como un amplio telón de fondo, aquí abre las puertas de su mundo privado como nunca antes lo había hecho.

Con el corazón en una mano y la otra sobre el volante, traza sus memorias a modo de diario/libreta de apuntes en torno a su padre, un exitoso vendedor de autos usados, y su sentir en torno al mundo tuerca sin percibirse fierrero consumado. El hilo conductor: un Ford Fiesta, el último auto que manejó, que le quedó de herencia. Se va un padre, queda su auto y queda, también, el recuerdo de sus pasiones.

A lo largo de cinco apartados (Fábrica, Taller, Showroom, Posventa y Usados), el periodista, magíster en Historia del Arte por la Unsam y curador de Programas Públicos del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, narra el final de la vida de su padre, sus primeros recuerdos de infancia y su historia familiar.

El amor por estos bólidos metálicos, que para su padre eran mucho más que un medio de transporte, se irá impregnando a lo largo de toda la narración. Los autos significaban su modo de ganarse la vida y, al mismo tiempo, una manera de vivir la elegancia, el confort y la viveza criolla.

Así García, quien ha escrito libros sobre anécdotas rockeras y artistas notables como Antonio Berni, León Ferrari y Marta Minujin –su anterior trabajo, El Di Tella (2021), monumental biografía de 720 páginas sobre el emblemático instituto de artes que marcó a fuego la década del sesenta– cuenta esta historia con todo ese background encima.

Fernando García en la calle Warnes. El periodista y escritor publica Estoy enamorado de mi auto (Editorial Planeta). 15.01.2025 Foto Maxi Failla.
Fernando García en la calle Warnes. El periodista y escritor publica Estoy enamorado de mi auto (Editorial Planeta). 15.01.2025 Foto Maxi Failla.

Recurre al instrumental periodístico –investigación, reporteo, fact check o hasta experimentos con Chat GPT– para reconstruir las décadas en donde el Ford Falcon, antes de que la Dictadura Militar manchase su peso simbólico, o la coupé Chevy circulaban flamantes gastando el pavimento.

Incluso reconoce sus propias limitaciones y eso es lo que hace más interesante aún este relato: “El funcionamiento del cuerpo humano me es tan ajeno como el de los motores”, escribe. El libro no cierra sino que, todo el tiempo, se abre para que el lector coloque su propia sensibilidad. Narra un universo masculino pero, a la vez, se aleja del estereotipo.

Allí aparece el joven Fernando, punk, yendo a cumplir con un recado de su viejo deambulando por la calle Warnes. No es un texto de nicho para los fanáticos del TC: puede disfrutarlo tanto el aprendiz de mecánico con los dedos engrasados como aquel fiel asistente de la galería Ruth Benzacar.

El ojo de García, que mira y narra, cuenta con herramientas estéticas que potencia sin snobismos. Así observa “el derrame de la cultura pop de los sesenta sobre todos los espectáculos de masas de los setenta” al intercalar la Fórmula 1, con la Naranja mecánica del Mundial de fútbol 1974 y la estrella pop del tenis por antonomasia en aquellos años: Guillermo Vilas.

Otro guiño pop se esconde en el título: remite a “I´m in Love With My Car”, canción de Queen compuesta e interpretada por su baterista, Roger Taylor.

Porque a medida que avanza el relato, García comparte su esfuerzo por comprender a su padre y capturarlo, para que este nunca se le escape de su memoria. Y en tales ejercicios puede cruzarse Raúl Escari, con la adaptación de la novela de J.G. Ballard, Crash (1996) de David Cronenberg, enseñanzas de su madre y los autitos chocadores del Italpark.

Referencias a la cultura pop

Llueven referencias a la cultura pop, que García conoce y transita como pocos y se entrelaza Enrique Symns con Don Draper de Mad Men mientras una conversación con el crítico de arte Rafael Cippolini colinda con un blog de automovilismo.

En un momento también recurre al crímen para ilustrar una idea, como lo ha sabido hacer en un libro anterior, su excelente ensayo Crímen y vanguardia, el caso Schoklender y el surgimiento del underground en Buenos Aires (2017).

En este caso, los prejuicios en torno al vendedor de autos usados. Rememora la “Masacre de Flores” en donde el pirómano asesino, Fructuoso Álvarez González, compartía profesión con su padre.

El libro está partido al medio con una exquisita selección de avisos publicitarios que denota el buen ojo crítico y estético de García y parte de su investigación, sobre todo centrada en la Fundación IDA (Investigación del Diseño Argentino) y en la colección privada del historiador del automóvil Gustavo Feder.

Algunas piezas, como la del Renault Fuego adentrándose al interior de un volcán o la del Torino que ilustra la portada del libro, merecen un cuadro. Además, son muestras gráficas de uno de los periodos más pujantes de la industria nacional. Su eco, en tiempos donde se fomenta la importación y la especulación financiera en detrimento de la producción nacional, resuena cada vez más lejano.

Fernando García en la calle Warnes. El periodista y escritor publica Estoy enamorado de mi auto (Editorial Planeta). 15.01.2025 Foto Maxi Failla.Fernando García en la calle Warnes. El periodista y escritor publica Estoy enamorado de mi auto (Editorial Planeta). 15.01.2025 Foto Maxi Failla.

Uno de los apartados finales, Showroom, narra a modo enciclopédico breves semblanzas de cada uno de los autos que abarcan este periodo. Sobre el final, al lector le cuesta despedirse del narrador, su padre y aquel Ford Fiesta que lo ha acompañado durante todo el recorrido.

Su dueño original, el enamorado de su auto, aparece de forma espectral y onírica en varios momentos. “En los sueños con papá nunca no hay autos, aunque ni siquiera estuviéramos manejando, él o yo”, escribe García.

Promediando las cien páginas, termina de quedar en claro que esto no se trata sólo de un compendio de memorias, recuerdos o retazos del mercado automotriz argentino. Es una novela sobre el padre. Ni más ni menos. Se inserta en esa histórica saga de la literatura universal que une a Paul Auster con Juan Villoro, Philip Roth o Martín Sivak, entre tantos otros. Esta vez, cargada de una nostalgia que revive la belleza de algo que ya no está.

Luego de ver un aviso publicitario, casi en la recta final, se lee: “Las últimas líneas del guión me dan un ligero escalofrío. Pienso que lo que dicen del auto en la promo-despedida parece que hablara de papá… No quiero pensarlo, pero lo pienso: no quiero escribirlo pero lo escribo”.

Estoy enamorado de mi auto, un padre, un hijo, cuatro ruedas, de Fernando García (Planeta).

Redacción

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