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domingo, abril 20, 2025

CELAC. La hora de tomar el timón

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América Latina y el Caribe no quieren seguir mirando pasivamente la guerra entre potencias económicas y militares. Este miércoles, al tiempo que refrendaron su compromiso de la paz, los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, rechazaron por “conceso suficiente” la imposición de medidas coercitivas unilaterales.

Honduras fue la sede del encuentro en el que los líderes de los gobiernos progresistas de la región tomaron el timón del barco para poner en la mesa los temas de la integración comercial y de cómo articular una respuesta común para hacer frente al duelo de titanes que vive el mundo en estos tiempos. Mientras eso ocurría, en el nuevo capítulo de la pelea comercial entre Estados Unidos y China, los dos países elevaron sus cuotas arancelarias a niveles impensables.

“La CELAC debe ser más que un foro, debe ser una herramienta de emancipación, de cooperación soberana, de justicia ambiental, socialismo democrático y autodeterminación de los pueblos”, dijo, en su discurso inaugural de la Cumbre de CELAC la hondureña Xiomara Castro, presidenta pro tempore saliente.

“Las grandes potencias como Estados Unidos redibujan su mapa económico sin preguntarse qué pueblos quedan atrás. No podemos seguir caminando separados cuando el mundo se reorganiza sin nosotros”, insistió.

Claudia Sheinbaum planteó una premisa básica para el gobierno de México: “ningún país, o persona de América Latina y el Caribe debe quedarse atrás

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La mexicana Claudia Sheinbaum, una de las asistentes más esperadas en la Cumbre, destacó que “son momentos de cambios profundos en el comercio mundial” y que hoy más que nunca, América Latina y el Caribe “requieren de unidad y solidaridad”.

La presidenta mexicana -que por primera vez participa en esta Cumbre- articuló un discurso en el que rechazó las sanciones y bloqueos comerciales que “sólo dañan el bienestar de los pueblos, y no construyen regiones de paz y prosperidad” y planteó una premisa básica para el gobierno de México: “ningún país, o persona de América Latina y el Caribe debe quedarse atrás”. También provocó aplausos al proponer una Cumbre por el Bienestar Económico de América Latina y el Caribe, “para hacer realidad una mayor integración económica regional sobre la base de la prosperidad compartida y el respeto a nuestras soberanías”.

Otro de los mensajes esperados fue el del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, líder de la gran potencia económica de la región, quien aseguró que América Latina y el Caribe enfrentan “uno de los momentos más críticos de su historia», y que “es imperativo” que “redefinan su lugar en el nuevo orden global”.

«La historia enseña que las guerras comerciales no tienen vencedores», dijo Lula, en un mensaje centrado en la necesidad de dejar atrás la dependencia del dólar.

En la misma tónica hablaron los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel; Uruguay, Yamandú Orsi; Bolivia, Luis Arce; Guatemala, Bernardo Arévalo; Venezuela, Nicolás Maduro (por videoconferencia desde Caracas), y los primeros ministros de Guyana, Mark Anthony Phillips, y de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, y Leslie Voltaire, del Consejo Presidencial de Transición de Haití, quien pidió a la CELAC una “solidaridad activa” ante la crisis de seguridad y política de su país.

América Latina «no exporta guerras, ayudamos a terminarlas»: Gustavo Petro

La cereza la puso el colombiano Gustavo Petro, quien recibió la estafeta como presidente pro tempore de la CELAC para 2025: “Está planteada una tensión a escala mundial entre dos formas de resolver los problemas: el multilateralismo o la soledad”.

América Latina «no exporta guerras, ayudamos a terminarlas», afirmó Petro, quien también delineó que su misión el próximo año será “conectar Latinoamérica y el Caribe con el mundo entero».

«Ayudar a Haití (…) a Cuba, a Venezuela, a Panamá» y trabajar en el tema de la migración; la descarbonización de la economía, y la interconexión eléctrica en las Américas con energías limpias, fueron planteados en el encuentro de países de América Latina y el Caribe, mientras Donald Trump daba marcha atrás a su plan arancelario.

Pero no sólo hubo discursos. En una reunión bilateral, Claudia Sheinbaum y Lula da Silva acordaron fortalecer la relación industrial entre México y Brasil mediante reuniones periódicas entre sus gobiernos y sectores productivos. El objetivo es articular una respuesta común a la crisis comercial global desde las dos mayores economías regionales. Hay que recordar que, apenas hace unas semanas, Lula invitó a Sheinbaum a participar en la próxima reunión de los BRICS.

El acuerdo de Tegucigalpa fue posible sólo porque los asistentes acordaron un instrumento para superar el veto de tres países que no estuvieron de acuerdo: Argentina, Paraguay y Nicaragua.

La presidenta mexicana también se reunión con sus homólogos de Colombia, Uruguay, Guatemala y Honduras. “Compartimos visión progresista”, dijo.

¿Estamos ante la emergencia de un nuevo ciclo progresista? Es pronto para echar las campanas al vuelo. Una integración regional en América Latina y el Caribe requiere algo más que voluntades, frente a las complejas condiciones materiales y sociales de los distintos países. Las desigualdades en la región son enormes, y los momentos políticos de cada uno de los países no siempre logran empatar. De hecho, el acuerdo de Tegucigalpa, que plantea “el fortalecimiento de la CELAC como el mecanismo de concertación política que integra a todos los países de la región”, reconoce “el multilateralismo, la protección y promoción de todos los derechos humanos, el respeto a la autodeterminación, la no injerencia en los asuntos internos, la soberanía y la integridad territorial” y rechaza “la imposición de medidas coercitivas unilaterales (…) incluidas las restrictivas al comercio internacional», fue posible sólo porque los asistentes acordaron un instrumento para superar el veto de tres países que no estuvieron de acuerdo: Argentina, Paraguay y Nicaragua. Le llamaron “consenso suficiente”. La declaración fue firmada por 30 de los 33 países que forman la CELAC.

Pero el primer paso está dado. Trump está obligando a los gobiernos de América a hacer a un lado sus diferencias para buscar salidas fuera de la telaraña de la guerra comercial.

Redacción

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