A contramano de su historia, este River del segundo ciclo de Marcelo Gallardo no tiene gol. Es alérgico a la red. Y la racha es tan adversa que el arranque de este año figura en el podio de los peores inicios goleadores del club, apenas por debajo de los años 2010 y 2011. ¿Se trata de una sequía pasajera? ¿O hay razones más profundas sobre este déficit de goles?
En lo que va de 2025, River jugó 16 partidos y convirtió apenas 14 goles, lo que le da un promedio de 0,88. Es decir, no llega al gol por encuentro. Es la tercera peor racha goleadora en el inicio de un año. La primera es de 2010 cuando hizo solo 10 tantos (promedio de 0,63) y la segunda de 2011, con 12 anotaciones (0,75).
A su vez, el equipo del Muñeco, que desde que comenzó el calendario oficial en 2025, ganó 7 partidos, empató 8 y perdió 1, no hizo tres goles en ningún juego hasta el momento. El tope fue de dos. Y en 5 de los 8 juegos igualados, el resultado fue 0 a 0. Además, no convirtió en 6 encuentros. Incluso, hasta le cuesta meterla de penal: de los 9 que pateó (incluidos los de la definición con Talleres en la final de la Supercopa Internacional) apenas anotó 2.
Son números preocupantes para River. Es que no se trata de uno o dos partidos, la falta de goles ya es notoria y esa escasa contundencia y efectividad, incluso a la hora de patear al arco, ya que le acierta poco a los tres palos, repercute en los resultados y, por ende, en el humor de los hinchas.

“No es todo negativo. Me iría preocupado si el equipo no hubiera tenido el control de partido o hubiera generado situaciones. Pero viendo el análisis, hubo un equipo que intentó siempre y un rival que se defendió y casi no nos pateó. Erramos un penal y tuvimos seis o siete situaciones claras de gol con juego, no es que no hubo juego. Me iría preocupado si no hubiera visto eso. Pero nos faltó el gol: esto se gana con goles y nos faltó la contundencia», analizó Gallardo tras el 0-0 con Barcelona de Guayaquil.
Ahora bien, ¿por qué River no encuentra contundencia? Una de las razones se puede encontrar en la impericia a la hora de definir. En los 16 partidos que jugó hasta ahora, el equipo de Núñez remató 263 veces. ¿Cuántos de esos disparos fueron al arco? 79. Es decir, solo un 30 por ciento. Y de esos 79 disparos, 14 terminaron en la red. O sea, un 18%. De los 14 goles que lleva anotados, los delanteros convirtieron la mitad: 3 de Borja, 3 de Colidio y 1 de Subiabre. Y de los otros 7, apenas 3 fueron anotados por volantes (Matías Rojas y Franco Mastantuono -2-). Los otros cuatro fueron de defensores (Gonzalo Montiel, Lucas Martínez Quarta, Paulo Díaz y Leandro González Pirez).
En resumen, River tiene un problema con sus delanteros que marcan muy poco (de hecho Sebastián Driussi todavía no anotó) pero también cuenta con mediocampistas con escaso gol y que, evidentemente, pisan poco el área rival.
Hay otra razón que involucra también las decisiones de Gallardo en el mercado de pases. ¿Por qué no se buscó un 9 de categoría y goleador si era uno de los déficits que tenía River en el plantel? Solo contaba con Miguel Borja, quien no tenía reemplazante. Y ante la baja del rendimiento del colombiano, esa situación queda expuesta.
Evidentemente, con Driussi no alcanzaba. El Gordo todavía está lejos del nivel que demostró en River cuando explotó en la Primera y por el que el Zenit de Rusia pagó 20 millones de dólares. Y no se trata de un tema de dinero, ya que el propio atacante surgido en el club costó ahora alrededor de 11 millones de la moneda estadounidense, una cifra cercana a la de un “9” de jerarquía. También se hizo una apuesta por el chileno Gonzalo Tapia, que aún no pudo adaptarse.
Está claro que el Muñeco no tiene predilección por los delanteros de área, sino que prefiere uno con más movilidad y que presione constantemente, pero ahora sufre por la falta de goles, una solución que generalmente la aporta un “animal” de área. Por eso, dadas las circunstancias, seguramente a mitad de año irá a buscar un “9” de esas características. Lo necesita para terminar con esta alarmante sequía.