Cansada de las extensas guardias y tener que lidiar con mascotas y sus dueños enojados, una joven veterinaria decidió darle un giro a su carrera profesional y optó por convertirse en actriz porno para «hacer algo más divertido».
Charlie Forde, de 36 años, nació el 3 de abril de 1989 en Brisbane, Australia. De joven se interesó por la medicina y la salud, lo que la llevó estudiar fisioterapia y tener sus primeras prácticas profesionales en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales locales.
Pronto se dio cuenta de lo que realmente la apasionaba era brindar atención y cuidado a los animales, por lo que decidió estudiar para ser veterinaria.
Pero esta profesión no resultó ser lo que esperaba. «Ser veterinaria era agotador y tenemos una tasa de suicidio seis veces más alta a la nacional», aseguró Forde en diálogo con el medio británico DailyMail.

Según recordó, cuando era estudiante pasaba largas noches sin dormir mientras buscaba equilibrar su vida como estudiante y dar sus primeros pasos en la profesión. «Trabajaba tanto para pagarme la carrera, presentarme a los exámenes y obtener buenas notas que no sobrevivía económicamente«, relató.
Es que el trabajo como veterinaria era «muy exigente», y era un rubro donde -según contó- el 50 por ciento de los profesionales «lo abandonan en los primeros cinco años de carrera».
«En mi mejor momento, trabajaba 130 horas a la semana. Recuerdo unas prácticas en las que estaba de guardia cada dos horas, una noche sí y otra no», contó.
Un vuelco de auto y un vuelco de vida
Esta situación de estrés y presión la llevaron atener un trágico accidente de auto, que milagrosamente no resultó herida, pero el hecho la llevo a replantearse si vida profesional.
«Intenté averiguar qué podía hacer para pagarme los estudios de veterinaria y alguien me sugirió que probara el porno», explicó.
Así, Charlie se aventuró en la industria del contenido para adultos. Empezó su carrera en Australia antes de ir a trabajar a Europa. Allí consiguió firmar un contrato con uno de los agentes más importante de la industria, Mark Spiegler.
«Así que el porno me dio un espacio en el que podía olvidarme de la eutanasia, los clientes enojados y los animales tristes, y hacer algo divertido para variar«, aseguró.

Luego se mudó a Los Angeles para desarrollarse y crecer en la industria pornográfica. «Me di cuenta de que estaba haciendo algo bien, así que conseguí una visa para Estados Unidos y el resto es historia», afirma.
Su desarrollo profesional fue tan grande que fundó su propia productora de contenido para adultos. Las producciones de Forde alcanzaron gran reconocimiento y obtuvieron múltiples nominaciones a los premios AVN, conocidos como los «Oscar del porno».
«Me encanta el proceso de producir y dirigir. También me encanta actuar, pero creo que mi corazón está más en la creación», aseguró y agregó que tener una posición de jerarquía le garantiza un futuro prometedor en la industria del porno.
Sin embargo, se mostró cautelosa a la hora de recomendar a otras personas a seguir sus pasos y cambiar sus estudios por el trabajo sexual. «Me va bien en OnlyFans, pero en promedio el dinero que gana una persona ahí es de unos 400 dólares al mes», afirmó.
«Así que a menos que la gente entre en OnlyFans con una mentalidad empresarial preparada para trabajar a tiempo completo, ser inteligente con el marketing y gastar dinero para ganar dinero, nunca van a ganar mucho dinero», continuó.

Además, contó que muchos de sus conocidos, que también son veterinarios, tiene una cuenta en OnlyFans, donde comparten su contenido para adultos, pero «no ganan mucho dinero»
«Yo estoy en una categoría ligeramente diferente porque me he hecho un nombre en la industria para adultos», remarcó.
Crece la preocupación por la tasa de suicidios entre veterinarios
Tras el suicidio de un «talentoso veterinario», el Royal College of Veterinary Surgeons (RCVS) – organismo que regula la actividad veterinaria en Reino Unido, aseguró que en los últimos años tuvo que trabajar en reducir la tasa de suicidios.
Aparentemente, el doctor John Ellis, de 35 años, atravesaba un momento de angustia producto y decidió consumir los medicamentos que se utilizan para la eutanasia de algunas mascotas.
«La investigación sugiere que la ideación suicida no es mayor en la profesión veterinaria en comparación con la población general. Sin embargo, reconocemos que la probabilidad de consumación es mayor debido al conocimiento y acceso a medios letales«, señaló (RCVS).