La metáfora de la línea que divide al mundo tal vez sea un tanto exagerada para explicar qué se juega este domingo en Ecuador. Sin embargo, sirve para entender los dos modelos que están en pugna para esta elección. Por un lado, un presidente milenial de X y TikTok, la mano dura, el inflexible alineamiento con Estados Unidos y la ortodoxia económica, representada por el actual presidente Daniel Noboa, que logró aglutinar en Acción Democrática Nacional (ADN) a los distintos sectores de la derecha que durante años buscaron llegar al poder en Ecuador con distintos candidatos, algo que finalmente lograron en 2023 con Noboa. Por el otro lado, Luisa González (Revolución Ciudadana), la candidata del correísmo, con la promesa de dejar atrás el desempleo y apostar por la inversión pública, la integración latinoamericana y la vuelta de un modelo que los ecuatorianos, para bien o para mal, ya conocen.
«En esta elección están las cartas sobre la mesa, ya se conoce qué tiene para ofrecer cada candidato. Y la población debe elegir qué modelo prefiere», sintetizó ante la consulta de MDZ una de las estrategas de Revolución Ciudadana. El año y medio de Gobierno de Noboa, que llegó al poder luego de la renuncia de Guillermo Lasso, que enfrentaba denuncias en la Justicia, alcanzó para que los ecuatorianos probaran el sabor de la nueva derecha. Además, el presidente no titubea a la hora de defender su mano dura, a pesar de las graves denuncias por violaciones a los derechos humanos que enfrenta, ni en ir a fondo con el ajuste fiscal para equilibrar las cuentas. Sobre las calles de Quito sobrevuela una inquietud que no es exclusiva de la mitad del mundo: ¿está dispuesta la sociedad a aguantar tanto sacrificio por la promesa de un futuro mejor?.
Durante la gestión de Noboa, Ecuador se convirtió en el país más violento de la región. A principios de 2025 se registró un asesinato por hora. Si bien nadie puede afirmar que su Gobierno sea el único responsable de estas tragedias, cada vez más especialistas aseguran que su política de mano dura ha contribuido a la escalada la violencia. A pesar de esto, el presidente milenial va al frente y redobla su política criminal. Esto lo llevó a contratar al empresario de la violencia Erik Prince, el estadounidense de la empresa Blackwater que opera como un grupo paramilitar más.
La elección en Ecuador no sólo es importante para la Argentina y la región por la evaluación que pueda hacer el electorado de un presidente que despotrica contra la clase política, y que no le tiembla el pulso a la hora de empujar y defender políticas que afectan a las grandes mayorías. Es la primera elección importante desde que asumió Donald Trump en Estados Unidos, el país que se lleva la mayor exportación de petróleo, cacao y banana.
La estrecha relación entre Trump y Noboa, que fue uno de los pocos sudamericanos invitados a Washington a la asunción y quien también mantuvo un encuentro privado en la residencia de Trump en Florida, no evitó que Ecuador cayera en la volteada de los aranceles. Al igual que Colombia y Brasil, las exportaciones de Ecuador a Estados Unidos costarán un 10%. La medida generó preocupaciones en la actividad hidrocarburífera y agropecuaria, que ya viene con caída del empleo en los últimos años.
Como contracara de este modelo aparece Luisa González, aliada de la presidenta de México Claudia Sheinbaum, que esta semana remarcó su apoyo a la candidata del correísmo, en su lucha contra los aranceles norteamericanos. El aumento del gasto público y un esquema fiscal más progresivo resaltan en la cartera de medidas que Revolución Ciudadana tiene en mente para enfrentar los dos grandes problemas que atraviesa Ecuador: el desempleo y la violencia. El desarrollo de la educación pública y la creación de los planes de trabajo fueron el pilar de su mentor, Rafael Correa, exiliado en Bélgica, tras haber sido condenado en ausencia por corrupción. Durante su gobierno, estas políticas tuvieron como objetivo reducir los índices de homicidios.
Sin embargo, aún hay algunas dudas respecto a cómo puede ser un eventual gobierno de González. La posibilidad de que el referente de la centroderecha, Jan Topic, que llamó a votar a Revolución Ciudadana, forme parte del Gobierno no termina de cuadrar en los distintos sectores que se acomodan en el correísmo. Lo mismo ocurre con su posición en temas como aborto e infancias trans, dos temas en los que González saca a relucir su vínculo con el evangelismo.
Lo que sí queda en claro son los dos modelos que están sobre la mesa, en una elección donde no sólo se define quién gobernará en los próximos cuatro años. Acá también se pone a prueba la tolerancia del malestar con la esperanza de un futuro mejor y el éxito o fracaso que tengan los amigos de Trump en América Latina.
Preparen los pochoclos, que en un escenario de extrema paridad, cualquier cosa puede pasar.