Abrir en Barcelona no fue fácil ni rápido. Buscaban una ubicación desde la que poder irradiar marca y servicio. Un hotel céntrico y que cumpliera con las expectativas de una de las marcas más exclusivas del gigante estadounidense Hyatt. Finalmente dieron con el establecimiento, invirtieron en él 20 millones y convirtieron el hotel Sofía, junto a la Diagonal, en el Grand Hyatt. De eso hace ahora un año, “que ha sido muy intenso porque han pasado muchas cosas en la ciudad, y queríamos convertirnos en punto de referencia”, concluye Franck Sibille, director general del establecimiento y vicepresidente de la compañía para España, Portugal y Marruecos.
Abrieron puertas en abril, a tiempo para el trofeo Conde de Godó de tenis, luego llegaron los eventos relacionados con la presentación de la nueva colección de Louis Vuitton, la celebración de la Copa del América, los festivales de música, las grandes citas de congresos y ferias de Barcelona… “Las cifras siempre son importantes y hemos cumplido las expectativas, pero en este primer año, el éxito también se mide en términos de imbricación con la ciudad y, en este sentido, tenemos muchas ganas de que el Barça vuelva a jugar aquí al lado, en su campo”, reconoce.
“Vuelven a venir clientes de China y Corea, tener público de todos los horizontes es muy importante”
Sibille también vincula el éxito del hotel al de sus restaurantes, el Maymanta, con carta peruana de Omar Malpartida en la azotea y con espectaculares vistas sobre toda la ciudad, y el Leña, de Dani García, como grandes apuestas. El Sofia Bar & Tapas, que combina cocina mediterránea y tapas, mantiene el nombre del establecimiento original, abierto en los años setenta, mucho antes del boom hotelero que experimentó la ciudad después de los Juegos Olímpicos de 1992.
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“Para nosotros era muy importante buscar nuestro sitio en la ciudad, demostrar que también podemos aportar cosas no solo al turista que viene, también al turismo local”, insiste. En el sector Mice, de negocios, reuniones y eventos –los más habituales requieren de entre 300 y 500 habitaciones– reconoce que el turismo americano es mayoría.
También recalan en Barcelona –las otras tres ciudades con Grand Hyatt en Europa son Berlín, Atenas y Estambul– “muchos turistas norteamericanos que son miembros del World of Hyatt”, apunta. Sin embargo Sibille destaca, sin referirse a datos concretos de ocupación, la mezcla de clientes que también vienen de Oriente Medio o la India. Viajeros de ese país han celebrado ya en lo que va de año dos bodas en Barcelona. “Con la recuperación de los vuelos, vuelven a venir clientes de China y Corea, de donde tenemos mucha demanda; tener público de todos los horizontes es muy importante”, añade. Más todavía en actual tesitura, sobre la que prefiere no hacer predicciones.
Sibille destaca la singularidad de la oferta de Barcelona, “que pocos destinos pueden ofrecer”, y mantiene que hay margen de crecimiento, “no tanto en volumen o número de noches, pero sí con un turismo de calidad que sabe lo que busca, y esa es nuestra apuesta y ahora también la de la ciudad”. Cree que en Barcelona pesa más quien da la bienvenida a los visitantes que quienes los rechazan y defiende la tasa turística. “Si se utilizan los recursos que genera para mejorar, se pueden hacer muchas cosas y a la ciudad le va bien”, admite.
Mientras, la compañía, que cuenta con otros tres establecimientos en la ciudad, está buscando nuevos emplazamientos para seguir creciendo.