Laboratorio poltico Milei
«Milei es un extraordinario peronista, porque no le tiene miedo a las contradicciones«. Son las palabras de la sociloga Liliana De Riz. En su ltimo libro,Laboratorio poltico Milei. El primer ao en el silln de Rivadavia, explora en seis captulos cmo fue que la Argentina se volvi milesta.
El libro abre con un prlogo de la periodista poltica Luciana Vzquez dedicado a situar con claridad el lugar desde el que escribe De Riz: una intelectual que piensa el presente con lupa, pero tambin con la distancia panormica brindada por una vida de pensamiento sobre las ideas polticas de la Argentina y de Amrica Latina. Esa mirada recorre ntegramente el libro: una lectura de la coyuntura actual, aunque tejida con el hilo largo de las transformaciones sociales que la preceden. Como si a De Riz le hubiese sido concedido ese raro privilegio, parafraseando a Halpern Donghi, de «verlo todo y lo contrario de todo».
«El ‘fenmeno Milei’ no se comprende sin el teln de fondo de las transformaciones del paisaje social en Argentina», escribe De Riz. Y ese teln de fondo —la transformacin de la morfologa social y poltica— es el autntico protagonista de las primeras pginas. La autora rastrea, tambin en clave autobiogrfica, la historia de una movilidad social que supo ser ascendente y que en el presente, como seala en otro pasaje del libro, es decididamente descendente.
Su padre, proveniente de una familia de inmigrantes italianos, fue ptico en la calle Florida antes de tener su propio negocio; su madre, empleada telefnica, lleg a jefa de personal. Era la poca dem’hijo el doctor, la icnica pieza de Florencio Snchez, cuando nacer en una clase y morir en una ms alta era una expectativa razonable. Esa Argentina, escribe, ya no existe.
De Riz no es complaciente con el presente. «En mi juventud, Argentina se ubicaba poco ms abajo del vigsimo lugar en el PBI per cpita, y en la actualidad est cerca del puesto sexagsimo», recuerda. A mediados de los aos setenta, dice, emergi una Argentina fracturada, con una economa que dej de crecer y un Estado colonizado por intereses privados. Es esa ruptura la que permite entender el avance de un liderazgo como el de Milei, que ofrece una salida furiosa a una ciudadana desfondada.
PeroLaboratorio poltico Milei no se detiene en la melancola. Narra el ascenso del nuevo profeta libertario. Un lder que emerge de las redes sociales, quien habla el lenguaje de los memes y de los algoritmos, y promete una «travesa liberadora» contra la casta. Es tambin, dice De Riz, una democracia plebiscitada, donde no se busca la representacin sino la adhesin emocional a latribu del len.
—Abre el libroLaboratorio poltico Milei con una cita deLa guerra de Yugurta, de Salustio: «La concordia hace crecer las pequeas cosas, la discordia arruina las grandes». Considera que en algn momento el gobierno de Javier Milei se va a ver forzado a sembrar la concordia en lugar de la discordia para sostener su proyecto? —le preguntaEl Economistaa Liliana De Riz.
—La Argentina tiene una tradicin de discordia de larga data. Cito a Jos Luis Romero, quien escribi en el ao 1956: «El bien ms escaso en la Argentina es la posibilidad de coincidir». De modo que esto es una constante. Asimismo, Milei no es un lder de reconstruccin estilo siglo XX; l no vino a armar el rompecabezas roto. Milei es un lder disruptivo, marca un corte entre la poltica del siglo XX y del siglo XXI.
Es disruptivo porque intenta una destruccin creadora, como la que intent Menem en la economa, una reforma estructural enorme. Adems, le agrega el elemento de la batalla cultural, que es otra destruccin; batalla que emprende con una dimensin fenomenal, porque se trata de destruir para recrear otra cabeza en la sociedad, otra economa. Es difcil imaginar cmo Milei puede elaborar consensos, porquel crece en la medida en que divide y polariza. Su modo de gobernar es como el de los Kirchner. Lo trato de populista porque es una mquina de polarizar y gobernar diluyendo instituciones.
Si bien tiene un discurso dogmtico, en la accin negocia y es pragmtico. Negocia individualmente, con alianzas inestables sometidas altrade-off: «Te doy recursos; me das lealtad». No hay un consenso sobre un programa de gobierno que vaya ms all de una ley. Tampoco se relaciona con otras fuerzas polticas. Para Milei, el PRO no existe. No va a hacer alianza con otra fuerza poltica.
Hace alianzas tejiendo con individuos a travs de su hermana,Karina Milei, quien es la encargada de un proyecto ambicioso, comparable al de Pern. Quiere crear un partido, una fuerza nacional, con el aparato del Estado. Esto es lo que haba hecho Pern.
Un partido creado as siempre termina siendo un partido hegemnico, por ms que se diga lo contrario.Porque con el manejo de los recursos pblicos pueden construir aparatos territoriales donde La Libertad Avanza no tena presencia.
—»Ningn gobierno pudo conciliar crecimiento econmico y bienestar de las mayoras», seala en su texto. Interpreta que el experimento libertario de Javier Milei podra lograr crecimiento econmico sin que eso se traduzca necesariamente en una mejora de la calidad de vida para la mayora de los argentinos?
—Se puede crear riqueza de la manera en que lo hizo Pinochet, porque se puede reducir la pobreza, pero aumentar mucho la desigualdad, que es la direccin de un programa de este tipo.Tendremos menos pobres, porque si se frena la inflacin, que es una mquina de crear pobres, baja la pobreza. Pero vamos a tener ricos ms ricos.
—Milei demanda cierta lealtad? Busca «caras de leones» en los rostros de los dems?
—l les dice «Soy el Len» y los conduce por la selva. Como solo gobierna con el mercado, es una selva. Pero la metfora del len, el rugido del len, la trajo l. Y la idea de los memes con l, con «cabeza de len», forma parte de su ritual. Los espectculos que hace, ms que los discursos al pblico, son recitales gticos, con esa oscuridad, y despus aparece l, slo l, enfocado. «Soy el len!».
—»Lo cierto es que si el Milei economista tuvo xito, es porque la poltica fracas, y l domina el saber de la economa, un saber muy apreciado en tiempos de desesperacin», escribe en el captulo IV. Considera que Milei convierte deliberadamente ese saber —proveniente de una ciencia social— en algo inaccesible, casi crptico, para reforzar su autoridad?
—Es probable. Porque lo que uno entiende es que l habla de una manera tan abstrusa de la economa, que es un ritual. Podra hablar en snscrito y da igual. El grueso de su pblico no entiende nada. Pero, por ejemplo, en uno de los festivales el pblico gritaba «Keynes ladrn», y no tienen idea de quin fue Keynes.Milei es un extraordinario peronista, porque no le tiene miedo a las contradicciones. No crea en la intervencin del mercado y gobern hasta ac con cepo; defiende los monopolios, pero critica el de Clarn e impide la fusin Telecom-Telefnica.
Milei interviene cuando se le canta. Tiene un discurso liberal en lo econmico, aunque no es liberal en lo poltico. Es el lder de una sociedad que no tiene una tradicin del respeto a las instituciones como Chile.
—La economa va a ser el factor predominante a tener en cuenta a la hora del voto, o las batallas culturales tambin definen al votante?
—Los segmentos mayoritarios de voto en la Argentina se rigen por el bolsillo. Mientras la inflacin baje y haya cierta estabilidad, va a haber una renovacin de la confianza. Vivimos con turbulencias por la incertidumbre de Trump. Aunque el gobierno de Milei est colgado de un hilito, mientras no haya nadie que le haga sombra, no va a perder muchos votos. Le va a ir bien en esta eleccin.
—Usted considera que Trump puede beneficiar al gobierno de Milei?
—Trump es imprevisible. Y con l, el mundo se volvi todava ms imprevisible de lo que ya era: reina la confusin. Hace lo que quiere, no le responde a nadie, ni siquiera a sus aliados republicanos. Podra ayudar, s, pero no sabemos si lo va a hacer. Cmo se puede anticipar el comportamiento de alguien que hace temblar al mundo con ese estilo de apostador inmobiliario? Cmo se puede confiar en quien maneja a Occidente como si fuera su casino? Qu se puede esperar que haga con nosotros? Salvo que, como dice Claver-Carone [el enviado especial de Trump para Amrica Latina], decida cerrarnos el acceso a China y vea en la Argentina una pieza clave para su estrategia geopoltica. Ah s, podramos pasar a ser importantes para l.
En paralelo, Milei viaja por el mundo y se codea con todos. Lo vienen a visitar personajes importantsimos. Entra a Mar-a-Lago. Para mucha gente, eso es un castillo. Es como entrar al castillo de Blancanieves. Estn chochos de ver que nos codeamos con el mundo. Pero claro, el mundo est decadente, como l —asegura De Riz en dilogo conEl Economista.
«Laclau al revs»: es Milei el espejo del kirchnerismo?
De Riz propone pensar a Milei como parte de una tradicin poltica ms conocida de lo que parece. «Asistimos a un peronismo especial?», se pregunta en el libro citando al historiador econmico Pablo Gerchunoff. La autora sugiere en sus pginas que s. Un peronismo monetarista, que en su dimensin poltica evoca el «menemismo aggiornado», aunque con las debilidades de su novel fuerza poltica: la falta de vocacin de dilogo, la carencia de probada experiencia y el conocimiento insuficiente del mapa del Estado.
De Riz, quien tambin fue una crtica severa del kirchnerismo, sostiene que la llegada de Milei no se entiende sin su antecedente inmediato. «Son variaciones del mismo tema, aunque estn en desacuerdo», escribe. Ambos proyectos, dice, comparten premisas para construir poder. Como en los aos setenta, ha regresado el debate que entonces protagoniz el pensador Ernesto Laclau, esta vez con un signo contrario aunque con la misma estructura: la antinomia entre la «gente de bien» y las «lites corruptas», entre el pueblo y sus enemigos. La hegemona gramsciana, concluye De Riz, regres, pero esta vez encarnada en la extrema derecha del arco poltico.
—Al final del libro escribe que Cristina Fernndez de Kirchner «ya no es la lder indiscutida del peronismo kirchnerismo». En la actualidad, figuras como Axel Kicillof parecen disputar esa centralidad. Considera que el liderazgo de Cristina Kirchner est en retirada? Imagina que Kicillof est pensando en la candidatura de 2027? —le preguntaEl Economista a De Riz.
—La interna es una bolsa de gatos, pero a diferencia del pasado, en vez de reproducirse, se van a comer mutuamente. Porque han llegado a una fase destructiva. Cristina Kirchner es una figura que se apaga, que est condenada, a pesar de que la Argentina da vueltas para que pueda ser electa.Es ella quien est obturando la renovacin del peronismo. El peronismo no tiene un Cafiero equivalente, entonces da vueltas sobre s mismo, alrededor de una lder que tiene su peso: el partido del conurbano, la tercera seccin.
Y la disputa con Kicillof, que es hijo putativo de Cristina, contribuye a exponer an ms la crisis del peronismo. El peronismo ya no tiene su base social de apoyo, que eran la mayora de los sectores populares. Tampoco tiene el eco a nivel nacional que supo tener.El interior es milesta.Con un liderazgo que se apaga y una interna no resuelta, muchos ciudadanos pueden decidir no votar al peronismo.
En otro plano, Massa tiene peor imagen que Cristina porque la expresidenta todava conserva un aura de «Evita»: los pobres la ven siempre bien vestida, con sus alhajas, una mujer sacrificada que perdi a su gran hombre, como Pern con Eva. Ese relato todava convoca a un pblico de muchas necesidades insatisfechas, que adora mirar esta imagen mtica. La interna es una desobediencia total. Asimismo, tiene un hijo que es poco hbil para la poltica —argumenta De Riz.
Una rara avis de la clase media, con la sociologa como herramienta de cambio
Laboratorio poltico Milei se inscribe en esa corriente que —sin un canto a la nostalgia, pero tampoco con un cinismo a medida— intenta dar sentido a un presente desconcertante.Qu es esto? De Riz, desde una ptica distanciada de los vrtigos de la coyuntura actual, elige leer este presente a travs de una biblioteca, una trayectoria, una formacin. Esta operacin es, tambin, un gesto poltico: rescatar la historia, el pensamiento y la democracia frente a un tiempo que amenaza con volverlos humo. En ese esfuerzo, en esa dedicacin por las palabras, De Riz dialoga con figuras clsicas del pensamiento poltico como Emile Durkheim, Alexis de Tocqueville y Max Weber, convocando sus ideas para pensar la sociedad, el poder y las formas cambiantes de la poltica democrtica.
En un pas donde la excentricidad gan visibilidad global,Laboratorio poltico Milei aporta algo ms difcil de conseguir: contexto, temple y una voz para pensar lo que est pasando. Se configur, dice De Riz, un nuevo pueblo elegido —la «gente de bien»— y un lder-profeta que los guiara en una dolorosa travesa hacia el futuro. Aunque ese futuro que promete Milei se apoya, paradjicamente, en utopas regresivas, nostalgias del siglo XIX, pasados dorados a los que se predica volver.
Un pensamiento merodea la obra de De Riz: la promesa de la clase media y los cambios morfolgicos sociales que impactaron, en las ltimas dcadas, en el crecimiento de la movilidad social descendente. Esta historia contrasta con el propio recorrido de De Riz, con su itinerario social desde Flores a Recoleta.
«Tuve una infancia tpica de clase media modesta, pero con un nivel de vida que hoy sera equivalente alde la clase media acomodada. Fui a una escuela religiosa —la Sagrada Familia del barrio de Flores— con uniforme adusto de sarga azul, misa cada domingo y culpa por los ‘malos pensamientos’. Vacaciones en Crdoba, en hoteles sobrios, con ‘pensin completa’, que hoy seran la envidia de veraneantes no acaudalados. La vida cotidiana transcurra entre la escuela y la casa, los deberes y los almuerzos reforzados por una abuela que nos daba jugo de carne exprimiendo trozos de lomo. Salidas a hacer compras en el centro de la ciudad: una excursin completa a Casa Scherer, cerca de Gath & Chaves, enorme y elegante.ramos una familia de clase media austera con expectativas de progreso. Nietos de inmigrantes, con el mpetu que impuso el apetito de porvenir de los que llegaban a encontrar un futuro dispuestos», escribe De Riz en su libro.
—En el prlogo, Luciana Vzquez subraya cmo su mirada sobre la clase media funciona como un hilo que recorre buena parte de la historia poltica argentina. Cmo interpreta desde este presente a esta clase media fragmentada, atravesada por la incertidumbre, y en parte, seducida por la promesa disruptiva del milesmo? —le preguntaEl Economistaa De Riz.
—La fragmentacin de la clase media, estudiada muy bien por Guillermo Oliveto, refleja que, adems de que Argentina tiene pobreza estructural, tambin existe una clase media baja que cae cada vez ms y que est al borde del precipicio, con todos los temores que eso causa da a da. Tenemos una clase media-media que araa un poquito cierto nivel de vida, y despus, ms arriba, las clases altas que estn sideralmente lejos.
Por eso, empec este libro, precisamente, con una reflexin sobre la sociedad transformada, fracturada, en la cual esta clase media comenz, ya en los noventa, a dividirse entre la competitiva y la no competitiva. Y ahora Milei tambin es fruto de lo que ya haba comenzado antes: el desgranamiento de los apoyos populares del peronismo.
—Est naciendo una nueva clase media virtual con demandas que desafan la comprensin de la poltica tradicional?
—Hay un fenmeno del cual Milei no se puede despegar, que es efectivamente la transformacin de la comunicacin social. No solo cambia el modo de producir: la poltica cambia porque cambia el modo de relacionarse de las personas.
Es una revancha de la sociologa, porque si no se entienden los modos de relacionarse, no se entiende lo que se est analizando en la poltica. En el presente la poltica es horizontal, est en todas partes y tiene el control inmediato de lo que pasa en el mundo de la dirigencia poltica.
Las redes, obviamente, crean estos guerreros virtuales que no tienen ms ley que la lucha en tribus. Por eso, esta clase media virtual no solo tiene aspiraciones porque est conectada al mundo da a da, sino porque el mundo de Internet es uno de crecientes expectativas no realizadas.
En la Argentina, hay un mundo de aspiraciones de jvenes de clase media sin recursos, que tienen bronca y frustracin. Estos jvenes no ven cmo pueden salir del pozo en el que estn concentrados. Hay dos generaciones sin trabajar y sin formacin; son los chicos que no estudian ni trabajan. Crecen y estn en un mundo sin horizonte. Porque los que tienen horizonte, si tienen recursos, salen adelante, pero si se estancan se politizan todava ms, porque estn encerrados sin salida —argumenta De Riz.
En su casa de clase media, el mayor anhelo era que se casara con un mdico. Su hermano s cumpli con ese destino y ofici de cardilogo. Ella, en cambio, eligi el desvo y las ciencias sociales. «Fue un acto de rebelda», dice. De Riz es el resultado de la educacin pblica: fue a la escuela Normal N 4, en Caballito —»un faro de modernidad en la poca»—, y luego se form en sociologa de la Universidad de Buenos Aires. Con Gino Germani como profesor y jurado, entr por la puerta grande a la carrera que terminara definindola. «Era unarara avis«, dijo. Se licenci en 1965.
De Riz conoci de primera mano a Mario Bunge, Gino Germani, Tulio Halperin Donghi y Jos Luis Romero, palabras mayores de las ciencias sociales argentinas. «Tulio deca que para ser historiador haba que tener malicia. Yo le deca: ‘Tulio, vos tens real malicia’. Me responda: ‘Nena, vos no te queds atrs'».
De Riz fue profesora en la UBA, en FLACSO, en la Universidad de la Repblica, en la UNAM y en la Universidad de Pars. PublicLa Poltica en suspenso 1966-1976, Sociedad y Poltica en Chile: de Portales a Pinochet y Radicales y Peronistas en el Congreso 1983-1989, entre otros libros. Recibi el Premio Konex a la excelencia en Ciencia Poltica en 1996 y 2016.
Escribi sobre la clase media porque la vivi, aunque ya no cree morir en esa sociedad ascendente. Fue una adolescente existencialista en los aos sesenta, vestida como Juliette Grco, entre cafs, becas y huidas. Se cas para poder irse. Dur un ao. «Era una generacin a la que el mundo le quedaba muy distinto.»
Liliana De Riz en 1966, despus de recibirse de sociloga, parti al exilio voluntario. Vivi en Chile, Uruguay y Mxico. Nunca dej de pensar en su pas.
—»En ese momento decid partir del pas, ya que la carrera de Sociologa era un pasaporte al peligro», escribe. Qu fue lo que la llev a estudiar Sociologa en primer lugar, sabiendo —como saba— que implicaba tambin un riesgo poltico? Cuando eligi ese camino qu buscaba entender o transformar?
—En el contexto de la poca, la sociologa poda darme instrumentos para entender el mundo en que viva, y pensaba que era un mundo que haba que cambiar. En los sesenta, la clave de toda la discusin era el movimiento obrero, que en Argentina tena un solo nombre: peronismo.
Con Germani nos preguntbamos, «qu cosa es el peronismo?», y si la clase obrera del campo,migrante del campo, sin formacin previa, estaba anmica, y cmo haban sido las migraciones. Me form en esa discusin, que era sociolgica. Leamos a Raymond Aron y sabamos que para pensar haba que saber economa, poltica y sociedad. Con la transicin democrtica, pusimos el ojo en las instituciones, porque se trataba de ver cmo se sostena una democracia. Despus del enfoque institucionalista, en el presente, ms que nunca, para entender el mundo hay que volver a saber de sociologa y de economa.Y la Argentina, con un modelo productivo fallido, no se entiende sin saber de nmeros —asevera De Riz.
En 1974, estudi el doctorado en la cole des Hautes tudes en Sciences Sociales de Pars, bajo la direccin de Alain Touraine. Su tesis —publicada en 1975 como Sociedad y poltica en Chile— sostena que el golpe de Estado no haba sido un destino inevitable. «Haba una enorme dosis de contingencia», escribi. Fue una lectura disonante en plena ola estructuralista, y fue distinguida con honores.
Touraine y De Riz mantuvieron una correspondencia desde los tiempos del doctorado hasta poco antes de la muerte del socilogo francs. En estas cartas, pueden leerse fragmentos como el siguiente: «Siempre he tenido admiracin y confianza en usted, por su trabajo, por su comportamiento en circunstancias difciles y por toda su vida personal. Despus de tantos aos sombros en Argentina, se ve la posibilidad —frgil— de un renacimiento del pas y uno de los elementos ms positivos de la situacin del pas es la presencia en Buenos Aires de personalidades como usted».
—EnLaboratorio poltico Milei advierte: «La inseguridad social y el miedo abren las puertas al autoritarismo». Evala que en la Argentina actual existe el riesgo de un giro autoritario?
—Seguramente. Porque la Argentina siempre sucumbi a los giros autoritarios.Desde 1930 en adelante, es recurrente la fantasa de que va a venir, con botas o sin botas, un salvador al cual se le da un cheque en blanco. Como tiene una misin histrica, las instituciones no pueden restringir su meta. Y eso es algo que permea largamente esta sociedad. Argentina tuvo una primavera con el alfonsinismo, y cre que el pluralismo y los derechos humanos no iban a retroceder ms.
Aunque ahora, no me imagin que esto fuera posible. Les imponen obediencia debida a los funcionarios, especialmente en Cancillera y al cuerpo diplomtico, donde hacen auditoras ideolgicas en organismos del Estado, convirtindolos en empleados de un seor en vez de consejeros pblicos. La sociedad naturaliza no solo el insulto —que es un estilo—, sino el hecho de que Milei restringe la ley de informacin pblica, mete en la misma bolsa a toda la prensa como «ensobrada», y en nombre de una «casta poltica» —como hizo Beppe Grillo, como hizo Podemos—, embolsa a todos, y se coloca por encima, como un patrn divino, comoTerminator, para venir a liquidar a los que no le gustan —detalla De Riz en dilogo conEl Economista.


En los aos setenta, en Mxico trabaj para Naciones Unidas, concurs, ense. Se haba casado por segunda vez —»esta vez fue en serio»— con Daniel Waksman, un periodista uruguayo, amigo del consagrado escritor Julio Cortzar. Fue Waksman quien inspir a Cortzar para uno de los personajes deFantomas contra los vampiros multinacionales. «Julio era muy amigo de Daniel», recuerda De Riz, quien tambin tuvo una amistad cercana con el autor.
Waksman muri de cncer. Ms tarde, De Riz se cas nuevamente con Jorge Feldman, su tercer marido, con quien comparti viajes y tambin la emocin del rezo laico en la 9 de Julio, en plena campaa de 1983. «Jorge deca: ‘Alfonsn va a ganar, va a ganar'», cuando pocos se animaban a afirmarlo.
De Riz fue retratada por la icnica fotgrafa argentina Sara Facio. Milit, sin partidismo duro, aunque con convicciones. «El alfonsinismo fue la puerta de regreso a este pas respirable», dice. Present el libroDemocracia y consenso, de Alfonsn. El expresidente argentino le agradeci, especialmente, su discurso.
De Flores a Recoleta, una centrista crtica de Milei
Viaja en colectivo, conversa con quien se le cruza. Toma el 101, el 132. Visita a su hermano en Flores, en la casa que fue de sus padres y que queda cerca de donde ella viva antes de mudarse a Recoleta. Ya no es joven, pero sigue informada como un chico de veinte. Su vitalidad desborda.
La voz de Liliana De Riz entrelaza cultura, poltica y memoria. Habla del pasado porque estuvo ah, y del presente como si todava pudiera cambiarlo. Lleva los derechos humanos en el cuerpo: se le humedecen los ojos cuando menciona a Alfonsn y el Juicio a las Juntas. Liliana De Riz hizo de su vida un viaje, vivi en distintos pases, combin diversos trabajos con publicaciones y atraves cada dcada con profundidad.
—Ha escrito que Joseph Goebbels fue el inventor de la «moderna ingeniera de manipulacin en democracia», y lo vincula con los actuales «ingenieros del caos» quienes, a travs de redes sociales e impresiones sensoriales, buscan sustituir el juicio crtico. A partir de ese anlisis, considera que el gobierno de Javier Milei tiene su propio «ministerio de propaganda»?
—Con Santiago Caputo vamos en camino. Cuando el gobierno rescata la imagen de la Roma imperial es escalofriante; con los emblemas, adems, del fascismo y del nazismo.
Aunque no se puede transpolar una experiencia, ni decir que esto es nazismo o fascismo, porque la historia es implacable y los anacronismos no llevan a ningn lado. Sin embargo, hay un elemento autoritario en Milei y sus seguidores cuando suean con gladiadores romanos, circos, emperadores. Es una simbologa que era impensable en la Argentina del siglo XXI. Y adems con personas jvenes que son sensibles a estas imgenes porque carecen de la experiencia, de la memoria de la dictadura o de los comienzos de la democracia. Como deca el maravilloso autor Claudio Magris: en Italia los jvenes padecen de «Alzheimer cultural«.
—Cmo se reconstruye en la Argentina un extremo centro, un centro popular, afirmativo, propositivo? Observa en algn/algunos dirigentes cierta esperanza de esa reconstruccin del centro poltico?
—Lamentablemente, por ahora no la veo. El escenario est demasiado polarizado, y la poltica actual tiende a polarizarlo an ms.El centro se centrifuga. Esto pasa ac, en Europa y en Estados Unidos.Son tiempos muy difciles para las polticas de centro, que estn hechas de razonamiento y no de emociones.
—Usted se considera de centro?
—S, por supuesto.