Enviado — Durazno
Al que le guste la táctica de cualquier deporte, la séptima etapa de la Vuelta Ciclista del Uruguay es una carrera para enamorarse del pedal, y seguramente las tres etapas finales también lo serán porque los equipos de punta empezaron a mover sus fichas como si la ruta se tratara de un tablero de ajedrez.
La disputa por la general individual parecía estar entre el malla oro —João Pedro Rossi del Swift Pro Cycling de Brasil—, Leángel Linarez de la selección de Venezuela que amenazaba en cada sprint intermedio o final con robar los bonificados, y Roderyck Asconeguy del Audax de Flores y el argentino Jorge Giacinti (tricampeón de la VCU) del Cerro Largo que aguardaban agazapados la oportunidad para atacar a los extranjeros. Pero una fuga tempranera con prácticamente un representante de cada equipo sacudió la clasificación.
«La carrera no es solo dar pedal, hay que saber leerla», me dijo durante la etapa un amigo que algo sabe de este deporte. Álvaro Tardáguila, ganador de la Vuelta 2005. Es que a diferencia del ciclismo profesional europeo, donde las subidas por las montañas despegan a los especialistas —»escaladores«— del resto, en Uruguay lo que marca el ritmo es el viento y, en consecuencia, la lectura de cada corredor para estar en la zona caliente del pelotón en el momento oportuno. Y eso tanto a nivel individual y como del equipo, varios líderes fallaron hoy y lo pagaron caro: en las carreras por etapas, la moneda son minutos y segundos.
Es cierto que el trámite tampoco colaboró, porque antes de la primera meta volante del día (premio Cima a los 36 km de carrera), se fue una fuga de 10 hombres que representaban a la mayoría de los equipos de punta, y condicionó al pelotón, donde se quedaron los primeros de la general.

Foto: Rodrigo Philipps
Allí viajaban Matías Presa (Cerro Largo), Sebastián Rodríguez (Audax de Flores), Ignacio Maldonado (Punta del Este), Anderson Maldonado (Náutico) y el argentino Lucas Gaday (Dolores Cycles) de los equipos locales. También estaban Vinícius Rangel (Swift de Brasil), Francisco Peñuela y Winston Maestre (Selección de Venezuela), y Gabriel Metzger y Alex Ferreira (ACRS de Brasil). Todos, sin pensarlo dos veces, formaron una escalera abierta y redonda que les permitió sacar 10 minutos de ventaja antes de que los de atrás reaccionaran.
En ese contexto, los 10 pasaron al frente en la general individual virtual y los que más provecho sacaban eran los brasileños del Swift Pro Cycling, que mantenían la malla oro aunque con otro corredor: Vinícius Rangel, el único ciclista de categoría World-Tour entre todos los que largaron, porque en las últimas dos temporadas defendió al Movistar Team de España. Una condición desalentadora para los uruguayos que ahora quieran arrebatarle el liderazgo. Más aún, porque no son los líderes quienes lo tienen más cerca.

Foto: Santiago Vanoli
Quizás algo tarde, cuando el pelotón dejó la ruta 12 para tomar la 57 al pasar por la ciudad limítrofe de Cardona (Soriano)/Florencio Sánchez (Colonia), el equipo del Cerro Largo tomó la iniciativa de comenzar la persecución con la colaboración del Barrio Artigas, pero sorpendentemente no la del Audax de Flores, que aunque tenía a Rodríguez adelante pero quedó atrás Asconeguy, quien largó a 7″ del líder y es quizás uno de los uruguayos más fuertes del pelotón.
Caso similar —o incluso peor— al de Cerro Largo, porque aunque tenía nada menos que al Piojo Presa en punta, el líder Giacinti estaba en el pelotón y las cuentas para que el primero pudiera ganar la general simplemente no cerraban.
El resultado: Giacinti, el líder, quedó expuesto, y aunque Presa fue protagonista, la apuesta no alcanzaba para pelear la general. Lo mismo ocurrió con Asconeguy: mientras Rodríguez tiraba adelante, su compañero más cercano a la malla oro se rezagaba.

Foto: Rafael Philipps
Pero —de nuevo, en este país— la carrera no necesariamente la gana el más fuerte y a la prueba está la Vuelta del año pasado, que ante la misma pasividad del pelotón una fuga sacó 11 minutos y dejó la malla oro a merced de Juan Caorsi, merecido campeón de la edición 79 por saber sacar provecho de la lucha de egos entre líderes.
En los 70 kilómetros finales, la diferencia entre la cabeza de carrera y el pelotón bajó de 10 minutos a 3’19”, entre otras cosas porque el acuerdo entre los 10 punteros se terminó al pasar por Trinidad y tomar la ruta 14, donde comenzaron los ataques entre ellos.
Así que con la colaboración del Audax —de lectura por lo menos cuestionable— les hubieran pisado los talones y quizás los mejores uruguayos del pelotón seguirían en carrera por el título de cara a las tres últimas etapas, no en la situación que al final quedaron.
Quedan tres etapas, y si algo dejó claro esta séptima es que, en la Vuelta Ciclista del Uruguay, la fuerza de piernas vale tanto como la cabeza fría.
Hay que ver si ahora los hermanos Maldonado (Ignacio y Anderson), Sebastián Rodríguez y el Piojo Presa —los únicos cuatro uruguayos del top 10— tienen lo necesario para dar el batacazo que la edición 80 quede en casa.
ETAPA 8 — 176 km
Durazno — Paso de los Toros (Tacuarembó) — Durazno — Trinidad (Flores)
ETAPA 9 — 165 km
Santa Lucía (Canelones) — rutas 11, 8 y 9 — Maldonado
ETAPA 10 — 145 km
Maldonado — Montevideo (frente al Sofitel Carrasco)
Llegada de la séptima etapa en Durazno
La escapada de 10 hombres que se fue temprano llegó a Durazno para definir la séptima etapa de la Vuelta Ciclista, varios minutos antes que el pelotón.
🥇 Gabriel Metzger (ACRS de Brasil)
🥈 Winston Maestre (Selección de Venezuela)
🥉 Lucas Gaday (Dolores Cycles)@ovacionuy pic.twitter.com/hQBQ3w0iME— Santiago Vanoli (@santiagovanoli) April 17, 2025