No sería descabellado ni insensato suponer que los Roitman, la familia protagonista de Mazel Tov podría continuar o hasta haber nacido como una serie de Polka, la productora de Adrián Suar, quien dirige aquí su segundo largometraje tras 30 noches con mi ex.
Los vínculos familiares, las relaciones entre parejas y la solidaridad son materias, cuestiones que a Adrián Suar le preocupan, y que tamizadas con humor y ocurrencias le llegan al espectador de manera natural.
Pablo Solarz, que ya ha escrito varios guiones para que Suar interprete, de Un novio para mi mujer a Me casé con un boludo, dejó algo de lado la comedia directa para aproximarse de manera distinta a los Roitman, cuatro hermanos que por distintos motivos han estado distanciados.
Suar, desde los Estados Unidos
Sobre todo Darío (Suar), que quiere la reconciliación después de que se marchó hace años a los Estados Unidos, y que regresará a la Argentina para asistir al matrimonio de su hermana Daniela, que está embarazada (Natalie Pérez) y al Bat Mitzvá de su sobrina, hija del personaje de Fernán Mirás, el más meditabundo de los hermanos.

El cuarto hermano es Benjamín Rojas, algo más relajado y despreocupado. Pero el repentino e inesperado fallecimiento de Salomón, el padre de la familia, irá a complicarlo todo.
Uno no quiere saber nada con que Daniela celebre su matrimonio. Y Daniela no quiere por nada del mundo dejar de pasar por la ceremonia religiosa. ¿Y qué sucede?
Comedia con giros
La película, una comedia dramática que pega los giros necesarios cuando es demasiado comedia para volcarse al drama, y viceversa, tiende a mostrar a los personajes centrales y a los que los secundan como de fácil reconocimiento desde la platea.

Las peleas entre hermanos, la participación de alguna cuñada (Lorena Vega, como la ex de Darío que se quedó en la Argentina, haciendo otra vez de psicóloga, como en Envidiosa) y hasta los prolegómenos de los ritos hebreos -mantener el duelo, pero pagar si es necesario para que un rabino oficie la boda- procuran espontaneidad y sinceridad.
Decíamos que Mazel Tov habla de las relaciones entre hermanos, pero como con Darío no se veían desde hacía añares, las evocaciones de la infancia -por más que muchos ya sean cincuentones- son las que más los han marcado. Y los buenos recuerdos y las heridas nunca habladas o cerradas tamizan la relación presente.

Como el núcleo acaba siendo aquello de que no hay nada más lindo que la familia unida -no importa que sean de religión judía o cristiana-, los resquemores internos se multiplican en el guion con la aparición de más familiares con los que estaban realmente alejados. Entre ellos, los personajes interpretados por un reaparecido Rodolfo Ranni y Esteban Bigliardi, que las vueltas del libreto los harán de carne y hueso.
Mazel Tov, una expresión en hebreo que significa buena suerte, tiene un buen remate, pero lo más significativo es cómo se llega hasta él.
Ficha
“Mazel Tov”
Calificación: Buena
Comedia dramática. Argentina, 2025. 97’, SAM 13. De: Adrián Suar. Con: Adrián Suar, Fernán Mirás, Natalie Pérez, Benjamín Rojas, Lorena Vega, Rodolfo Ranni, Alberto Ajaka. Salas: Hoys Abasto y Unicenter, Cinépolis Recoleta, Showcase Belgrano, Quilmes, Norcenter y Haedo.