17.7 C
Buenos Aires
sábado, abril 19, 2025

El dilema del peso: entre la resurrección y la crucifixión del salario en Argentina

Más Noticias

Esta Semana Santa me senté a mirar el panorama económico y no pude evitar sentir una mezcla de asombro y preocupación. ¡Milagro! El peso, que pensábamos que iba a ser crucificado, resucitó antes del domingo. Pero el salario, pobre, sigue arrastrándose por su vía crucis. ¿En qué estación estará ahora? Qué semanita, ¿no?

Empezamos con el dólar disparado, como si fuera un incendio imposible de apagar. Todos esperábamos un descalabro, pero de repente, el Banco Central terminó comprando dólares porque el precio cayó por debajo de los mil pesos. ¿Quién lo hubiera imaginado? El peso, que parecía condenado, dio un giro inesperado. Pero, ¿es para festejar o para preocuparnos?

Yo lo llamo ansiedad cambiaria. Porque, mirá, si el dólar está fijo y artificialmente bajo, no podemos competir, nos quedamos sin trabajo. Y si está fijo, pero alto, nos empobrecemos con la inflación y la devaluación. Décadas de este péndulo, yendo de un extremo al otro, solo han alimentado la decadencia. Entre épocas de dólar alto y bajo, siempre manipulado políticamente, lo único que prosperó fue el estancamiento. Falta de ahorro, de inversión, sectores competitivos raquíticos porque les quitamos la capacidad de crecer para subsidiar a los que no funcionan. Y no nos resignamos a soltarlos.

Esta semana, sin embargo, algo cambió. Por primera vez, el dólar empezó a flotar. Ya no es un ancla para controlar la economía, sino un precio más, que sube o baja según el mercado. Esto, para los ansiosos cambiarios como yo, es un desafío. Porque ahora todos los precios —incluido el del trabajo— tienen que ser flexibles para reflejar la verdadera productividad. Pensá en un hogar tipo: destina el 25% de su ingreso al súper. De esa torta tienen que vivir todas las empresas alimentarias. Sobrevivirán las que produzcan bueno, bonito y barato. Las que solo ofrecen malo, feo y caro tendrán que transformarse o desaparecer.

Por eso me pareció clave lo que dijo Guillermo Francos, el jefe de gabinete, en Ahora País. Cuando le preguntaron si el gobierno iba a seguir rechazando convenios laborales con aumentos mayores al 1,5% mensual, dijo que sí. Y tiene sentido. En una Argentina donde los precios, incluido el dólar, van a fluctuar, el salario no puede seguir siendo inflexible y uniforme. Hoy, una pyme textil en Jujuy, endeudada y sin tecnología, tiene que pagar lo mismo que una empresa moderna del Gran Buenos Aires que compite con los asiáticos gracias a su diseño y calidad. Eso no es sostenible.

Siempre bajamos los salarios con devaluaciones e inflación. Pero ahora, sin esa “herramienta” del dólar manipulado, el gobierno no tiene el poder político para cambiar las leyes laborales que hacen que los convenios sean intocables. Y si obligamos a esa pyme jujeña a pagar sueldos que no puede, cierra de un día para el otro. Sus empleados quedan en la calle, buscando trabajo desde la nada.

La solución, como dijo Francos, es que los convenios laborales se conviertan en un piso, un salario mínimo por sector. Las empresas que puedan pagar más para retener talento, lo harán. Las que no, pagarán el mínimo. Esa pyme textil, en lugar de quebrar de inmediato, tendrá tiempo para adaptarse. Y sus empleados, aunque ganen menos, podrán buscar un mejor trabajo en sectores con futuro mientras siguen empleados. Porque, seamos sinceros, la inflación ya no se va a comer los salarios todos los meses, pero el ajuste será duro igual.

Es tremendo. Es duro escribir esto, pensarlo, asumirlo. Sé que mucha gente va a sufrir con este cambio. Pero seguir escondiendo la realidad con fantasías que nunca funcionaron es peor. Por primera vez, el dólar flota, y con él, la economía empieza a buscar su rumbo. Las empresas que puedan exportar o competir con ese dólar promedio crecerán y crearán empleos. Las que no, tendrán que transformarse o desaparecer. Y un salario flexible, aunque doloroso, hará que este proceso sea menos brutal.

Es la realidad, cruda y sin filtros. Y prefiero enfrentarla así, con los ojos abiertos, que seguir creyendo en milagros que nunca llegan.

Redacción

Fuente: Leer artículo original

Desde Vive multimedio digital de comunicación y webs de ciudades claves de Argentina y el mundo; difundimos y potenciamos autores y otros medios indistintos de comunicación. Asimismo generamos nuestras propias creaciones e investigaciones periodísticas para el servicio de los lectores.

Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img

Te Puede Interesar...

Cómo quedan los nuevos aumentos de las prepagas tras el pedido del Gobierno de que dieran marcha atrás

Durante este fin de semana las principales prepagas del país terminarán de darles forma a las nuevas cartas que...
- Advertisement -spot_img

Más artículos como éste...

- Advertisement -spot_img