El 27 de marzo, el día que Eugenia «La China» Suárez anunció su nueva serie Camaleón -con Pablo Echarri-, la cual se estrenó este 16 de abril en Disney +, su cuenta de Instagram se llenó de haters: “Atenti, Nancy, ahora la China va por Pablo”. “Tiembla Nancy Dupláa”. ¿Qué valor les da La China Suárez a esos comentarios? “Les doy el valor que tienen. Nulo. Cero. Las redes sociales no tienen nada que ver con la calle, que es la vida real para mí: mis vínculos. Nunca me importaron los desconocidos. Quienes opinan de esa manera son gente fracasada, y no les doy mucho valor”.
Eugenia “la China” Suárez está sentada en un salón de La Mansión del Hotel Four Seasons, en Recoleta, junto a Pablo Echarri, el coprotagonista de la serie Camaleón: el pasado no cambia. La China habla con Clarín y detrás, a unos metros, la observa su pareja, el futbolista Mauro Icardi. Ella sigue pensando en los comentarios maliciosos de las redes sociales y dice: “A mí me importan mis vínculos. La gente con la que trabajo, mis compañeros, y que el equipo y que mis tres hijos estén bien. A los comentarios negativos los ignoro completamente”.
-¿Cómo tomás los comentarios machistas o misóginos sobre tu persona, que circulan no sólo en las redes, sino incluso en la TV?
–Es un tema que da para largo. No voy a hablar de eso porque se va a generar quilombo. Pero lo único que puedo decir es que yo a esa gente le doy el mínimo lugar que tiene que tener en mi vida, en mi cabeza y en mi corazón. No tengo espacio en este momento para todo lo malo. A mí me hace feliz saber que mis hijos tienen salud, con todas las cosas que pasan. Mi papá me enseñó que no diera por sentado el tema de la salud. Por eso a mí me gusta ver a mis hijos correr felices, que puedan tener un techo y una cama calentita. Que puedan elegir qué quieren comer y que puedan estudiar. Para mí son todos lujos: es un privilegio. Podés tener todo lo demás, pero si no tenés salud no tenés nada.
–¿Y qué es lo que más miedo te da respecto de vos y de tus hijos?
–Yo no soy una persona muy miedosa. Me considero una persona muy valiente. Y alguien valiente no es alguien que carezca de miedo: es alguien que avanza a pesar del miedo. Yo me identifico mucho con eso. Tengo los mismos miedos, obviamente, que tenemos todos. Pero bueno, hay que seguir adelante siempre.

Y su personaje en la serie Camaleón, de Disney+, trata de enfrentar sus propios miedos: en este thriller dramático, la China Suárez encarna a Sabrina Correa, una periodista de investigación cuya vida se desestabiliza cuando reaparece el famoso artista plástico Salvador Carballo (Pablo Echarri), con quien había vivido una relación amorosa cuando ella tenía 16 años: un claro caso de abuso de menores, soslayado por todos.
El personaje de Echarri se revelará como un pedófilo serial con adolescentes (“un cazador”, dicen en la serie) y Sabrina Correa intentará desenmascararlo, a la vez que querrá ayudar a Diana, la adicta hija de él, interpretada con potencia por Sofía Palomino. ¿Podrá el personaje de la China lidiar con sus propios demonios y oscuridades? ¿Logrará enfrentar a su antiguo abusador?
Para peor, la madre de Sabrina (Iris, encarnada por Cecilia Dopazo) es la histórica musa de las pinturas de Carballo: ella es negadora y, a su modo, también es víctima de la red de engaños y de mentiras que tejió el pintor, a su alrededor, para no ser descubierto.
Video
Tráiler de «Camaleón»
Libertad y herramientas para los hijos
La China Suárez piensa en Camaleón, una serie de seis capítulos de 30 minutos, realizada por la productora Kapow, dirigida por Natalia Garagiola y coescrita por Marcela Guerty y Pamela Rementería, y, como madre de Rufina Cabré, de 11 años, cuenta de qué manera se identifica con el personaje de Sabrina Carballo, quien busca que otras adolescentes no sufran el mismo abuso que ella.

“Mi hija todavía está lejos de la adolescencia -dice la China-. Pero para mí es importante, como madre, poder protegerla. Yo tuve el ejemplo de mi mamá, de mi papá y de mi familia, que gracias a Dios fueron los mejores: siempre me hablaron muchísimo. Yo creo en la confianza, y en darles herramientas a Rufina y mis tres hijos para el mundo en el que estamos. Creo que lo más importante es eso. Uno no va a estar siempre en todas las situaciones para defenderlos. Pero sí busco darles la libertad y las herramientas para que puedan defenderse de lo que se tengan que defender”.
En Camaleón, la periodista Sabrina Correa traza una gran evolución dramática: desde sus miedos iniciales al volver a ver al pintor Salvador Carballo, paralizarse primero, y luego, por fin, hasta lograr alzar la voz para que el mundo vea la verdadera cara del depredador sexual de chicas de 15 o 16 años.
La China valora el crecimiento de su personaje en la serie y dice: “Sabrina empieza con el recuerdo de una relación amorosa y termina descubriendo que en realidad nunca lo había sido. Es importante cuando habla con su psicóloga y logra no encerrarse en su drama. En casos de abuso, lo importante es hablarlo con profesionales, con tu entorno, o con gente esté afuera de la situación. Y que esa gente pueda darte la perspectiva de lo que en realidad está pasando”.

En La Mansión del Hotel Four Seasons, Pablo Echarri escucha a la China y comparte con Clarín sus impresiones sobre Camaleón. Detrás, contra una pared, Mauro Icardi escucha también. Minutos antes, durante la sesión de fotos periodísticas para la nota, el novio de la China no dejó a su vez de sacarle fotos con su celular: se ve que están en un momento ideal de pareja, desde que confirmaron su relación el 9 de enero de este año.
Desde Disney exigieron que no se hicieran preguntas personales, pero la presencia de Icardi es sugestiva.
Si algún día se hiciera una serie sobre la vida de la China, ¿qué hechos elegiría y no elegiría contar? Ella piensa unos segundos, sonríe y responde: “Mi vida es más normal de lo que la gente se imagina. Soy bastante tranquila. Están mis hijos, la rutina de llevarlos al colegio y de ir a buscarlos. Y a la vez soy bastante reservada, más allá de que no lo parezca. Soy bastante celosa de mis vínculos y de mis hijos. La verdad, mi círculo es cada vez más cerrado. Creo que es algo normal, y que pasa con el correr de los años. Yo estoy muy cómoda en este momento de mi vida con la gente con la que estoy. Pero vivo una vida más aburrida de lo que se creería”.

-¿Te gustaría tener menos exposición de la que tenés?
-Yo no analizo mucho esas cosas. Es lo que me tocó, lo que me pasa con la vida que tengo desde que soy muy chica y con el trabajo que elegí. Así que no es algo de lo que me queje ni de lo que reniegue. Solamente lo manejo como yo quiero y como deseo. Siempre.
-China, ¿qué más es lo que te gusta de Sabrina, tu personaje en Camaleón?
–A mí me encantó cómo quedó la serie. De Sabrina lo que me gusta es su arco narrativo: ella empieza de una manera y termina de otra. Yo suelo buscar o tratar de identificarme con el conflicto por el que atraviesa un personaje. Y trabajar todo eso junto con la directora y con mis compañeros fue lo que más me atrajo.
Echarri, un encantador de serpientes
Dice Echarri sobre Salvador Carballo: “El encantador de serpientes es un personaje muy atractivo: asegura lucimiento. Obviamente, el resto tiene que estar a la altura. El contenido tiene que estar bien. La serie tiene que ser entretenida. Pero el personaje ya me aseguraba una perla. Por eso que traté de darle toda la normalidad que pude: de hacer un Salvador verdaderamente encantador. Hay ciertos momentos en los que hay un leve retiro de la mirada hacia atrás y se ve su verdadera cara. Lo interesante de Camaleón es que deja que el espectador saque conclusiones. No abre juicios de valor. Hace preguntas. No da respuestas”.

Camaleón trae un mensaje muy fuerte contra el abuso de menores: muestra -episodio tras episodio- cómo esa red de silencios que tejió Salvador no fue solamente en torno al personaje de la China: podría haber nuevas víctimas.
Como le dice ella a Clarín: “Esta es una serie que abre debates. Vos terminás de verla y decís: ‘Che, ¿qué pensás de esto? Yo tengo un amigo, una amiga’. O, ‘a mí me pasó’ o ‘a vos qué te pasó’. Y eso es lo que me gusta: que se hable del tema. Camaleón ayuda a exponer una realidad que no podemos negar”.