La semana pasada en la sede de Naciones Unidas en Nueva York se realizó la 58° reunión de la Conferencia de Población y Desarrollo, donde se consideró el tema de la salud y su actualización en relación a lo establecido en el Programa de Acción –PoA– de esa Conferencia que se realizó en El Cairo en 1994, conocida como la Conferencia de Cairo. El año pasado, cuando se celebraron los 30 años de Cairo, los gobiernos ratificaron el compromiso con ella y si bien no adelantaron mucho más, la ratificaron, algo muy importante porque aún es necesario avanzar hacia su cumplimiento. Este año tratándose de un tema clave, especialmente si se considera que los sistemas de atención de la salud y la salud de las personas, está aún afectada por el impacto de la epidemia del covid-19, era fundamental poder avanzar no solo para alcanzar niveles de cobertura para toda la población, sino además que ésta sea de calidad y accesible a todos, sin dejar a nadie atrás. Esto es ahora más difícil de lograr por la mayor mercantilización de la atención que tiende a aumentar. Ante la necesidad de que los tratamientos, tanto medicamentosos como otros, estén disponibles para todos, en un sistema tan lucrativo que incluye a las vacunas (antes algo inconcebible), esto requiere un fuerte compromiso político de los gobiernos. En ese marco la discusión del documento planteó dificultades por la resistencia de algunos pocos países como la Argentina y EE.UU., a la mención de género y su reemplazo por sexo, considerando solo hombre o mujer. El rechazo a la salud sexual y reproductiva, central en el PoA del Cairo donde se reconocieron los derechos reproductivos y se menciona la salud sexual, aunque no se llegó a reconocerlos, fue una crítica (que unida al rechazo a reconocer la Agenda 2030 y los Objetivos de desarrollo sustentable) se agravó. La oposición cerrada de la Argentina y EE.UU. junto a Rusia, Bielorrusia, e Irán a estos temas, así como la negativa a dar identidad a los adolescentes y aceptar solo a la familia constituida por un hombre y una mujer, no solo alargó las negociaciones, sino que impidió el consenso para tener un documento aprobado.
La gran mayoría de países vio frustrados los esfuerzos realizados, conducidos por la presidenta de la Conferencia de Presidentes de Delegación (CPD) por concluir con un texto conjunto, que permitiera avanzar hacia el acceso universal a la salud y especialmente de la sexual y reproductiva para todas las personas, solo por la oposición cerrada de este pequeño grupo de países que bloqueó el acuerdo de la gran mayoría, como se reflejo en las palabras de los países al cierre de la CPD. Es así como una vez más Argentina cambió su posición e impidió que se lograra un consenso tan necesario. Porque se trata de la vida y la salud de mujeres, niñas y adolescentes de todo el mundo que están en riesgo de enfermar o morir por un embarazo, parto o puerperio al negársele el derecho a decidir el uso de anticonceptivos y de otros medicamentos o intervenciones que ahorrarían enfermedad y muerte. Porque, se trata de reconocer la necesidad de evitar los embarazos precoces en la niñez y la adolescencia, que les impiden continuar estudiando, y las obliga a ser madres en edades, incluso con alto riesgo para su salud y la de sus hijos. Éste es un aspecto clave para el futuro de un país, el gobierno de Milei lo impide en Argentina, pero ahora también a nivel mundial. Además, las muertes maternas que son altas en nuestra región, incluyendo nuestro país y en los países del Sur global, aumentarán porque las mujeres y sus parejas se verán forzadas a continuar embarazos no solo no planificados, sino también perjudiciales y que implican enfermedad y muerte evitables. Este retroceso es lo que esos países que bloquearon el consenso tendrán que justificar y ser responsables ante la población mundial, también la de sus países. Toca a la sociedad civil reclamar y plantear esta responsabilidad y denunciar pidiendo su penalización. Esto no evita el daño producido. El Estado argentino será responsable de esta actitud de un gobierno circunstancial. Lamentable.