El calendario de la tierra batida es condensado, apasionante y muy exigente. Colocado en los meses de primavera supone un reto impresionante que requiere de piernas frescas, una mente de acero y una regularidad que quita el hipo. No siempre se puede jugar un tenis sin mácula y es en esos días donde estás a expensas de las virtudes del rival. Y en la final del Godó el contrincante le concedió muy poquito a Carlos Alcaraz. Ganó Holger Rune porque fue implacable e impecable, con el juego más sólido y constante de su carrera.
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