
Barcelona
Desde que el imprevisible y siempre imaginativo Pasqual Maragall decidió pasar pequeñas temporadas en los domicilios de unos pocos barceloneses, los alcaldes y alcaldesas de la capital catalana han buscado fórmulas alternativas para tomar el pulso a la ciudad al margen los cauces oficiales. El método empleado por el socialista Jaume Collboni es el de dejarse invitar a las cenas con unos pocos comensales que, al menos una vez al mes, tienen en lugar en casa de vecinos de los distintos barrios de la ciudad.
En octubre de 2023, apenas cuatro meses después de ser investido, Collboni puso en marcha el programa L’alcalde, a prop teu. Durante unos días, el primer edil traslada parte de su actividad a un distrito y desarrolla una agenda que, además de los actos oficiales, incluye visitas y encuentros con entidades de los barrios y la iniciativa Parla amb l’alcalde , entrevistas organizadas a partir de un llamamiento a través de las redes sociales de los propios distritos, de unos diez minutos de duración con ciudadanos que exponen cara a cara a la máxima autoridad local sus problemas, quejas y propuestas.
En estos encuentros nocturnos, en los que suele cocinar el anfitrión, no hay un guion preestablecido
Las cenas a domicilio han llevado hasta la fecha al alcalde a una quincena de domicilios de barrios muy diferentes entre sí. Terminada una primera ronda con una cena por distrito, está en marcha la segunda, que ha pasado ya por Sarrià–Sant Gervasi, Sants-Montjuïc, Eixample y Sant Andreu. La próxima semana estará en Sant Martí.
El primer paso en la preparación de estos encuentros lo suele dar algún consejero de distrito que tantea entre vecinos que no suelen asistir a los órganos de participación ciudadana, como los consejos de barrios, y que no están directamente implicados en las actividades del tejido asociativo local, la posibilidad de acoger en sus casas al alcalde. El número de comensales viene determinado la mayoría de las veces por la capacidad del comedor y ha oscilado entre 5 (contando al alcalde y al concejal del distrito) y una quincena de personas.

El alcalde con sus anfitriones en una cena con vecinos en el distrito del Eixample
LVG
Al anfitrión se le ofrece la posibilidad de cocinar o de que el alcalde lleve la comida ya preparada. Casi siempre se impone la primera opción. No hay un guion preestablecido con los temas de conversación, que van surgiendo entre manteles en función de los intereses de la familia que invita y del propio alcalde.
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La primera cena de estas características tuvo lugar en uno de los edificios apuntalados del barrio del Besòs, convertidos precisamente desde hace unos días en objeto de debate político por el temor a perder los fondos Next Generation que han de financiar un proceso de regeneración urbana. Otros barrios en los que el alcalde Collboni ha compartido cena y conversación –en algunos casos hasta pasadas las dos de la madrugada– son el Camp de l’Arpa, el Turó de la Peira, el Gòtic, les Tres Torres, Vallvidrera, el Carmel, la Vila de Gràcia, la Bordeta o Sant Andreu.
La vivienda, principal tema de conversación
Desde que puso en marcha esta iniciativa, el alcalde ha podido comprobar como las cuestiones que más interesan y preocupan a los barceloneses han ido evolucionando. Al principio inquietaba especialmente la suciedad de las calles, que el omnipresente plan Endreça se ha encargado de paliar. Sigue existiendo preocupación por la inseguridad –quizás algo menos que hace un par de años– y lo que ahora está en boca de casi todo el mundo son los problemas relacionados con el déficit de vivienda asequible.
Fuentes municipales conocedoras de estos encuentros nocturnos del alcalde con los vecinos afirman que en ningún caso la selección de los anfitriones –entre los que figuran desde parejas jóvenes a personas de edad provecta– se hace en función de sus simpatías o adscripción políticas. “No se trata de gente –aseguran– que vaya a regalarle los oídos al alcalde”.