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martes, abril 22, 2025

«Cancelado», la novela de Percival Everett que inspiró la película «American Fiction» ganadora del Oscar

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Thelonious Ellison es un escritor de narrativa, y también hijo, hermano, pescador, aficionado al arte y carpintero. Le gusta que lo llamen Monk, como su ídolo pianista de jazz. Tiene la piel oscura, el pelo rizado y la nariz ancha, y algunos de sus antepasados fueron esclavos. “Y he sido arrestado por policías de piel lechosa, y por eso la sociedad en la que vivo me dice que soy negro; mi raza es esa”, dice en el comienzo de la novela Cancelado (Planeta), aquella que había sido publicada en 2001 y fue recientemente reeditada por Percival Everett, escritor norteamericano y autor de, entre otras, No soy Sidney Poitier (2009), Los árboles (2021) y James (2024), con la cual ganó el Premio Nacional del Libro de Estados Unidos.

Cancelado volvió al ruedo en los últimos tiempos por haber sido la que dio origen a la galardonada película American Fiction, escrita y dirigida por Cord Jefferson, y cuyo mayor premio fue el Oscar al Mejor Guion Adaptado.

Tal como en esta el protagonista de Cancelado es el mismo escritor de mediana edad en crisis, aunque hay bastantes diferencias entre la novela y la película, sobre todo ciertas subtramas y detalles de contexto que hace 25 años eran una cosa y hoy, en el plano audiovisual, a sus “adaptadores” resultaron poco interesantes.

Lo cierto es que, en la novela, Monk escribe piezas literarias de baja venta conectándolas con relatos de la tragedia griega y además es un profesor universitario que escucha a Mahler, Charlie Parker, Aretha Franklin y Ry Cooder en discos de vinilo y CD.

Un escritor negro

De cuerpo atlético aunque no juega bien al básquet, se licenció con máximo distinción en Harvard aunque, según confiesa, odió todos y cada uno de los minutos de su carrera. De familia de médicos, se había afiliado en la universidad al Partido de las Panteras Negras, e ironiza sobre qué significa ser negro en la sociedad estadounidense y, sobre todo, ser un escritor negro.

Dice, en una especie de diario íntimo: “La dura y cruda realidad del asunto es que la raza era algo en lo que yo casi nunca pensaba, y las veces en que llegaba a pensar mucho en ello era porque me sentía culpable por no hacerlo. No creo en la raza. Creo que hay personas que me dispararán o me colgarán o me engañarán, o tratarán de detenerme, porque creen en la raza, por mi piel oscura, mi pelo rizado, mi nariz ancha o mis antepasados esclavos. Pero así es la vida”.

Monk visita a su madre y a su hermana en Washington, a la vez que presenta con poco entusiasmo una ponencia sobre Barthes y Balzac en un congreso literario. Su hermana médica, comprometida con las poblaciones vulnerables, no lo estima demasiado.

Monk sabe reírse de sí mismo, sabe que por momentos se convierte en alguien antipático. “Me caes bien porque eres inteligente. Entiendes cosas que yo no captaría nunca, y tú ni siquiera te paras a pensarlas. Eres de esa clase de gente, ¿sabes?”, le responde su hermana y reclama que escriba algo que ella pueda leer.

Ella misma se defiende de ataques de fanáticos antiabortistas, al tiempo que dialogan sobre la frágil situación de su madre, eje central que divide aguas en la familia.

En los recuerdos, como flashbacks, aparece una fiesta reveladora a sus quince años y también el padre, fallecido hace siete años, suicidado de un tiro luego de sufrir a lo largo del tiempo cuatro infartos.

El escritor Percival Everett. Foto: Wikipedia.
El escritor Percival Everett. Foto: Wikipedia.

Una endogamia llena de favores

Monk se encuentra con Linda Mallory, una escritora con la que supo acostarse, referente del congreso literario. Monk suele ser ácido con el mundo literario y académico, a los que ve en una endogamia llena de favores, apariencias, falsos status y débiles talentos.

Con pequeñas entradas donde se refiere a cuestiones de carpintería y de la pesca –como los serruchos y dónde conviene cortar, el duramen de un árbol, la penumbra y los peces, la habilidad de la trucha y su pesquisa–, la novela entra en una zona gris, cuando alguien lo insulta después de su ponencia y él recibe una amenaza de muerte en su hotel.

A la vez que admira obras como Sus ojos miraban a Dios, de Zora Neale Hurston, despotrica amargamente ante el éxito de Aquí los del gueto, de la escritora debutante Juanita Mae Jenkins, de quien abomina los clichés como literatura afroamericana políticamente correcta.

Monk no gana tanto dinero con sus libros y se siente un poco fracasado. Se enfurece cuando encuentra sus novelas en el casillero de Estudios Afroamericanos en una librería, garabatea ideas para próximos relatos en sus cuadernos y recibe un mail de su agente con el rechazo de su última novela, aunque, por otro lado, lo ascienden como profesor titular de su materia en la universidad. Nada, sin embargo, parece ponerlo feliz.

Cord Jefferson, ganador del premio al mejor guión adaptado por 'American Fiction', sostiene su Oscar durante la 96ª ceremonia anual de los Premios de la Academia. EFE/EPA/ALLISON DINNERCord Jefferson, ganador del premio al mejor guión adaptado por ‘American Fiction’, sostiene su Oscar durante la 96ª ceremonia anual de los Premios de la Academia. EFE/EPA/ALLISON DINNER

Todo se precipita cuando llega la peor noticia sobre su hermana, a lo que se agrega la penosa situación personal de su hermano. Planea tomarse un año sabático para mudarse de Los Ángeles a Washington para cuidar a su madre enferma de Alzheimer, la que lo sigue llamando “Monksie”.

Rechazos por no “encajar”

Recibe nuevos rechazos por no “encajar” con lo que pretende el mercado editorial y repasa con odio los argumentos “previsibles” de sus anteriores novelas, incluso las que tuvieron buenas ventas. Entonces, para salir de su propio abismo, decide cargar una hoja de papel en la vieja máquina de escribir de su padre y escribe una novela, “un libro que, sabía, nunca podría firmar con mi nombre”.

Tanto como Cancelado en su totalidad, que se lee como una sátira divertida y crítica de un tema, el de la cancelación, que hoy sigue siendo un debate inconcluso en el mundo de la cultura.

Fotograma de la película American Fiction. Archivo Clarín.Fotograma de la película American Fiction. Archivo Clarín.

A la par de otros autores reconocidos de la llamada literatura afronorteamericana como John Edgar Wideman, Jesmyn Ward y Colson Whitehead, todos identificados con la “narrativa negra” de James Baldwin a Toni Morrison, tal vez donde mejor se pueda ubicar a Percival Everett es cuando su preciado Monk se despide con un “no fijo hipótesis”, frase inspirada en Isaac Newton.

Cancelado, de Percival Everett (Planeta).

Redacción

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