
En la mañana del lunes 21 de abril, el mundo se enteró del fallecimiento del papa Francisco, de nombre secular Jorge Mario Bergoglio, tras 12 años de liderar la iglesia católica.
Su muerte se registró tras sufrir un derrame cerebral, tras experimentar una prolongada hospitalización por un cuadro de neumonía grave durante 38 días.
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Su última aparición pública ocurrió el Domingo de Resurrección, desde el balcón de la basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano. “Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua!”, fueron las palabras del sumo pontífice.
En Colombia, los feligreses recuerdan su visita al país del 6 al 10 de septiembre de 2017, que dejó llena de fe y esperanza a miles de personas, entre ellas Consuelo del Socorro Córdoba, una mujer víctima de la violencia de género por parte de quien era su pareja.
El papa Francisco, durante su visita a Colombia, protagonizó un encuentro que transformó la vida de Córdoba, debido a que ella ya tenía decidido someterse a la eutanasia; de hecho, el procedimiento estaba programado para el 29 de septiembre.

Córdoba, que ha vivido más de 20 años enfrentando las secuelas de un ataque con ácido y una enfermedad cerebral, tuvo el efímero, pero reconfortante encuentro con el sumo pontífice, razón por la que desistió de su decisión de acudir a la “muerte digna”.
Con toda la fe, Córdoba acudió a la Nunciatura Apostólica en Bogotá, donde el Pontífice se alojó durante su estancia en el país. Su intención era recibir la bendición del papa antes de someterse a la eutanasia y explicarle las razones detrás de su decisión.
La mujer no esperaba que el encuentro se concretara, pero mientras aguardaba entre la multitud, uno de los escoltas la llevó frente al Papa.
“Pensaba hacerme la eutanasia el 29 de septiembre, pero no me la voy a hacer porque Dios va a traer cosas grandes para mi vida”, expresó la mujer tras el emotivo momento con Francisco.

En ese breve, pero significativo momento, Córdoba le expresó al Pontífice su deseo de morir y le explicó que ya tenía todo listo para recibir la inyección letal. Sin embargo, el abrazo y las palabras que recibió del Papa le transmitió una nueva energía y esperanza.
“Le dije que quería morir y que el 29 de septiembre me aplicaban la inyección porque ya todo estaba listo (…) Este fue el rosario que me puso la eutanasia y me dijo : ‘No te vayas a aplicar la eutanasia, él mismo me lo dijo’”, relató Córdoba a El Rojo vivo de Telemundo, en 2021.
Tras el encuentro, decidió cancelar el procedimiento y buscar alternativas para mejorar su calidad de vida. “Voy a decirle al doctor que muchas gracias por la inyección, pero que se la aplique a otro”, dijo a medios de comunicación.
La historia de Consuelo Córdoba está marcada por un ataque que sufrió en 2001, cuando su exmarido, Dagoberto Ensuncho, la agredió con ácido, desfigurando su rostro y truncando su sueño de convertirse en estilista profesional.
Desde entonces, Córdoba ha enfrentado las consecuencias físicas del ataque y las serias dificultades económicas, viviendo de la caridad de otras personas ; incluso, en un momento llegó a pedir limosna en el transporte público de la capital colombiana.
Además de las secuelas del ataque, Córdoba padece toxoplasmosis cerebral, una enfermedad que agravó su situación de salud.
Pese a que ha tenido cuadros severos de depresión, Córdoba decidió someterse a cirugías reconstructivas con el apoyo de donantes que se ofrecieron a ayudarla a mejorar sus condiciones de vida. Infobae Colombia intentó localizarla para conocer su situación actual, pero no fue posible.